Capítulo 53.

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INICIO DEL ARCO FINAL

Un joven de cabello negro con puntas rojizas se hallaba empuñando un revólver con mucha fuerza, haciendo presión con sus mandíbulas como si estuviera mordiendo, llenándose de ira a cada segundo y sin dejar de observar aquel lugar. Muchos disparos se escuchaban a la lejanía, pero él no se movía. Estaba enojado, quería matar a alguien, pero ya lo había hecho... y lo peor es que se estaba arrepintiendo demasiado, ya no podía preguntarle nada al respecto de lo que sus ojos veían. No podía, porque le había disparado justo en medio de la maldita frente. Toda la información que sabía se había ido con él, todo lo que tal vez pudo haberle dicho si lo dejaba con vida unos minutos más, en vez de desquitarse de esa manera.

—Joven Jihyun, ¿qué haremos ahora? —Preguntó un hombre.

—Busquen a Jimin —gruñó, frunciendo su ceño—. ¡Encuéntrenlo ya, maldita sea!

Muchos hombres se movilizaron luego de la orden de Park, subiéndose a unas motocicletas para dirigirse hacia los callejones. No tenían que dejar que nadie saliera de ese barrio, matarían a todos y cada uno de los miembros de esa mafia tan odiada por las organizaciones y el gobierno. Esa mafia que lo único que buscaba era terminar con su reinado en Corea del Sur. Gracias a que muchas fuerzas policiales se adhirieron a la causa, consiguieron llevar este caso hasta los medios de comunicación, alertando así a todo el pueblo. ¿Y qué mejor que romper la seguridad del Dragón Dorado en Daegu? Luego irían por la sede que se hallaba en Seúl para ponerle fin a esa mierda.

—Ji-Ji —habló una jovencita—. ¡Ven a ver lo que encontramos!

El mencionado avanzó casi con desesperación, pensando que al fin habían obtenido las mezclas de la droga de la sangre de Seokjin que tanto buscaban. Sin embargo, no fue así. En cuanto entró a la habitación, se encontró con algo extraño. Parecía el cuarto de un niño; bueno, más bien de una niña. Había rosado por todos lados y estaba claro que ese no era el lugar en el que Seokjin dormía, ya que ese lo habían revisado hace poco. Algo no cuadraba y eso se lo decía la expresión de su hermana menor, quien se veía preocupada; ella nunca demostraba emociones así.

—Ven aquí, mira esto... —señaló con su dedo índice.

Avanzó hasta rodear la cama y se encontró con una especie de caja fuerte en el suelo, como si fuera una puerta. Ambos se miraron y Jihyun llamó a algunos tipos cerca de los pasillos para que entraran a la habitación e intentaran hacer explotar esa cosa, ya que ninguno se sabía la clave para abrirla. Entre intentos desesperados, terminaron por rendirse. Al joven Park no le cuadraba nada eso, ¿qué era lo que tenían que ocultar?

«Joven Jihyun», resonó su radio en su bolsillo. «Encontramos a Park Jimin, está con Min Yoongi. Según las fotos que nos dio, son ellos; tienen el cabello diferente, ambos se lo oscurecieron.»

Jihyun se puso de pie de inmediato.

—¡Tú, como te llames! —Indicó—. ¡Nadie se va de aquí hasta que no abran esta maldita caja fuerte, ¿entendido?! —Dijo, tomando de la mano a su hermano y saliendo de esa habitación. En el camino tomó su radio y respondió—. Dime en qué lugar se encuentran exactamente.

«Estamos avanzando con las motocicletas por los callejones, señor. Le enviaré la ubicación por teléfono móvil», respondió. «¿Los retenemos? ¿Qué hacemos si se resisten?»

—Reténganlos. No maten a ninguno... —se detuvo por un momento y sonrió de forma ladina al ver al señor Min Jae Bum saliendo del gran comedor en el piso de abajo—. Tal vez, si Min Yoongi se resiste pueden disparar. Solo no le hagan daño a mi hermano, ¿entendieron?

«Entendido, joven Jihyun».

Yuna y Jihyun se dispusieron a bajar las escaleras con mucha velocidad. Se encontraron al padre de Yoongi de camino y le indicaron que fuera con ellos. Si Jimin y Suga estaban juntos, todo iba a ser mucho más sencillo.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora