Capítulo 24.

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Jimin se encontraba sentado frente a una mesa rectangular, con sus muñecas atadas juntas detrás del respaldo de la silla, observando la seria mirada de R.M. mientras movía sus manos lastimadas una sobre la otra para intentar soltarse. No dijo ninguna palabra ni emitió sonido, tan solo se quedó en la misma posición durante un largo rato, ni siquiera se podía descifrar la expresión en su rostro; sin embargo, se veía calmado. Sus ojos vidriosos, quién sabe por qué, se notaban más tiernos; su cabello estaba alborotado, su nariz era sorbida cada tanto y sus labios brillaban por su humedad natural... Ah, y Suga confundido lo veía desde una de las esquinas de la mesa.

Solo estaban ellos y Hoseok, el cual por obvias razones tenía su mano en el pecho del joven de cabello rosado.

—Muy bien... —carraspeó—. Sabes que ninguna persona puede hacer esas cosas sin entrenamiento previo, ¿verdad, Park?

—Lo sé.

—¿Desde cuándo entrenas?

—Desde los quince años... —soltó, haciendo una mueca.

Observó que J-Hope asentía.

—¿Cómo es que tienes esas habilidades habiendo entrenado solo por cinco años? ¿En dónde entrenaste?

Tragó saliva en seco, posó su vista en Suga y luego en el suelo.

—Desde pequeño mi padre me obligó a ir a clases de defensa personal hasta que tuve la edad suficiente para entrenar en su organización.

R.M. soltó algo de humo de su cigarro, pensando.

—Dime... —le clavó su mirada aguda—. ¿Eres parte entonces de sus negocios?

El joven de cabello platinado frunció el ceño, decepcionado.

—Jimin —susurró Hoseok.

—Lo era... —dijo—. Los líderes de la organización querían infiltrarme aquí, pero yo aproveché esa oportunidad para librarme de mi padre y quedarme con ustedes, ¡se lo juro, líder! —tragó saliva en seco al ver la reacción del moreno—. Yo no soy de J.M.P., jamás podría ser parte de algo que odio.

—Está diciendo la verdad —indicó Hoseok.

—Yo amo al Dragón Dorado, he entrenado toda mi vida solo para esto —confesó, sintiéndose nostálgico—. Ustedes son mi salvación, por favor, créanme.

R.M. espetó una risa corta.

—Acabas de sonar patético.

—Por eso le dije que yo sabía todo y que me dejase matar a mi padre, porque yo quiero cooperar con esto, no quiero que J.M.P. siga haciendo lo que hace.

—¿A qué te refieres con que entrenaste toda tu vida para esto?

El moreno alzó una ceja, prestando atención a la respuesta que el joven de cabello rosado daría. Jimin no observó a su amado hyung, tenía miedo de encontrarse una mirada fría de su parte.

—Los conozco desde hace casi cuatro años.

Hubo un silencio largo, el cual R.M. aprovechó para rodear la mesa y aproximarse luego hacia Jimin mientras tomaba su arma para apuntar a su cabeza sin ninguna pizca de duda, haciéndole saber que estaba esperando que dijera todo lo que quería escuchar. El joven de cabello rosa pastel observó la frialdad en su semblante y tragó en seco por los nervios. Lo iban a matar si se enteraban de eso, pero ya no tenía opción, debía explicar el cómo los conocía. ¿Iba a poder escapar después de decirlo?

Suga tenía sentimientos encontrados, pero la necesidad de proteger a Jimin era mayor que cualquier otra cosa.

—Te voy a preguntar esto una sola vez —habló R.M. y vio cómo el otro cerraba sus ojos con fuerza y apretaba sus puños—. ¿Eres tú el Ave Fénix?

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora