¿Qué oculta Draco?

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Severus respiró profundo y cerró los ojos al traspasar las verjas que antecedían al lujoso hogar de la familia Malfoy, el corazón le latía muy aprisa y la marca en su antebrazo izquierdo comenzaba a escocerle, pero en el rostro continuaba manteniendo aquella impávida expresión.

Algunos pavos reales albinos amontonados en medio de un ancho camino que serpenteaba hasta la casa, se esparcieron con espaviento para darle paso. Snape preparaba su mente como tantas otras veces debía hacerlo para poder soportar esas reuniones que tanto le asqueaban y que a la vez tanto necesitaba para poder contar con una herramienta sólida que pudiera utilizar a favor de la Orden y en contra del Señor Tenebroso. Lo que más le desagradaba además de saberse uno de los favoritos del mago oscuro (aunque ese era un punto a su favor) era tener que departir con Roger Carter y Julieth Malfoy, aunque en el fondo sentía satisfacción al recordar su último encuentro. 

Subió las escaleras que conducían al gran portal del vestíbulo que al percibir su presencia se abrió inmediatamente. Como siempre, la casa parecía invadida por una terrible energía. Un tímido y asustado elfo domestico lo saludó con una reverencia y lo guió hasta una habitación junto al vestíbulo donde ya se encontraban reunidos todos los mortífagos, al parecer esperando su presencia y la del Señor Tenebroso. 

Todas las miradas se posaron sobre él, pero la más pesada era la de Julieth que respiraba de forma entrecortada, como si recordara el momento en que él la había torturado, parecía que con solo mirarlo quisiera lastimarlo también o hasta matarlo. Los labios de Snape se curvaron en una incipiente sonrisa irónica al descubrir a Carter junto a Yaxley. El ridículo copete castaño del hombre había desaparecido, convirtiéndose ahora en un fleco que cubría su frente donde a través de los mechones se dejaban entrever algunos trazos rojizos.

¡Buenas noches! saludó Snape entre dientes.

¡Buenas noches, Snape! respondió Bellatrix—. Ya era hora de que llegaras ¿Quién te crees que eres? ¿El Señor Tenebroso?

Él ignoró el comentario y se acercó a Narcisa para saludarla y en ese preciso instante, un leve sonido de explosión se escuchó en el lugar seguido de una extraña niebla negruzca que al disiparse, dejó ver a Voldemort, Colagusano y a la fiel Nagini. Sus ojos serpentinos recorrieron todo el lugar y su boca sin labios esbozó algo parecido a una sonrisa al mirar a Severus Snape. Inmediatamente como obedeciendo a una orden, casi todos se postraron ante el recién llegado, solo Severus permaneció de pie apenas inclinando ligeramente la cabeza mirando al suelo mientras sus manos se crispaban en puño dentro de la casaca.

¡Ya levántense! ordenó Voldemort con voz sedosa pero complacida.

Colagusano se apresuró a apuntar el suelo con la varita donde hizo a parecer de la nada una silla muy alta, parecida a un trono. Parecía hecha de plata y tenía almohadones verde esmeralda. Voldemort tomó asiento y por instinto los demás hicieron lo mismo alrededor de él pero en sillas de caoba que ya estaban dispuestas ahí.

Bien... comencemos sin rodeos dijo Voldemort recostando su codo derecho de uno de los reposabrazos de la silla plateada, luego posó sus ojos sobre Severus y abrió la boca pero la voz de Carter lo interrumpió.

—¡Mi señor! —dijo este alzando con timidez el índice derecho a la altura de su rostro mientras se levantaba de la silla, acercándose a la del Señor Oscuro—. Disculpe la interrupción pero tengo algo muy importante que decirle.

Julieth abrió los mucho ojos mientras intentaba en vano hacer que Carter volviera a sentarse.

—¡Roger! ¡Hey, Roger, ven aquí! ¡Maldición! —susurraba la mujer en medio de las miradas atónitas de los demás mortífagos.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now