Capitulo LXXVII

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Las vacaciones en Dubái fueron espectaculares, nunca nos pasamos de la raya al salir por las noches y visitamos cada rincón que se nos hizo posible. La gente me dejó fascinada, muy simpáticas y conocí más americanos que los mismos residentes. Hubiese querido que el momento fuera para siempre.

Ya pasaron las dos semanas de ensayo y en horas es mi primer concierto acá en México. Sigo cansada, aparte que los cambios de horario me afectan demasiado.

Justin está acostado al lado mío con sus ojos cerrados pero sin dormir. Le acaricio su cabello y sonrío como loca enamorada. Este hombre me encanta y no me cansaré de decirlo cuántas veces sea necesario para que quede claro.

— ¿Listo para volver a la vida en avión? —Le pregunto debido a que abandonó mi tour en Europa y él está en su año de descanso.

—Si es contigo siempre estaré listo a todo —me mira. Me roba un pico y se levanta—. Creo que deberías conocer el Foro Sol, es grande y diferente a las arenas que has visitado. En Latinoamérica suelen ser enormes y ver a tantas personas en la noche cantando contigo, es hermoso. Te encantará.

Cambio mi pijama por un pantalón de chandal, normalmente lo uso para los ensayos. Una blusa de tirantes negra y un abrigo suelto junto a unas zapatillas deportivas. El escenario debe de estar listo desde ayer por lo que me dijo me asistente. Si, ahora tengo asistente, quién es un Adrien pero con menos poder. Se asegura de que haya hecho mis rutinas, chequea lo que tengo que llevar en la maleta y los vestuarios, simplemente hace todo.

Subimos a la van y la multitud se triplica al resto de los países que he visitado. Quizá por eso lo poco que dormí fue incómodo. Están cantando una de las primeras canciones que lancé cómo sencillo, ni se percataron que ya salí del hotel. Justin va en la de atrás porque estas son más pequeñas que las que teníamos en Estados Unidos, aparte es más seguro que vayamos separados.

Veo las calles, muchas de ellas siguen teniendo estructuras antiguas y hay otras más coloridas. Al llegar a Foro Sol, veo la enorme fila. Chequeo la hora local desde el móvil y son apenas las ocho de la mañana. Hay carpas y sacos de dormir en los primeros puesto. Quedo impresionada por la dedicación que toman en hacer esto. Bajo la ventana, se dan cuenta de mi presencia. Saludo con mi mano diciéndoles que son los mejores, que gracias por apoyarme a medida que avanza el coche. Por suerte, saben la consecuencia si me hubieran seguido, el puesto que tenían lo perderían. Se quedaron ahí mismo, niñas se tiraban al piso gritando que era lo más hermoso que vieron en sus vidas.

Me pongo a pensar en ellos, lo que han dado para estar hoy en el concierto ¿soy así de hermosa como piensan? ¿Soy perfecta? No, no lo soy y nunca lo seré. La perfección es algo irreal que la gente crea por admiración, amor u obsesión.

—Señorita Sawyer, ya puede bajarse —habla el chofer en un tono de "erres" muy marcadas.

—Lo siento, muchas gracias —bajo y mi novio ya está con los brazos abiertos esperándome.

—Justin ¿así también era contigo? ¿La gente espera tanto tiempo fuera para poder entrar?

—Siempre, quizá en Europa no te diste cuenta pero allí también lo hicieron. Acá en Latinoamérica se masifica porque quieren tener buen puesto. Los fans de aquí son los más dedicados —besa mi frente mientras caminamos a la entrada de la arena.

Como el ojimiel nombró antes, la arena es enorme. Es como las canchas de fútbol americano en mi país. Los asientos de las primeras filas están puestos de forma ordenada –cosa que creo, durará poco–, hay una gran parte que es el sector de pie, supongo que los fans que se encuentran fuera vienen a ese sector.

— ¿Este concierto está agotado? —Pregunto a mi asistente.

—El de aquí y el de arena Monterrey, tenemos un par de entradas para regalar ¿te parece si va algún bailarín? ¿O quieres invitar a alguien en especial? —Observa con mucha atención su planificador que lo lleva a cada lugar que va.

—No conozco a nadie que viva en México —rio, es la primera vez que visito el lugar—. Además, aquellos fans se lo merecen más que cualquier persona que conozca, han pasado horas allí afuera. Manda a Mike, de seguro les hará reír. Que lleve botellas de aguas para el resto y algo de pizza, aunque deben de estar totalmente preparados para hacer la fila.

Mi novio entrelaza nuestros dedos jalándome a su cuerpo. Mi espalda se apoya en su pecho y caminamos lento por el escenario. La distribución es más grande que en América, así que comenzaré a acostumbrarme desde ahora por los sitios que tengo que moverme. México será el único país con la escenografía del micrófono gigante, el resto son cosas más básicas; espuma, pelotazo de playa gigantes y pulseras luminosas que tendrán que devolver al salir del estadio.

Caminamos entre las galerías y el ángulo de las que se encuentran en los costados es muy bueno, se ve el escenario completo. Las de atrás tienen dos pantallas porque apenas me verían en el escenario.

— ¿Por qué las personas abajo se ven tan pequeñas desde aquí? —Articulo dirigiéndome a Justin—. Me refiero a que en el resto de arenas se ven bien, no era necesario elegir un sector en específico, a menos que sea uno del piso.

—Pregúntale al que hizo los planos, yo ni idea —se encoge de hombros.

De repente siento que me tira en su hombro izquierdo y grito, mi vista está en el suelo y mi novio ríe como maniático. Le pido que me suelte, que no es divertido porque baja unas escaleras y temo a que nos caigamos. Me suelta en una colchoneta de la escenografía y corre, yo lo sigo para golpearlo pero me canso. Sigo con los efectos del jet lag.

Latinoamérica, aquí vamos.

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LO SÉ, ES UN CAPÍTULO DEMASIADO MALO PERO ES QUE NO HABÍA NADA QUE AGREGARLE PORQUE SE VIENE EL ¡ÚLTIMO CAPITULOOOOO!!!

Dios, estoy tan NERVIOSA de escribirlo. El epílogo será algo largo, o eso espero.

¡Voten y comenten para que el último capítulo lo suba lo antes posible!

Los amo con todo mi zoncora, soy de ustedes; ahre AJAJAJJA

I can see the storm © j.b.Where stories live. Discover now