Parte de mí [Goku X Bulma] °En Edición°

sin compasión

Advertencia: lemon muy explícito.

Ambos nos encontrábamos fundidos en el beso que ansiábamos, sintiendo el calor de nuestros cuerpos al rosarse. Ninguno se oponía ante nuestro oscuro y traidor deseo, era algo que ambos añorábamos, después de todo, sólo nosotros secretamente nos podíamos provocar tales sensaciones ligadas al éxtasis en la intimidad y lo sabíamos.

Mi cara comenzó a hervir y sentirse sofocada al igual que mi cuerpo, sentía como escalofríos recorrían mi ser reaccionando a nuestro choque continuo de labios, a las caricias otorgadas por Goku a mi rostro, yo acariciaba su oscura y sedosa cabellera, sus mejillas, su cuello con prominentes venas, me encantaba palpar cada pieza que conformaba al sexy saiyajin.

En cuestión de segundos, la temperatura del ambiente había comenzado a aumentar, las caricias aumentaron recorriendo más sectores del cuerpo contrario, comencé a recorrer desde su cuello hasta su pecho, maníacos por mayor información, las yemas de mis dedos se desplazaron hasta su vientre, sus piernas, para finalmente acabar indagando en su entrepierna.

Gracias al tacto, me percaté de que su pene se encontraba erecto, mirando de reojo podía ver un bulto sobresaliendo de sus pantalones, sin dejar de besarle ni acariciarlo, Goku comenzó a jadear a medida que me acariciaba los pechos, mis piernas y finalmente mi entrepierna, la cual comenzaba a sentir realmente húmeda.

Ambos permanecíamos inmersos en un espectáculo de gemidos. En un arranque, Goku a medida que sentía mi lengua examinando su boca, abrió mi camisa con salvajismo rompiendo todos los botones.

Tener esos momentos en donde ignorábamos nuestro alrededor no tenía precio, era un sueño realmente excitante.

Le quité la parte superior de su gi y continuamos con nuestro intercambio apasionado de saliva. Lo empujé para que se recostara, él continuaba consumiendo más de mi esencia con sus ojos mientras me observaba, era como si estuviera mirando a una presa, finalmente, quité toda la ropa que adornaba su varonil y robusto cuerpo.

Mi espesa y abundante saliva había permutado en agua, sólo quería hacerlo mío. Colocando mi entrepierna encima de su intimidad, me quité el sostén quedando con los pechos totalmente descubiertos, el penetrante iris de mi acompañante apreció mis pechos acompañados de erectos pezones.

—Ahora te sentirás realmente bien...— Lo estudié coquetamente. Él sólo dirigía a mi una mirada perdida y de excitación.

Rápidamente y sin vacilar, comencé a recorrer su cuerpo con mi lengua en cada sector, sólo lograba escuchar los gemidos de Goku y percibir como se estremecía con cada recorrido de mi lengua sobre su piel, sentí su cuello, su pecho, sus abdominales perfectos, su pelvis y la hendidura de sus oblicuos, en ciertos sectores hacía unos pequeños jugueteo para estremecerlo aún más.

Finalmente llegué a la parte más esperada, su pene, el cual se encontraba escurriendo líquido abundante, viscoso e incoloro, observar aquello desencadeno una intensa sensación de excitación. No dude en meterlo a mi boca y dar por dentro unas enérgicas lamidas acompañadas de una suave succión.

Las mejillas de Goku se encontraban sumamente sonrojadas, estaba sudando, sus ojos oscuros se encontraban idos, inmersos en placer y el éxtasis que estaba sintiendo en ese momento en que me encontraba haciéndole sexo oral. 

Introduje su pene aún más profundo llegando a mi garganta. Él ante la desesperación se vio obligado a morder la almohada para no gritar o jadear con brutalidad, éramos afortunados de que no hubiera nadie en la casa, sentía mayor libertad para aumentar su complacencia.

Goku se mantenía aferrado con solidez a la almohada, la tenía presionada fuertemente con sus dientes blancos. Al no poder gobernar aquellas incontenibles sensaciones, tomó mi cabello y comenzó a jalar para que fuera capaz de embeber con mayor rapidez y fuerza, estaba incapacitado para decir cualquier palabra, sólo disfrutaba.

Al realizar unos movimientos más, me percaté de su transformación en otro, en un ser salvaje. Me lanzó con autoridad sobre la cama quitando rápidamente mis pantalones, acarició mi entrepierna con ropa interior mientras encajaba mis pechos dentro de su boca, esto hizo que me humedeciera aún más. Eran increíbles las sensaciones que me hacía sentir este hombre.

Sediento de mí, arrancó mi ropa interior y sumergió su cara en mi empapada vagina, vi como fluido se impregnaba en parte de su rostro, estaba realmente sofocada. Pasó sus labios para posteriormente comenzar a lamer, buscaba que también yo disfrutara, cosa que me encantaba.

Tras sentir como su lengua se desplazaba los gritos no tardaron en llegar, tuve que tapar mi boca.

—¡S-Solo mételo!— Exijí entre jadeos y gemidos ya que estaba realmente exasperada y quería sentir como invadía mi interior.

Mirándome realmente concentrado con sus perspicaces ojos, beso mis labios nuevamente, luego mi cuello para comenzar a penetrarme. Lo hizo de una manera muy salvaje, al estar mojada no hubo dificultad alguna en su ingreso. 

Así comenzaron las embestidas de ensueño que sólo Goku sabe hacer. Ambos gemíamos al unísono, al estar sudando el cabello se pegaba a mi frente, Goku despejaba mi rostro para apreciarlo mejor, parecía estar más consciente de las cosas que hacía.

Goku disfrutaba tanto como yo, embestida tras embestida sus gemidos y respiración aumentaban su intensidad, frotaba mis pechos, los lamía, recorrió con su lengua mi torso completo, estaba claro que a ambos nos gustaba esto y no queríamos terminarlo.

Para que pudiera disfrutar aún más, levanté las piernas, parecía haber descubierto algo nuevo, comenzó a dar embestidas aún más veloces y duras, me enloquecía que me diera duro y sin compasión, en esta posición lograba llegar a lo más profundo de mi interior, por lo cual sentía más sensaciones.

Los besos apasionados eran algo interminable, ambos estábamos obsesionados con las lenguas y labios del otro, era algo que descontrolaba en gran medida siempre la atmósfera romántica que podíamos crear, rápidamente y con respiración agitada me separé de el.

—Dame contra la pared...— Solicité musitando cerca de sus labios para retomar nuestro beso y contacto de lenguas.

Deprisa, él tomó con fortaleza mi cintura y me levantó poniéndome contra la pared. Impacientado, dio inicio a  un delicioso acometido, mi boca se encontraba hecha agua, me volvía loca la sensación de estar dominada, de no poder oponerme a sus deseos ni él a los míos.

—B-Bulma, ¡me vengo!— Exclamó él sin poder seguir conteniendo esos grandes gemidos.

—¡Tan sólo hazlo!— Vociferé con mi respiración agitada y sudada.

Con un último y feroz jadeo, acabamos. Estos momentos sin duda eran cada vez mejores, esto ya es una obsesión para nosotros, como si no pudiéramos dejar de hacerlo, una droga, algo ilícito y prohibido.