Finale (Parte II)

Dorian:

Broockyn caminaba a mi lado, le habíamos prometido a Daimon que lo íbamos a traer al Delphic ya que nunca había salido del infierno a conocer lugares por que su nivel de crueldad era muy alto para los seres humanos, pero ahora que se sabe controlar...

A una pequeña, se le estuvo a punto de tirar su bola de nieve pero Daimon intervino, haciendo que el helado regresara.

- Su lado angelical sale a flote

- son indicios muy vagos- respondió Broock.

- al menos los tiene, ¿ no es lo que querías? Que Daimon tuviera control sobre sus ambas personalidades.

- Daimon es muy astuto, podría estar fingiendo.

Me reí

- ¿con qué objetivo? No gana nada con jugar a ser el ángel.

- no lo sé-  dijo inconforme-  quisiera más de él, que hiciera algo verdaderamente heroico.

- le exigen demasiado.

Me miró

-¿ demasiado? Tú viste cómo absorbió las almas de esos hombres, lo disfrutaba.

- y ahora es más poderoso de lo que era.

- su demonio es más poderoso, en cambio su ángel es débil; las acciones que hace es poco para lo que ha avanzado su álter ego.

- nació y ha crecido en el infierno, ¿ qué esperabas?

Se estaba molestando.

- ¿ por qué siento que te importa poco que sea tan cruel como el mismo Satán?

Me quedé serio.

No me atrevía a contarle a Brooklyn que Daimon no era único en su especie, que hace siglos atrás apareció alguien como él y que su único objetivo que tenía era eliminar a cualquier ser semejante a él, sólo por que quería ser único y que por eso me interesaba tanto que su lado demoníaco se fortaleciera tanto como fuera posible para que así pudiera defenderse si ese imbécil se presentaba en su camino...

- tonterías-  besé su mejilla-  me interesa tanto como a ti, sólo digo que debes darle aunque sea un poco de confianza.

Suspiró.

Rommel:

Katherine compraba su algodón de azúcar y mientras yo la miraba, me preguntaba ¿ cuándo me había enamorado ? Yo no era un tipo para ella, rudo, sanguinario, yo no tenía tiempo para detalles y romanticismo...

Regresó contenta con su algodón

La miré fijamente al rostro y mi única reacción fue desviar la mirada, cerrar los ojos y soltar mi respiración lentamente.

dios... como me fascina esta mujer.

- ¿ pasa algo? - preguntó.

Tragué saliva.

- pasa todo.

Arrugó el ceño pero antes de que pudiera preguntarme algo,  cambié de tema.

- ¿ me darás un poco de esa cosa que has comprado?  Jamás la he probado.

- te has perdido de mucho, son mis favoritos.

Tomó un pedazo me lo puso en la boca.

- ¿ y bien?

- convivir con los habitantes de aquí me hace olvidar lo que soy.

- ¿ eh?

Me reí.