Capitulo LXXVI

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Tomamos vuelo a Dubái cerca de las tres de la mañana, haremos transborde y serán las quince horas más largas de mi vida, espero que valgan la pena.

(***)

Llegamos hace un rato y medio mundo ya estaba enterado; permitimos fotos hasta que el cansancio del viaje hizo efecto, sin embargo, miré las calles con el mismo entusiasmo desde que planeamos esto.

De camino al hotel Justin no aguantó y se durmió, yo estuve a punto cuando el chofer anunció la llegada. Comencé dándole besos por la oreja y bajé a su cuello, sintió la humedad de mis labios y gimió; sonreí al lograr mi objetivo.

—Llegamos —me subí a su regazo para verle la cara—. ¡Ups! —Me bajé corriendo del coche para demostrar falsa inocencia cuando sentí su paquete despertar.

Me reporté rápidamente al conserje para desaparecer por el ascensor y ver a mi novio recién entrando por la puerta. Le mostré coqueta la tarjeta de la habitación y solo bajó la cabeza negando.

Una vez dentro, me deshice de mis ropas dejándome en una sexy lencería. Él llegó unos minutos más tarde.

(***)

Despertamos hace dos horas, ya tomamos desayuno y es hora de recorrer la ciudad. Jumeirah Mosque es nuestra primera parada, es un tipo de palacio con estructura árabe, por las imágenes que vimos antes el lugar debe ser maravilloso. En la playa de Jumeirah nos subiremos a un yate hasta Isla Deira, pasaremos la noche allí junto a una fiesta electrónica que se brindará como suele hacer en las noches aquí. Los panoramas nos sobrarán porque el trabajo nos llama a ambos a pesar de las vacaciones que tomamos.

Justin no deja de mirarme durante el camino al palacio, este hombre me hace feliz. Mi felicidad está expuesta en su máxima expresión y la gente está feliz por eso también, siento que vuelvo a la superficie de ese profundo hoyo y que es gracias a Justin, quién me cuida y protege. Es mi ángel de la guarda porque me vela de noche y día aunque los días de él sean difíciles intenta animarme. Después de esperar toda mi vida a alguien que solo me quiera, conseguí el mejor premio; el amor de una persona que me entiende y ayuda pase lo que pase. El pasado ya lo he pisado y estoy lista para vivir mi presente y futuro con el chico que se encuentra a mi lado.

Bajamos de la limusina –ni idea porqué nos pasaron una de estas– de la mano, sin tener que ocultar algo. Una de las cosas que me gusta de aquí, es que respetan la privacidad de gente que exponen mundialmente, es el caso de mi novio y yo. La tranquilidad abunda alrededor del Jumeirah Mosque a pesar de la gran cantidad de turistas que se toman fotos delante de la gran construcción.

—Quiero subir esto a instagram —le aviso a mi ojimiel enfocando la cámara del móvil enfrente, poniendo de fondo el hermoso lugar.

Me da un beso en la mejilla y yo arrugo la nariz. Ha salido preciosa. En la descripción escribo algo simple que el significado lo sabemos dos personas "corriendo como niños en un lugar desconocido"; una canción que nunca saldrá a la luz, nuestro pequeño secreto que durará para siempre. Después de eso apagué el móvil.

No faltaban las personas que paraban a tomarse fotos aunque les pedimos con mucha amabilidad que nos dejaran en paz. Son nuestros días libres, a pesar de que posar no requiere mucho esfuerzo, cansa mentalmente y arruina el día perfecto. Lo bueno es que ellos entendieron y ahora caminamos con normalidad, guardamos el momento en nuestras memorias como debe ser, compramos algunos recuerdos que los vendedores ambulantes. Reíamos a cada rato y observábamos a los artistas callejeros dejándoles un par de dirhams que son las monedas del lugar, algo impresionados por la cantidad de dinero daban las gracias en su idioma.

Dio las cinco, abordamos el yate. La fiesta comenzaba temprano pero nos daban dos horas para prepararnos. La gente es organizada en estos temas, en mi habitación ya habían varios vestidos de lentejuelas y tacones de varios tamaños. Obviamente cada huésped financiaba su estadía junto a los derechos que querías tener; lo que pides al reservar la noche es tuyo. Esto es puro lujo, los turistas que toman estos viajes deben tener mucho dinero. Pienso que es un desperdicio pero me arrepiento de ello cuando veo que vale la pena tanto el paisaje, la gente, la cultura. Es tan diferente a América y el resto de países que he visitado.

Si hubiese tenido dinero antes de ser famosa dedicaría mi vida en recorrer el mundo de forma libre. Tengo limites por ser reconocida pero sin ello yo estaría en mi casa diciéndole a mi madre que quiero un nuevo teléfono o viajar a otro estado que era lo que nos podíamos permitir. Viajar al extranjero era difícil porque yo seguía en clases, el dinero nos sobraba pero no era el justo para estos gustos. Joder, extraño a mi madre en este momento. Me encantaría que viviera este momento conmigo.

— ¿Lista, amor? —Llama Justin desde la puerta que separa la habitación del baño, que es donde me encuentro.

Chequeo una vez mi vestido corto, mi maquillaje y los zapatos no muy altos que llevo puesto. Quiero bailar y evitar accidentes a su vez.

—Hoy quiero disfrutar todo lo que no pudimos por culpa de la prensa, del contrato. Somos libres ahora y que mejor que serlo contigo —me lanzo a sus brazos dándole un beso salvaje, lo corresponde y me separo advirtiéndole que es noche de fiesta.

Corrimos a la salida, la música se escuchaba bajo aún pero la gente iba llegando cada vez más al punto de encuentro. Un pequeño escenario adornaba el recinto, luces de colores iluminaban en diferentes direcciones. La idea de que comenzara a todas el dj y no ser yo la que iba a presentar me fascinaba. Disfrutar un show puede ser mil veces mejor que darlo.

Los días en Dubái serían inolvidables.

I can see the storm © j.b.Where stories live. Discover now