Batalla

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Mis ojos se habían abierto, sin más, solté un gran suspiro mirando el techo de mi habitación, no tenía ganas de pensar en nada, solo deseaba quedarme durmiendo todo el día, sin embargo, nada de esto era posible.

Farrah no se rindió con su macabro plan y se quedó en mi casa, le otorgué la habitación que se encontraba más oculta, al fondo de mi casa, lo que menos deseaba era recordar que ella se encontraba en este lugar. Los invitados indeseados arruinan el ambiente.

Mi habitación se encontraba totalmente oscura, mis cortinas opacaban la luz impidiendo que esta ingresara. Me Voltee lentamente aún acostada, abracé mi almohada y apoyé mi cabeza sobre esta, cerré por un momento los ojos.

—¿Por qué no puedes ser tu Goku...?— Musité suavemente, no podía evitar tener ese tipo de pensamientos, el tan solo pensar en la imagen de Goku entre mis brazos, poder sentir su aroma y el de su cabello, me hacía sentir elefantes en el estómago.

Me senté estirando mis brazos y bostezando, era hora de dejar a un lado las fantasías, el día ya había comenzado, debía subirme los ánimos. 

Me levanté rápidamente y abrí las cortinas de mi habitación para que todo se viera más claro, mi gran sorpresa inició cuando una ves abiertas, descubrí que Goku se encontraba afuera de mi ventana, al parecer se encontraba preparado para golpear.

Sentí como mi corazón golpeó mi pecho por un segundo y mis mejillas se sonrojaron levemente, me encontraba pasmada a totalidad, fue tanta mi sorpresa que caí al piso antes de poder hacer algo.

—¡Hola bulma!— Sonrió Goku con su felicidad característica. ¡Vaya forma de comenzar el día!.

—¿G-Goku que haces aquí?— Pregunté titubeante sin dejar de mirarlo ensimismada.

—¡Necesito ayuda!— Me miró un tanto apenado, mi curiosidad no tardó en despertar.

 Me levanté fugazmente y le quité el seguro a mi ventana permitiendo su entrada.

—¡Gracias Bulma!—Agradeció riendo.

Goku entró deprisa, me gustaba que esa alegría siempre que estábamos juntos se contagiara, sin embargo, su expresión cambió cuando vio la parte inferior de mi cuerpo.

Tragué fuertemente, recordé que me encontraba durmiendo con ropa interior, esta era de encaje de un color rosa pastel y la parte de atrás se desvanecía a causa de mis nalgas.

—G-Goku, ¡¿qué estas mirando?!.— Me sonrojé completamente y me intenté cubrir con la blusa de seda con la que me encontraba durmiendo. 

Las mejillas del saiyajin también se hallaban sonrojadas, en acto de inocencia, cubrió sus ojos y me dio la espalda, ambos nos olvidamos del hecho de habernos visto desnudos antes.

—¡L-Lo siento Bulma!— Exclamó aún dándome la espalda.

Corrí a buscar los pantalones de seda que hacían juego con la blusa y me los coloqué, no podía negarlo, en el fondo estaba riendo. A hurtadillas me puse frente a él.

—¡Ahora si puedes mirar!— Tomé sus manos y las quité de sus ojos.

Sus mejillas se encontraban en un tono rosáceo, lo cual me enterneció, era difícil estar molesta con él, además, después de lo que hablé con mi padre, no valía la pena seguir dolida, se encontraba en una posición difícil, lo entendía.

Por alguna razón en particular, no pude soltar sus manos. Ambos nos miramos a los ojos por unos segundos sonriendo, estábamos contentos de vernos, estupefacta, podía sentir como mi corazón se estremecía, deseaba besarlo una vez más, aún odiaba el no poder controlar totalmente mis instintos cuando lo veo.

—Lo siento.— Intervino Goku de golpe.

El escuchar aquellas palabras hizo que me conmoviera y mi corazón se alterara, continúe sonriendo, de una manera como nunca antes lo había hecho.

—Esta bien, no te preocupes.— Golpee sus manos en juego de amigos.

¿Debería empezar con mis movimientos maestros para ir por él?. Batí mis pestañas rápidamente intentando despertar de lo que estaba en mi mente.

—¿Qué haces aquí?— Cuestioné ya que la incertidumbre me carcomía.

—¡Necesito ayuda!— Respondió Goku exaltado, al parecer era urgente.

—¿Qué sucede?— Pregunté algo preocupada.

—Ox Satán se enfermó y Milk tuvo que ir a cuidarlo al castillo, se fue con Gohan ayer, me dio una lista de cosas con las que me puedo hacer algo para comer.— Me explicó él con su mirada azabache inquieta.

Reí a carcajadas pequeñas.

—Y, ¿cuál es el problema con eso?— Consulté replicando el "Milk se fue con Gohan ayer" en mi mente. ¿Podría ser mi momento?.

—El problema es... ¡qué no se cocinar Bulma!— Tomó mis hombros con intranquilidad. Este guerrero las únicas batallas que al parecer perdía eran contra el horno y los artículos de cocina.

No pude evitar reír a carcajadas, Goku sólo me observó sin entender cual había sido la gracia de la trágica historia que me había contado.

Entre carcajadas las palabras de mi padre asediaron mi mente, "solo basta con que uno de los dos luche", debería hacer algún movimiento. Espera Bulma, ¿acaso de verdad vas a ir por lo que quieres?.

—¿Milk fue donde Ox Satán?— Pregunté mientras veía el rostro deformado de Goku por su "problema".

—Así es, creo que se va por...— Observó el techo y rascó su cabeza meditando. —Una semana.— Tomó su barbilla en señal de reflexión.

Una semana, Bulma no seas estúpida, tan solo una semana.

—¿Quieres quedarte en mi casa hasta que ella vuelva?— Ofrecí sin pensarlo demasiado.—Así no tienes que preocuparte por cocinar.— Sonreí.

Sin darme cuenta, estaba recibiendo un fuerte e intenso abrazo del hombre que estaba totalmente segura, amaba. Con todo mi corazón.

—¡Muchas gracias Bulma!, ¡eres la mejor!.

Me levantó con sus brazos extendidos y las manos posadas sobre mi cintura, al parecer había hecho lo correcto, lo más inquietante de esto era Farrah, no se rendirá, no obstante, yo tampoco.

Goku es a quien quiero, y si tengo que luchar por el y ganar esta batalla, que así sea. No perderé contra nadie, lo juro.

Parte de mí [Goku X Bulma] °En Edición°Where stories live. Discover now