Capitulo LXIX

916 58 5
                                    

Estoy bebiendo, sola. Cada vez me siento más sola, nadie me ha llamado ni siquiera del trabajo. He enviado un mensaje a Mica pero al parecer ella lo está pasando bien y no tiene tiempo para andar cuidando a una niña que sufre.

El alcohol raspa mi garganta y no me gusta la sensación pero por lo que cuentan, te hace olvidar aunque Justin sigue en mi cabeza con o sin mis sentidos puestos.

Hoy es un día caluroso, por lo tanto, está perfecto para salir a tomar sol en la piscina. Busco entre mi desordenado closet un bikini que deje lo menor tapado así tener un bronceado proporcionado. Me miro al espejo mientras me cambio, estoy mucho más delgada y me pone feliz por un momento... Antes, esto era mi mayor anhelo.

Tomo nuevamente la botella de whisky junto a un par de hagas dirigiéndome a la terraza. Me tumbo en una de las camillas y el sostén me comienza a molestar. Es un recinto privado, nadie me puede ver así que le resto importancia.

Miro las nubes, mi único panorama. Me he pegado demasiado en el cielo este último tiempo, como si buscara respuestas que nunca llegarán. Veo los pétalos de las últimas rosas que me envió Justin en la piscina; blancas y rojas. Sonrío co nostalgia porque al fin y al cabo, estoy quedándome sola porque quiero. Él ha estado haciendo este tipo de gestos desde que le dije que no le creía, las polémicas se habían ido por parte de él hasta donde sé.

De repente el viento tiene más fuerza y levanta el agua, las pocas hojas que están en el suelo formando un escándalo por encima de mi. Entonces pasa un helicóptero por arriba de mi casa, cámaras. Dios, ni en mi propia casa se puede estar tranquila. Me doy la vuelta ocultando mis pechos sin algo que los cubra, la botella la dejo por donde no se vea pero de seguro ya captaron lo que querían; una situación comprometedora que pudiera salir en muchos sitios para hacerme mierda. Lo desean, así se ganan la vida.

Cuando me doy cuenta que se han ido, entro a la casa. Me despojo de la última prenda que tengo puesta y ando desnuda por la casa durante el reto del día.

Tocan el timbre y me pongo una liviana bata de seda que deja ver mis pezones erectos por el aire que les roza junto a la tela. Abro la puerta y veo a la persona que menos quiero ver ahora, tiene otro enorme ramo de rosas en la ma mano casi cubriéndole la cara por completo.

—Hola —dice tímido—. Nunca eres tú la que abre.

— ¡Justin! —Rio y le arrebató las flores—. Pasa, he estado extrañándote.

El alcohol seguía recorriendo mi cuerpo y mis sentidos estaban perdidos.

—Amy ¿estás bien?

—Es mi mejor que puedo estar —me lanzó en sus brazos y noto que está incomodo—. ¿Puedes creer que me quieren derrumbar? Hoy me atacaron desde el cielo.

—Amanda, mírame —me agitó haciendo que suba mi mirada hasta sus ojos—. Tranquilízate, ya entiendo porque me dejaste entrar. Estás pasada a alcohol, es malo para ti.

— ¿Qué importa? Estoy sola, nadie llama para preguntar cómo me siento, tampoco para saludarme ¿sabes lo miserable que es eso? ¡Tú lo sabes, lo viviste igual que yo pero tienes refugio, yo no! —Rompo a llorar en su hombro—. Mi peor miedo se está cumpliendo, estoy sola.

—Dame una oportunidad y jamás volverás a estar sola, nos queda poco tiempo para que salgamos de la mano al parque o a recorrer las ciudades, verás que vamos a superarlo juntos —acaricia mi cabello con tanta delicadeza que me relaja—. Respira, la presión es parte de este mundo y aunque yo no he lidiado con ella, tú eres consciente e inteligente de tus actos. Lo de hoy fue una estupidez que le pasa a cualquiera, una polémica de miles y la menos grave.

—Justin, si te doy esa oportunidad ¿volverás a dallarme e irás detrás de la primera que se te cruce?

—Estoy cambiando, te lo dije. Y es por ti que lo hago, dejemos de pensar en lo que pasará y centrémonos en el presente —evita mi pregunta.

—Eso me deja aún más confundida ¿por qué no puedes responderme?

—Porque me conoces, joder, una de las pocas personas a quien le he abierto mi corazón y sabes que me es incontrolable no hacer las cosas que hago muchas veces —gime—. Pero lo intentaré, estoy acostumbrado a mi vida, necesito madurar y sé que estando a tu lado de una forma u otra lo lograré.

Me dediqué a sentir su espalda trazando mis dedos en ella mientras me abrazaba. Rodeé su torso con mis piernas y me llevó a nuestro secreto. Las estrellas habían cambiado, solo el sol entraba por la gran ventana. Nos acostamos manteniendo el abrazo y sentía mi respiración más calmada. Él seguía brindándome caricias, mis ojos pesaban cada vez más.

(***)

Desperté agitada, asustada de que hubiese sido un sueño. Me ilusiona cada cosa que tenga que ver con él y lo siento, siento su brazo rodeándome, su respiración en mi cuello y su cabello haciendo cosquillas en mi barbilla. Olvidé la poca ropa que llevaba encima hasta que miré abajo y uno de mis pechos casi salía de la bata. Reí y mi cabeza punzó, bebí demasiado estos últimos días y supongo que por eso no había tenido resaca antes.

Acomodé lo que debía y luego me dediqué a observar su perfección exterior, me brindaba la tranquilidad que necesitaba de mí misma. Recordé las veces que despertábamos juntos luego de que yo fuera la que le consolaba, al parecer intercambiamos papeles.

—Buenas tardes, princesa —despertó conectando su mirada con la mía—. ¿Desea que este pobre callejero le sirva de algo?

—También eres un príncipe —reí ante su comentario—. Pero te agradecería un café y algo para el dolor de cabeza, supongo que encontrarás algo en esta vacía casa.

—Ya no estará vacía, será nuestro hogar desde ahora —nos damos un beso esquimal y sonrío como la loca enamorada que soy.

******

Como dije, actualizaré todos los días hasta que entre nuevamente al colegio :(

Aquí el capítulo de hoy, quizá hayan dos.

9 CAPÍTULOS PARA QUE TERMINE 😭😭

XOXO

LOS AMO

I can see the storm © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora