Capitulo XXXIV

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Después de esa muy larga charla haciéndome aclarar rumores vía Twitter, por fin pude descansar como me había recetado el médico.

Justin se había quedado conmigo luego de que le dijera las mentiras que tuve que articular para salvarme del contrato, al igual que él.

Durmió conmigo, mi cabeza apoyada en su pecho y acariciando mis cabellos, trazando círculos encima de su camisa. Era tan relajante que demoré un par de minutos en caer en brazos de Morfeo.

Justin era un peligro para mí y me estaba arriesgando demasiado, podía perder mi sueño por mi castaño. Estoy cada vez más segura de lo que siento, era muy apresurado y me daba miedo.

La reputación de mi novio no ha sido la mejor desde que iba en la etapa de Europa en su gira mundial, entiendo todo lo que pasó porque yo ni siquiera he salido de Los Ángeles y ya me he desmayado e insultado en público.

A la mañana siguiente, él ya se había ido. Si Adrien lo pillaba, ese sería mi fin definitivo.

No le conversé a Adrien de mis planes al cumplir los dieciocho. Tengo que hacerlo lo antes posible, no quiero que se entere de una forma inesperada o por sorpresa. Tampoco le comentaría a nadie sobre esto. Ya, cuando consiga todo por cuenta proa, el mundo estará listo; excepto mi manager, sabrá antes para que los trámites sean legales y estén mis cosas, a mi nombre.

(***)

Preparándome para el último ensayo de la gira y esperando mis merecidas vacaciones, luego vendría lo difícil: jet lags, gente asechando el bus y otras cosas.

Debo aprender a controlar mi vida antes de caer. Tal vez no solo yo puedo brindarle ayuda, después de todo, las personas nacimos para algo.

Salgo del "camerino", el cuerpo completo del tour está allí. Sonrío y doy un giro como modelando.

Estuvimos bailando unas dos horas, yo tenía un micrófono en la mano simulando cantar. Nadie querría que mi voz se pudiera mal a solo dos semanas de mi primer concierto.

Comimos algo rápido entre risas y palabras con poca importancia, en un momento dije que tenía que ir al baño y mientras yo me observaba en el espejo, Justin apareció. Obviamente me atrapó saliendo de este.

Ahora, frente al gran espejo de la sala de ensayos, canto la última canción; la más especial. Luego iremos al escenario real. Adrien quiere que vea su deseo cambiar posiciones.

Quedo asombrada al cruzar la puerta, la escenografía es simplemente... Perfecta. Me describe y transmite lo que dice el mensaje del disco.

Hay un micrófono gigante en el costado del escenario, luego está el piso blanco trazando un diamante, hay nubes proyectadas y las letras cuelgan desde el techo con las palabras que dije un día de reuniones; se la soñadora y yo soñaré contigo. Obvio que no todos lo interpretarían de la misma forma que yo lo hago, pero en una parte del show habrá un vídeo de mis comienzos –cuando es cambio de vestuario–, desde que empecé en YouTube hasta ahora. Hicimos vídeos de momentos que no se grabaron, por ejemplo la vez que canté fuera de aquella reunión de algunos representantes.

Esto lo hice para que nunca abandonen lo que más quieren.

Allí habrá una voz de fondo que explicara cada paso de mi carrera. El día a día de mi sueño.

Estoy tan orgullosa de mi, del equipo. Creo que lo malo siempre será el segundo plano, porque esto es lo que quiero vivir. Mi vida, mis sueños.

— ¿Podemos ensayar aquí? El último ensayo —hago un puchero—. Esto es tan perfecto que no puedo esperar a devuelta de vacaciones.

—Hay que preguntarle al resto, llevamos más de cinco horas ensayando, tal vez estén cansados —Adrien sugiere.

Miro al coreógrafo, giro la vista al encargado del grupo de música.

—Nosotros aún podremos hacer un ensayo más —sonríe Jonatan encogiéndose de hombros.

—Y nosotros debemos asegurarnos que la amplificación este en correctas condiciones.

Aplaudo lanzándome a los brazos del ojimiel como acto involuntario.

Estoy feliz y emocionada. Apenas puedo esperar a entregarle a la gente todo lo que tengo.

Uno... Dos... Tres...

Marcábamos los pasos de la tercera canción.

Opté por cantar el acto completo porque, a pesar de estar emocionada, los nervios seguían allí.

Justin observaba desde un costado y cada vez que los pasos de baile me dirigían a su dirección, le sonreía coqueta o le guiñaba el ojo; él se pasaba la lengua por los labios de su manera peculiar.

En una de esas me distraje tanto que con los tacones que llevaba –lo hago para acostumbrarme a bailar con ellos–, tropiezo. El dolor recorre mi cuerpo en segundos.

—Justin, ayúdame -sollocé.

Muchos se acercaron alarmados por el reciente suceso.

El tobillo me ardía y mis ojos se aguaban.

Mi novio me levantó diciendo que me llevaran al hospital inmediatamente. Aunque suene exagerado, es necesario.

Después de mucha felicidad y momentos buenos, algo malo debí venir.

Ya que nadie atino en brindarme ayuda; Justin corrió conmigo en sus brazos hasta su auto de último modelo.

Sobé mi tobillo de camino a la clínica en busca de alivio, pero nada. Seguía doliendo como el infierno.

— ¿Puedes apoyar el pie en el suelo? —luce preocupado. Niego con la cabeza—. Mierda, puede ser grave ¿sabes? Yo caí en un concierto y tuve que dar los siguientes con una bota.

— ¿Intentas subir mi ánimo? —dije de mal humor—. Porque si es así, está funcionando de manera contraria.

—Lo siento, es que estoy muy apenado debido a que tú gira comienza en dos semanas y si estoy en lo correcto, tendrás que pasar tu semana de vacaciones en casa. —Me encanta que sea así conmigo, él ha tomado mucha confianza en mí y estoy tan agradecida por eso.

Me doy cuenta de su lado humano que había perdido, porque la gente lo hizo así. Le quitaron muchas cosas que con trabajo consiguió.

Sigo con mi meta de que las recupere, y al parecer, lo estoy haciendo bien.

*****

Este tal vez sea el último capítulo antes del horario que dejé (los lunes y tal vez fines de semana, las actualizaciones. Por si no vieron la nota).

Entro a clases mañana, deséenme suerte.

Los amo, nos escribimos pronto.

XOXO

I can see the storm © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora