Capítulo 39.

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El clima estaba helado, había una tormenta muy fuerte afuera y los truenos resonaban en toda la habitación, haciendo temblar algunas cosas y a alguien... El joven de cabello platinado tenía rodeado con sus brazos a su pulguita, quien se estremecía a cada estruendo y sollozaba con miedo, cosa que le daba ternura. Jimin estaba recostado sobre el pecho de Suga, ambos en el colchón de aquel lugar especial, abrazados y acurrucados entre las sábanas mientras intentaban dormir.

Jimin tenía su ceño fruncido, odiaba las tormentas; su mano izquierda se posaba sobre el pecho de Suga, arrugándole su ropa, y sentía su cabeza moverse a la par de las respiraciones ajenas. Oía sus latidos tranquilos y eso le daba alivio, se permitió regocijarse en la sensación de estar protegido. Sin embargo, justo cuando parecía que la lluvia había cesado, otro trueno le hizo dar un respingo.

—Lo siento, hyung... —susurró, notando que el otro se había exaltado—. Lamento despertarlo...

Suga soltó un quejido somnoliento y afianzó su agarre sobre Jimin, comenzando a hacer mimos con una de sus manos sobre la espalda ajena.

—Tranquilo, pulguita.

—Gracias por no enojarse, hyung... —murmuró.

El joven de cabello rosa pastel restregó su cabeza en el pecho del otro y se acurrucó más, ahora llevando su mano izquierda hacia su hombro para también abrazarlo. Suga sentía una especie de cosquillas ante sus acciones y no sabía muy bien qué hacer o decir, así que solo se quedó callado. Recordó que estaban solos en la habitación y podían hablar de lo que fuera, pues nadie entraría de sorpresa.

—Pulguita... —habló con cautela—. ¿Sigues despierto...?

—Pensé que ya se había dormido, hyung.

—Estoy preocupado... —susurró, llevando una mano hacia la cabellera ajena para hacer mimos—. Has estado actuando muy extraño últimamente.

Jimin se quedó en silencio durante algunos segundos, sintiendo emociones preciosas ante sus caricias y permitiéndose relajarse. Pensó que en verdad estaba perdido por ese amor, y esbozó una sonrisa que el otro no pudo ver debido a la posición. La cercanía de Suga ahora era como un regalo para él, había soñado con estar así desde hacía mucho tiempo atrás. Ahora se sentía increíble, pues no solo sabía su verdadero nombre, sino también un pedacito de su vida. Escuchó un suspiro de parte de Suga y los mimos cesaron. Se había olvidado de responder, simplemente se perdió ante el precioso gesto ajeno.

—Lo siento... —le dijo.

—Te has disculpado muchas veces hoy, tú no haces eso —habló inquieto—. ¿Qué pasó en el cementerio? No quisiste hablar en todo el viaje, tampoco cuando te lo pregunté... Sé que tal vez sea un entrometido, pero me preocupas. Ya no puedo quedarme en silencio.

Jimin no supo por qué, pero sus ojos se llenaron de lágrimas ante las palabras ajenas y quiso ocultar lo patético que se vería si llegaba a llorar por eso... No quería parecer tan sensible, pero eso era. Sintió una preciosa calidez recorrer su pecho y mordió su labio inferior mientras sonreía, evitando derramar lágrimas. Estaba frágil..., tantas emociones habían llegado a su vida en poco tiempo y ahora ese gesto de Suga le daba ánimos. Esos ánimos que tanto le hacían falta. Era su turno de decirle las cosas. Sorbió su nariz, pensando en qué sería de su vida si no tuviera a su hyung a su lado, cuidándolo, preocupándose por él y haciéndole mimitos preciosos.

—Yo... Tal vez estoy algo sensible —soltó una risita forzada—. Ya se me pasará, aún me siento algo triste por su historia.

—Pulguita... —habló con cautela—. Sé que algo más te sucede, no me mientas.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEWhere stories live. Discover now