Patch sigue amando a Nora cómo el primer día que la conoció.
Decidieron vivir juntos una vida tranquila, pero ¿realmente los dejarían lograrlo? Su amor siempre se vio afectado por arcángeles, ángeles caídos y nefilim ¿ qué pasaría si una especie nue...
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Recogí a Brooklyn a las 6 . llevaba un excitante vestido escotado de color azul . su escote me estaba volviendo loco . ¡me fascinaba.!
– luces hipnótica – la saludé .
– no estaba segura de este vestido – hizo una mueca.
– fue una buena elección .
Patch iba llegando en su moto . se bajo y nos observó.
– ¿a qué se debe tu grata visita ?– preguntó Patch . su voz tenía sarcasmo.
– llevaré a Brooklyn a cenar – respondí.
Patch miró a Brooklyn , como evaluándola . sus ojos se detuvieron en su escote. Su rostro se torno serio. pues se le había borrado la sonrisa.
– cubrete – le ordenó , señalando su escote .
– papá así es el vestido ...– habló brook.
– estoy seguro que Dorian no tiene ningún problema en esperar en lo que vas y te cambias el vestido. – sonrió pero carecía de gracia . era una sonrisa más bien de " más vale que te cubras o no vas"
– iré por un abrigo – obedeció.
Solté una pequeña carcajada . él arqueo sus cejas . – ¿ que pasa Patch, temes que intente algo obsceno?
– debes aprender a controlarte más – noté un tono de advertencia – estabas idiotizado mirando dentro de su escote , lo cual te hace ser un imbécil porque lo haces enfrente mio. Si eso es estando yo ... – dejó colgando la oración – más vale que la respetes Dorian!– amenazó.
– Patch entiende . tu hija me trae vuelto loco , soy hombre .– expliqué – ¿ qué hombre no desea a la mujer que ama? Estoy seguro que pasaste por lo mismo con Nora.
Mostró una sonrisa obscura.
– no le dices eso a su padre. – me pegó con el puño en mi estómago. Me dejó sin aire.
– maldición , Patch. – me ahogué. Tiene una fuerza increíble.
– papá – grito Brooklyn – ¿¡ por qué lo hiciste !?
– entra a la casa – le ordenó – se cancela la cena.
– ¿¡ qué!? – preguntó.
– obedece.
Brooklyn entró a la casa . dejándonos a Patch y a mi solos.
– por tú bien , espero y mi hija siga siendo...
Abrí mis ojos y lo miré .
– no la he tocado...
– me alegra oírlo – me levantó del saco.
– ...aún – completé mi oración.
Me volvió a soltar un puñetazo pero esta vez en mi mandíbula.
