La fiesta de navidad

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Harry y Hermione estaban conversando en la biblioteca. Desde que  terminó su relación con Ron, ahora Harry y ella se sentían más unidos pues el niño que vivió tampoco soportaba el hostigamiento de Lavender hacia su orgulloso amigo. Emily se les unió un poco más tarde pues había ido hasta allí en busca de un libro acerca de los intérpretes más celebres de la música mágica clásica para preparar una de sus clases con el profesor Musbick.

—¿De qué hablan? —les preguntó sentándose junto a ellos mientras llevaba su libro en la mano.

—Advertía a Harry acerca de... ¿Qué sucede? Emily es de confianza, Harry, podemos decirle —dijo Hermione un poco divertida ante la actitud de su amigo que negaba con la cabeza, ruborizándose.

—Es cierto, Harry —terció Emily—. ¿Qué sucede?

—Se trata de una chica de Gryffindor llamada Romilda Vane —explicó Hermione—, la escuché hablando con sus amigas en el baño de Myrtle la llorona acerca de darle a Harry un poco de Amortentia.

—¿Quuuué? —se escandalizó Emily.

—¡Shhhhh! —la instó a callarse la señora Pince colocando un dedo huesudo en sus labios—. Esto es una biblioteca, no un escenario, señorit.... Señora Snape.

—Sí, es una biblioteca, no un mausoleo —rezongó entre dientes la cantante— ¿Acaso esa chica está loca? Debes tener mucho cuidado, Harry, mira que esa pócima podría doblegarte, volverte un inepto, un inconsciente....

—Como Ronald —soltó Hermione suspirando pesadamente—, aunque no creo que él haya tomado ese brebaje,  actúa así porque le da la gana..

Emily le colocó la mano sobre el hombro.

—Hablaré con Dobby y los demás elfos en el gran comedor para que vigilen bien quién entra y sale de la cocina —propuso la cantante.

—Buena idea —aprobó Hermione complacida y tratando de animarse.

—No sé qué les pasa a las chicas últimamente —soltó Harry de repente—, es decir, sé que siempre he llamado la atención por mi historia, pero este año las chicas...

—Te persiguen ¿Eh? ¡Uhhhhh! —dijo Emily haciendo que la señora Pince volviera a mandarla a callar—. ¡Ay! está bien, señora Pince, ya nos largamos. Salgamos de aquí, muchachos, esto parece una cripta.

—Y cuida bien ese libro —aconsejó la mujer desde su enorme escritorio.

—Y hablando de libros —añadió Hermione al salir de la biblioteca, señalando el libro que Harry llevaba en las manos.

—No lo voy a devolver, Hermione —contestó Harry con voz cansina—. He aprendido mucho más con el príncipe mestizo que con Snape... Es cierto Emily, además le di a Slughorn el libro nuevo que compré recientemente, solo que intercambié las tapas. No se puede quejar, le di el nuevo.

—¡Vaya! —se admiró Emily—. Podrías ser un buen Slytherin.

—Allí me quería mandar el sombrero por desgracia.

—¿En serio? —preguntó Emily—. A mí también ya que mis padres y casi toda mi familia fueron Slytherins a excepción de algunos por parte de mi padre que fueron Hufflepuffs, pero a la final conmigo se decidió por Gryffindor ya que también vio valentía y determinación en mí, estuve tan feliz ese día.

—A mí intentó mandarme a Ravenclaw —añadió Hermione son suficiencia, alzando su respingada nariz—, pero se decidió por Gryffindor como ya ven.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now