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Katherine veía televisión cuando llegué.

– kath , ¿ qué miras? – tomé un vaso de agua .

Ví que cambió el canal.

– nada – mintió.

– sabes que no me gusta que veas programas de violencia y es lo que estabas haciendo. Me desobedeces y por si fuera poco, mientes. – me acerqué a ella y le tendí la mano – dame ese control. No veras televisión por una semana.

Me lo entregó de mala gana.

– ¿ en dónde está tu madre?

No respondió.

– ¿ quieres un castigo de dos semanas? Perfecto.

– ¡ no, ya! – se apresuró a decir. – se sintió mal después de recibir una llamada y fue a recostarse.

¿ llamada? ....
Traté de no preocuparme tanto. Después de todo , las embarazadas tienden a estar muy susceptibles.

Me giré en dirección a las escaleras.

– sobre el castigo...– intentó.

– dos semanas. – respondí a la mitad de las escaleras.

– ¡ pero dijiste que sólo era una!

– y después dije, dos.

Entré a la habitación y la cama estaba vacía.
Entré al baño y nada.

Caminé por toda la casa, buscándola.

¿ en dónde podría estar Nora?

Joder... Tal vez le volvieron las alucinaciones.

– ¡ katherine! – grité bajando las escaleras.

Se sobre saltó.

– no hice nada esta vez – dijo.

– tu madre no está,¿ la viste salir?– negó con la cabeza.

– joder... Trata de tener una visión katherine.– la senté en el sofá.– concentrate

Me obedeció. Tardó unos minutos en volver.

– un hombre – dijo – alto, fuerte y castaño. Con la apariencia de un toro.

– ¿ qué pasa con ese hombre?

– yo... No sé. Fue lo que acudió a mí.

– esfuerza te katherine. Qué más?– insistí.

Volvió a indagar. Y abrió los ojos de golpe

– no está despierta ...– susurró aún perdida – está tirada en el suelo de tierra, hay árboles a su alrededor. Hace frío y el hombre está escondido tras los árboles.

Volvió de golpe .

– ¡ ese hombre la tiene!

– ¿ cómo es posible que haya entrado?  Yo no lo sentí – dijo Abner que de pronto apareció bajando las escaleras.

Yo si sabía cómo había entrado sin ser notado . utilizó devilcraft.

– quedate con tu hermana.– le ordené a Abner

– no puedes ir sólo.

– ¡has me un jodido favor. Obedeceme!

Era hora de utilizar lo hace mucho tiempo no había usado....

Encendí el rastreador de Nora, que había puesto en el collar que le regale y el cual nunca se quitaba.

Su ubicación exacta no tardó en llegar .

Finale (Parte II)Where stories live. Discover now