No siempre el triunfo trae alegría

246 29 0
                                    


El hueco del retrato de la sala común de Gryffindor se abrió abruptamente dando paso a Emily. Sus pupilas estaban dilatadas, su tórax subía y bajaba a causa de la respiración agitada. En la sala solo estaban Harry, Ron, Hermione y Ginny pues afortunadamente los demás ya se habían retirado.

Harry elevó la mirada y al encontrarla con Emily sintió que su corazón comenzó a latir más de prisa, mucho más de prisa que el repique de bombos y platillos de la batería de Espina en el solo de Baila como un hipogrifo ya se sentía bastante mal por lo que había sucedido pero que Emily estuviera presente allí, juzgándolo nada más que con su mirada era la gota que derramaba el vaso. Los demás también elevaron la mirada y al ver a la cantante esbozaron una expresión de sorpresa.

—Solo quiero saber por qué lo hiciste, Harry —dijo con una expresión parca (muy rara en ella)—. Tú no eres un mal chico pero... ¿Tanto es el odio que le tienes a Draco?

—No lo hice con mala intención, Emily, es decir...

—¡Chicos! Debemos irnos —dijo Hermione rodeando a Ginny con un brazo para conducirla escaleras arriba—. ¡Ronald!

Ron caminó detrás de su novia y su hermana con resignación pero al llegar al balcón echó una última mirada abajo.

—Está furiosa —comentó con una mueca de consternación.

—Todo estará bien —dijo Hermione desde el umbral de la puerta de la habitación—. Harry actuó inconscientemente es verdad pero no lo hizo por maldad.

—Solo se defendió —añadió Ginny desde el umbral de su puerta con la mano en el picaporte—. Draco lo atacó primero.

—Es cierto pero... creo que Harry tiene que deshacerse de ese libro —comentó Hermione.

—¿Cuál libro? —preguntó Ginny con curiosidad.

—¡Vamos, Hermione! —dijo Ron encogiéndose de hombros—. Solo debe tener más cuidado, hay hechizos grandiosos allí.

—¡Ya vámonos! —apremió Hermione.

Ron y Ginny suspiraron con resignación.

—¿Cuál libro, Ron? —inquirió Ginny de nuevo.

—Supongo que lo sabrás mañana respondió éste antes de perderse también detrás de su puerta.

—¡Tarado! expresó su hermana antes de irse a dormir.

Abajo, Harry permanecía mudo mientras Emily lo miraba con expresión adusta.

—Sé que Draco no es ningún pastelito de moca y también sé que algo debió hacerte para que tú respondieras atacándolo. Él es de los que atacan primero, lo conozco demasiado bien pero Harry, no debiste atacarlo de esa forma tan horrible. Está sufriendo mucho al pronunciar la última frase Harry percibió como la voz se le quebró a la muchacha y sintió pena por ella porque sabía cuánto amaba a Draco.

Te juro que no lo hice con la intención de herirlo de gravedad espetó mirándola a los ojos antes de posarlos de nuevo en sus manos.

Entonces ¿por qué conjuraste ese hechizo? preguntó Emily tomándolo de la barbilla con delicadeza para obligarlo a mirarla.

Ni siquiera sabía qué provocaba, lo usé porque fue lo primero que me vino a la mente y tenía que evitar que Draco me atacara se defendió el muchacho—. Pero te juro que nunca antes lo había usado.

Y entonces ¿de dónde lo sacaste? ¿Quién te lo enseñó?

El silencio fue la respuesta.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now