Capítulo 55.

66.5K 8K 9.2K
                                    

«Sonríe, así como si no doliera...»

Su cabeza dolía, daba vueltas, se sentía mareado como nunca. ¿Qué era lo que había pasado? Frunció su ceño, intentando abrir los ojos y notó que una especie de líquido –ya seco– le estaba obstruyendo la vista. Movió sus ojos por debajo de los párpados hasta poder ver. Sentía sus venas latiendo en su cabeza y cuello, tenía una horrible presión en su pecho y no podía entender mucho la situación debido al fuerte golpe que se había dado. Se dio cuenta de que la mitad superior de su cuerpo se hallaba entre el espacio de los dos asientos de adelante del vehículo, cerca del freno de mano, el cual había golpeado una de sus costillas, por lo que el dolor se tornó insoportable. Gritó con fuerza mientras intentaba salir de allí. Sin embargo, sus sollozos se vieron silenciados en cuanto posó su mano sobre la pierna del joven en el asiento del copiloto, cosa que le hizo voltear su rostro. Su vista se tornó oscura de repente por el movimiento brusco. No supo qué hacer, simplemente su respiración se detuvo durante unos segundos, sin poder separar su mirada de aquel chico de pelo rubio que tenía su rostro ensangrentado. Observó su mano sobre la pierna del otro y por instinto comenzó a moverla, intentando hacerlo reaccionar, que él abriera sus ojos o algo. Comenzó a entrar en pánico, porque recordó absolutamente todo lo sucedido. Volteó su rostro hacia la otra dirección y notó que el conductor, Gon, también se hallaba en un terrible estado. Hizo lo posible por salir de entre los asientos y volver a la parte de atrás. Respiró dos veces, dos bocanadas de aire bien cargadas y se animó a llevar sus manos hacia sus dos compañeros. Posó sus dedos índice y medio en el cuello de Gon primero, no había pulso. No lo conocía, pero terminó por dolerle más de lo que creía. Tragó en seco, observó a su amigo en el asiento del copiloto e hizo lo mismo.

—¿Jackson...? —Murmuró—. ¡Jackson, despierta! —Se desesperó, tomándolo de su hombro izquierdo y agitando su cuerpo.

Vio hacia todos lados, como si buscara una salida, una solución; no lo pensó, solo fue instintivo. Un nudo en su garganta le hacía doler, mordió su labio inferior y sintió cómo su vista se nublaba por las lágrimas, mientras hurgaba entre la ropa de Jackson para buscar su teléfono móvil. Lo tomó, pero antes de siquiera encenderlo para marcar un número, sus ojos vagaron por su alrededor. Y fue ahí cuando su mundo se cayó a pedazos.

Sintió que un escalofrío recorría todo su cuerpo en cuanto vio la sangre y el cabello anaranjado de la persona más especial en su vida. Se quedó inmóvil, temblando, a punto de colapsar por el dolor que estaba sintiendo..., y este no era dolor físico. Empezó a emitir sonidos, primero fueron respiraciones agitadas, seguidos de quejas que rápidamente se convirtieron en un fuerte grito de dolor. Clamó su nombre fuerza, hasta casi hacerse daño en las cuerdas vocales, y, como pudo, salió del automóvil por la ventana que estaba rota, ya que las puertas no se podían abrir. Cayó al suelo y el golpe seco pareció resonar en todos sus huesos, cosa que le hizo doler aún más la cabeza. Intentó ponerse de pie, pero solo conseguía volver a caer, así que se arrastró con agitación hasta llegar hacia Hoseok, llevándose por delante varios trozos del vidrio estallado de la ventana. Su mano tocó el suelo lleno de sangre antes de poder tocar la espalda ajena, por lo que su pérdida de cordura iba de mal en peor. Se sentó en frente de él, como pudo, y llevó sus manos temblorosas hacia su cuerpo, el cual estaba boca abajo, para luego darle la vuelta e inclinar su rostro hacia él.

—¡Hobi! —Sollozó—. ¡Hobi, tú no! —Sacudió con desesperación su cuerpo. No iba a soportar perderlo a él. No a él, su luz, su salida, era parte de su alma—. ¡Hoseok! ¡Despierta ya! ¡No es...! No es gracioso... —expresó mientras su voz se volvía cada vez más ronca por su llanto.

Retuvo un sollozo para intentar calmarse ante la desesperante situación que estaba viviendo en completa soledad, lamentándose tantas cosas. A este punto, todo su cuerpo temblaba como si tuviera frío, sus labios, sus manos, su abdomen; su rostro estaba empapado en lágrimas que no dejaban de caer sobre el cuerpo de Hoseok. Ya no podía controlar los espasmos que le provocaba el intenso llanto. Cerró sus ojos con fuerza y contó hasta tres murmurando, diciéndose a sí mismo que no podía rendirse de esa forma, que tenía que salvar a Hoseok, que podía hacerlo.

Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora