Capitulo LIX

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Mis oídos y mi cabeza explotarán si no me medico ahora. Justin está a mi lado en bóxer, así como yo dormí en interiores.

Mis intenciones eran dejarlo dormir hasta que despierte por sí solo pero al intentar salir de la cama paso a llevar uno de sus brazos con el cual me tuvo rodeada las horas que pudimos descansar; despertó unos segundos y volvió a cerrar los ojos. Sonreí por lo tierno que se podía mirar sin siquiera proponérselo.

Fue una noche loca que me hubiese gustado recordar, me pasé tanto de copas que no me dio para eso. Sé que me divertí y lo disfruté, con eso estoy conforme después de las estúpidas vacaciones que me dio mi manager ¡estuve en casa todo el tiempo! Aunque por parte, era uno de mis anhelos. Poder disfrutar con Justin un par de días, sin cámaras ni algo que nos hiciera enojar.

Tomo aspirina para el dolor de cabeza y sonrío inevitablemente. He sido feliz con lo poco que se me ha dado en estas semanas. La mejor parte es mi novio. Espero que dure el tiempo que debe durar, lo que el destino quiera. Ojalá, si llegamos a terminar, el sufrimiento sea nulo. Soy intolerante al dolor, aún más tratándose del corazón y su constante pelea junto a la mente.

Camino alrededor del mesón de la suit. Ayer no me detuve a observar la habitación. Es hermosa.

Voy al balcón, es temprano y hay una masa de gente allí abajo. La seguridad que han puesto aquí es el doble que la de mi país y Canadá.

Gritan al ver que agito mi mano. Las nubes del cielo están grises como si fuera a llover pero hace calor. El verano aquí es extraño.

Me gusto rápido, quiero recorrer la cuidad. Un nuevo continente; necesito recuerdo de lo que son mis sueños.

— ¡Despierta! —Me subo en la cama saltando, quizá su humor vaya a estar horrible—. ¡Serás mi guía turístico!

— Cálmate —su voz es ronca; mis ganas de lanzarlo y besarlo aparecen—. Me duele la cabeza como el infierno —se queja—. Espera a que mejore y vamos, o te buscas a alguien más.

—Te espero, quiero vivir esta experiencia con la persona que amo —le robo varios besos cortos haciendo que suelte un quejido, me tome de la cara con cierta desesperación y me bese con necesidad atrayéndome lo más que puede a su cuerpo. Mis manos se apoyan en su pecho, tocando su piel que empieza a quemar. Me separo para buscarle una pastilla a él también dejándolo con ganas de más. Tenemos mañana para hacer todo lo que él quiera. Mi próximo show será dos días después de hoy, tenemos tiempo.

Por mientras que mejora su resaca, pido permiso para saludar a los fans que deben de haber esperado desde la madrugada ahí afuera.

Bajo corriendo pasando mi mano por las personas que tienen las suyas estiradas. Me dan el megáfono que pedí unos minutos antes.

—Como escuché por ahí, muchos de los que vinieron aquí no tienen tickets para el concierto de esta noche ¡quiero que levanten las manos! —De las ciencias personas aproximadas, cuarenta o cincuenta levantaron sus manos—. Lamentablemente y cierto, el concierto está agotado. Ustedes me conocen, así que siempre llevo unos cuantos conmigo. Tengo diez para los que coreen más fuerte las canciones que tengo preparadas.

Formé un alboroto total, vino más seguridad para afirmar los barrotes de la reja. Reinante aquello.

Comencé con la canción que amaba, mi mayor éxito en un dúo. La que grabé con el ojimiel que me trae loca. Regalé el primer par de tickets a unas chicas que eran mejores amigas sacándome una foto con amabas. Me agradecieron con lágrimas y abrazos.

Canté un nuevo single que ni siquiera he lanzado pero por un adelanto que subí a mi cuenta de Instagram, se sabían una parte. Fue emocionante; llegué a llorar. Sin duda, son los mejores fans que puede uno tener.

Así fui brindando un mini concierto hasta que los boletos se acabaron. Me dio mucha pena ver las lágrimas de tristeza de quienes no lo consiguieron, por lo cual, los recompensé con una charla penal, ellos me hicieron sentir normal a mí también hasta que empezó a llegar más y más gente.

Me escoltaron ocho guardias y la seguridad intentaba mantener en calma el lugar. Antes que pudiera entrar al hotel, un chico corre hacia mi  tomándose una selfie borrosa porque lo llevaron lejos de forma bruta.

Así fue como muchos burlaron la seguridad e invadieron mi lugar de estadía. De inmediato, el encargado nos echó.

Fui a por mis cosas a la suit, esperé nunca haber presenciado la situación. Tanto afuera y adentro; mi novio, con la misma apariencia en la que lo conocí. Ojos rojos, cabeza gacha y un olor insoportable a marihuana. ¿Es realmente él o lo llevaron a esto?

Y ahí veo la respuesta; de la puerta del baño sale una morena que aparenta conocer a Justin, o lo conoce realmente.

— ¿Tú eres? —Pregunto.

—Ella Peige —me da su mano sonriente—. Por fin te conozco, amo tu música.

— ¿Cómo entraste y por qué le has dado drogas a Justin?

—Él es un viejo amigo, me ayuda con mi música cada vez que viene, igual con algo de promoción por un buen polvo, bueno; ahora no, tampoco me dijo la razón. Solo me invitó un porro —rió. Noté en ese momento que ella estaba drogada, solo sabía simularlo mejor y con maquillaje.

—Dejen de hablar como si no estuviera —dice serio pero ríe al segundo—. Bueno, Ella, creo que es hora que te vayas. Hoy soy guía turístico.

Le hace caso, pero yo no pienso salir así con él. De igual manera, tengo que hacerlo porque nos echaron.

Ordeno sus cosas y las mías esperando a que paré con sus risas que se vuelven insoportables.

Dejó caer mi cuerpo sentándome a su lado. Hago que apoye su cabeza en mi hombro, le brindó caricias y susurro:

—Saldremos de esta juntos, lo haremos y tendremos lo bueno por un largo tiempo.

Llaman a la puerta avisando que ya está listo para irnos al otro hotel.

Por lo menos sus ojos ya no están rojos.

*****

VOLVÍ, después de dos semanas.

Estas últimas han ido de la mierda, así que no tenía ganas ni imaginación para escribir pero he vuelto y ya estoy trabajando en el próximo capítulo.

QUEDAN SOLO 19 CAPÍTULOS PARA QUE ACABE LA PRIMERA TEMPORADA. Que rápido pasa el tiempo.

Nos leemos. XOXO

I can see the storm © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora