Enredos y un vestido negro

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Juntos ingresamos a mi habitación, y Goku lucía totalmente perplejo, seguramente se preguntaba qué diablos hacíamos allí. Su expresión cambió radicalmente cuando observó el caos en mi cuarto.

—¡¿Qué pasó aquí?! —exclamó, sorprendido. —¿Alguien entró en tu habitación? —continuó, desconcertado y atónito.

—Es precisamente por esto que te necesito, Goku —respondí, mientras recogía un poco de ropa para despejar el desorden.

Goku miró al techo y suspiró pesadamente, como si se sintiera atrapado en una situación absurda.

—¿Me llamaste aquí para ordenar tu habitación? —dijo desanimado.

Lo miré, perpleja por su reacción.

—¡No, Goku! —exclamé, agitada, mientras terminaba de ordenar la ropa. —Necesito tu opinión como hombre.

—¿Mi opinión como hombre? —repitió Goku, aún más confundido, señalándose a sí mismo con un dedo.

—Sí —dije decidida. —Tengo una cita esta noche y no sé qué ponerme. Así que necesito que me des tu opinión.

Goku se opuso de inmediato.

—¡Pero, Bulma! —tartamudeó—. ¿Para eso me necesitabas?

—Exacto, así que... —lo tomé del brazo de nuevo y lo hice sentarse en la cama—. Tú solo tienes que mirarme y decirme cómo me veo. —Le guiñé un ojo.

Goku protestó entre balbuceos.

—Solo tomará un minuto —insistí.

Él forzó una sonrisa, miró al techo y suspiró.

Luego, tomé uno de mis vestidos más sensuales, un ceñido vestido negro, bastante corto, que parecía apropiado para la ocasión. ¿Qué mejor elección podía haber, verdad?

—Me probaré este vestido, espera aquí —ordené.

Entré rápidamente en el baño de mi habitación para ponerme el vestido, manteniendo los sentidos alerta por si Goku intentaba salir furtivamente de la habitación.

Cuando salí del baño, como era de esperar, Goku estaba tratando de salir sigilosamente de la habitación. Agarró el pomo de la puerta y comenzó a abrirla.

—¡Lo sabía! —exclamé, sorprendiéndolo mientras intentaba escapar.

Me miró perplejo, sin decir nada, y rápidamente lo detuve. Corrí hacia él, lo abracé por la espalda y lo arrastré hacia la cama. A pesar de su resistencia, logré que se sentara.

—¡Bulma, por favor! —suplicó, como si estuviera siendo sometido al peor castigo de su vida.

—Lo que sea que tenga que hacer tu padre puede esperar —argumenté, como si se tratara de una cuestión de vida o muerte.

En un abrir y cerrar de ojos, debido a la lucha entre ambos, perdimos el equilibrio y caímos juntos en mi cama. Nos miramos sorprendidos. Goku parecía alerta, quizás temía que lo golpeara por atraparlo tratando de salir de mi habitación.

Nos observamos durante unos segundos. De hecho, nunca antes me había detenido a contemplar a mi amigo de la infancia de esta manera. El tiempo había sido amable con él, se había convertido en un hombre muy atractivo, fuera de lo común. ¿Qué hubiera sucedido si me hubiera adelantado a Milk?

Fue asombroso cuánto detalle dediqué a analizar cada uno de los rasgos de Goku: sus ojos, su cabello, sus músculos. Estaba completamente absorta en mis pensamientos hasta que él habló.

—Debería estar entrenando, Bulma —dijo, suspirando, mientras me observaba acostada a un lado y apartaba parte de mi largo cabello que había quedado esparcido sobre su pecho.

—¿Qué ocurre? —pregunté, algo preocupada, tocando mi espalda con la otra mano.

—Se atascó el cierre —tartamudeé, sonriendo ligeramente forcejeando con la tela—. ¿Puedes ayudarme? —pregunté, aprovechando que estaba allí.

Goku sonrió levemente y suspiró.

Sin perder tiempo, se colocó detrás de mí y tomó el cierre del vestido.

—Ten cuidado para que no se rompa —advertí seriamente, preocupada por la integridad de mi vestido para la noche, ya que este parecía ser mi elección.

—Ya casi está abajo —dijo Goku, luchando un poco con el cierre.

Me sorprendió que el cierre no se rompiera, a pesar de la fuerza sobrehumana de Goku. Sin duda, había valido la pena pagar por su ayuda.

Después de un forcejeo y una breve lucha, Goku logró bajar el cierre del vestido. En ese momento, alguien abrió la puerta de mi habitación. Ambos miramos hacia la entrada, y para mi sorpresa, era Yamcha. Había llegado justo a tiempo para ver cómo Goku bajaba el cierre de mi vestido.

Me pregunté inmediatamente cómo podría evitar que malinterpretara la situación.


Parte de mí [Goku X Bulma] °En Edición°Where stories live. Discover now