Dolor

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La misión está cumplida, señor aseveró Snape con voz monocorde, totalmente sereno y con una mirada inexpresiva pese al hilo de sangre que resbalaba detrás de su oreja izquierda y que al parecer provenía de su cabeza. Los brazos eran los más maltratados, las mangas de la casaca estaban rasgadas y la piel lacerada.

Frente a él, Voldemort esbozo una mueca que parecía querer emular una sonrisa. Los terribles ojos rojos se iluminaron al escuchar la noticia, parecía estar tratando de asimilarla. La mirada iba de Snape a Draco que estaba parado al lado de éste y miraba a su madre con ojos asustados. Narcisa, junto a Voldemort, tampoco le quitaba la mirada de encima a su hijo pero no se atrevía a acercársele entretanto el Señor Tenebroso no lo entrevistara pues él ya había indicado previamente que no quería interrupciones una vez que el grupo llegara. La señora Malfoy se devanaba el cerebro tratando de comprender como era que su hijo, su mimado bebé, había acabado con la vida de uno de los magos más extraordinarios y poderosos de toda la historia británica, pero la respuesta solo podía ser una sola y le llegó de pronto a la mente con nombre y apellido: Severus Snape, pero de aquella respuesta surgía otra pregunta más inquietante ¿Qué sucedería ahora si Voldemort se enteraba de eso?

¿Entonces es un hecho? inquirió el mago oscuro preguntándole a nadie en particular mientras miraba al piso y se paseaba por el vestíbulo de Malfoy's Manor. La fiel Naginni le seguía los pasos, arrastrándose junto a sus tobillos—. El viejo... ya no está, se ha ido, dejará de ser un estorbo.

Así es, mi señor respondió Bella feliz de verlo tan extasiado de alegría y orgullosa de haber participado en la misión.

¡Shhh! la hizo callar su hermana—. Será mejor que no lo interrumpas y te vayas a tu habitación.

No eres quien para darme ordenes, Cissy rebatió Bellatrix molesta.

Pero yo sí y deseo que te marches espetó Voldemort, deteniéndose para mirarla.

Pero... pero... Señor, yo...

Quiero que todos salgan de aquí y me dejen a solas con Snape, Narcisa y el muchacho ¿Entendido? Eso sí, estén atentos a mi llamado. El primer paso ya se dio, la hora se acerca...

Ligeras explosiones se oyeron por toda la estancia mientras los mortífagos se desvanecían en el aire.

¿Cómo fue? ¿Te costó mucho hacerlo? inquirió Voldemort, quitándole un mechón de cabello del rostro con la punta de su varita a Draco. La fría mirada serpentina buscaba la asustadiza del muchacho pero éste insistía en mirar al piso—. ¡Mírame! ordenó con voz vehemente.

Draco alzó los ojos enseguida tratando de parecer más solemne que asustado pero el temblor de sus labios delataban la angustia que sentía, jamás olvidaría la mirada de Emily ni sus palabras, Narcisa trataba de regular la respiración y Snape solo deseaba que se acabara ese momento.

Señor, yo... le juro que lo intenté, una y mil veces lo intenté pero él... fue difícil, no sé por qué no pude.

¿Quieres decir que... no fuiste tú? preguntó Voldemort deteniendo la varita bajo el mentón del muchacho. Narcisa ahogó un grito e intentó acercarse en un rápido movimiento pero Voldemort, adivinando su intención, se lo impidió inmovilizándola con tan solo girarse a mirarla.

Te llenaste de cobardía, ¿no es así? volvió a preguntar el mago oscuro—. ¡INEPTO! gritó mientras le daba una bofetada y Draco caía al suelo, llevándose una mano a los labios comprobando que sangraban un poco. Lágrimas de impotencia y angustia brotaba de los ojos de Narcisa—. Entonces... ¿Quién lo hizo? preguntó luego con voz susurrante.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now