La fiesta

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Eres un inútil, un completo imbécil, Roger. ¿Cómo demonios te dejaste ver ante todo el mundo? pugnó Julieth en la sala de la casa de los Malfoy. Se habían reunido allí como hacían siempre para discutir lo sucedido el día del ataque a Freeman. Muy a pesar de las protestas de Narcisa, usaban la casa de los Malfoy como una especie de cuartel para organizar mejores estrategias y planes de ataque, todo con la venía de su amo, como si Narcisa fuese uno más de los cuadros que adornaban las paredes de la mansión. 

Bellatrix también lo hizo argumentó el hombre.

¡Serás idiota! soltó Julieth. 

Todo el mundo sabe lo que soy espetó Bellatrix con desenfado—, pero a ti solo te tenían por estafador ¡Por Merlín! Es cierto lo que dicen por ahí... No se puede mandar a un niño a hacer el trabajo de un hombre.

¡Tengo treinta años, no soy ningún niño!

Pues para mí lo eres y además porque eres un inepto ¿En qué estaba pensando el Señor cuando te admitió en las filas?

Mi único error fue que se me cayó la máscara, pero ya viste de lo que soy capaz ¿Viste mis Cruciatos?

Nada mal para un principiante, pero pudiste haber infringido más dolor analizó Julieth encogiéndose de hombros—, pero es algo que aprenderás con el tiempo... En cuento a mí, no pueden negar que mi Avada Kedavra estuvo de lujo. Gracias a mí ese cretino no volverá a hablar de nosotros y mucho menos del Señor.

Te me adelantaste porque era yo quien quería acabar con él espetó Rodolphus lacónicamente—. Llamarnos lacayos... ¡Maldito cretino! ¿Quién demonios se creía que era, ese asqueroso mestizo?

¡Por Merlín! ¿Y qué sucedió con los aurores? inquirió Narcisa nerviosa—. ¿Qué tal si vienen aquí de nuevo para registrar la casa? Ellos saben que eres mi hermana, Bella.

Ese es tu gran problema, Ciccy.... Eres una miedosa incorregible. Espero que Draco sea mejor que tú y tu marido.

No pienso seguir admitiendo comentarios así en mi casa espetó Narcisa tomando su bolso de mano mientras se dirigía a la chimenea—. Será hora de que me respetes.

Descuida, hermanita, no lo decía para que te molestaras dijo Bellatrix en tono de burla—, pero es la verdad, espero sinceramente que Draco esté a la altura del Señor.

¿En serio lo crees? preguntó Julieth con sorna tras una risotada—. Ese es otro... frágil, estúpido y lo que es peor... amigo de una maldita traidora a la sangre.

¡Cierra la boca, Julieth! —espetó Narcisa con decisión mientras sacaba de su bolso la varita para apuntar a la cara de la mujer que también sacó la suya y parecía sorprendida—. No te atrevas nunca más a referirte a Draco de esa forma. Voy a salir ahora mismo y cuando regrese, no quiero verte en mi casa. Lárgate a la tuya y... lamentablemente con ustedes dos no tengo opción añadió después mirando a Bellatrix y a Rodolphus Lestrange—. Ya estoy harta de verlos reunidos en mi casa.

¿A dónde irás? dijo Julieth por toda respuesta, cayendo en la cuenta de algo.

Ese no es asunto tuyo, entrometida soltó Narcisa arrojando polvos flu sobre la chimenea.

No creas que no sé que hoy es el cumpleaños de esa perra, lo dicen todos los periódicos... Irás allá, ¿no es cierto? Irás a Hogwarts. ¡Como quisiera tenerla enfrente y arrancarle al mocoso ese que lleva en su vientre!

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now