La boda

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Todo estaba casi listo en la mansión de los Smith, las amigas de Emily estaban presentes: Hermione, Tonks, Ginny, Sasha, Gloria y Espina, pues Boris se encargaría de arreglarlas.

Después de aquella desagradable reunión en casa de los Malfoy, Severus regresó a su casa. Todavía no podía creer que dentro de pocas horas, Emily Smith se convertiría legal y oficialmente en Emily Snape y que por ende sería suya para siempre. No podía sino imaginarla caminando hacia él del brazo de su orgulloso padre. Severus jamás había sido un hombre expresivo, pero al menos mientras estaba en su casa, lejos de las miradas de los demás se permitió sonreír de pura emoción...

Se dio un baño, tomó la túnica de gala que había adquirido en la tienda de madame Malkin, la colocó dentro de un maletín y con una gratísima sensación de alegría y nerviosismo, se marchó a la mansión de los Smith a través de la red flu. 

Las chimeneas de la mansión Smith estaban celosamente custodiadas por los funcionarios de seguridad del ministerio de magia y solo podían aparecer por ellas las personas a las que la familia había autorizado previamente.

Emily y sus amigas estaban en la habitación de la cantante, aquello era todo un revuelo, los vestidos y túnicas iban y venían de mano en mano.

¡Pásame el mío, Emily! voy a alisarlo un poco solicitó Espina extendiendo la mano.

Aquí tienes... ¡Eh! Espera un momento. Este vestido no tenía esta abertura en la pierna se extrañó Emily, examinando la pieza con más detenimiento.

Es un pequeño arreglo que le hice, amiga. Ya sabes, anteriormente era hermoso pero no muy sexy contestó la baterista, recuperando el vestido mientras le pasaba la varita por encima para deshacerse de las arrugas.

Emily negó con la cabeza mientras reía.

—Por cierto, Emi añadió Espina, tomando luego a su amiga del brazo mientras la apartaba de las demás—. ¿Qué te pareció el regalo que te envié?

Sabía que me preguntarías eso contestó la cantante riendo y dándole una palmada en el brazo a su amiga mientras sus mejillas se iban ruborizando cada vez más y más.

Como sea ¡contéstame! ¿Te gustó?

Bueno... sí, aunque...

¿Aunque qué? No seas tonta, te conozco, así que no es un modelo demasiado atrevido. Es solo un camisón algo diferente a los piyamas de pantalón que usas habitualmente. Éste es apenas un poco por encima de la rodilla, tiene encaje en el busto, en fin, una pieza sensual, pero delicada, nada vulgar. Pertenece a la colección Seducción de nuestro amigo Donatello. Ya sabes que sus últimos diseños en ropa interior: piyamas y demás lencería, están como para desmayarse... aunque, bueno el que se va a desmayar es Snape cuando te vea con eso puesto.

¡Espina! exclamó Emily sin poder aguantar la risa—. Bueno, la verdad es que sí me gustó, y mucho, porque como dices no es nada vulgar. Es solo que no estoy acostumbrada a usar piyamas así, únicamente los de pantalón y...

Pues ahora tendrás que desacostumbrarte porque eso no tiene absolutamente nada de sensual ¿Cómo se supone que vas a seducirlo todas las noches?

La rubia cantante entornó los ojos mientras sonreía y se ruborizaba, pero casi al instante un golpeteo en la puerta distrajo su atención, de modo que se fue a abrir y al hacerlo, encontró a un elfo domestico.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now