Travesura nocturna

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Goku se asomaba sigilosamente por la ventana, su aliento creaba pequeñas condensaciones en el vidrio. Después de un momento de reflexión sobre por qué estaba allí, abrí la ventana suavemente, tratando de evitar que mis padres escucharan y se alarmaran.

—¡Goku!—Exclamé en voz baja, musitando. Necesitaba mantener el silencio. —¿Qué estás haciendo aquí?—Lo miré con admiración. La presencia de alguien afuera de mi habitación en plena noche fue una sorpresa inesperada.

—¡Hola, Bulma!—Saludó con entusiasmo.

Salté un poco, nerviosa por el miedo de que alguien pudiera escucharnos, y rápidamente cubrí su boca con la mano.

—¡Shh, Goku! Ya es tarde, todos están durmiendo, no hagas ruido—Susurré, manteniendo mi mano cerca de su boca para asegurarme de que no hablara en voz alta.

Él se disculpó apenado, tocándose la cabeza. —.No pude evitar venir.

Antes de que pudiera explicar por qué estaba allí, lo hice entrar a mi habitación debido al frío que hacía afuera. Una vez dentro, continuamos nuestra conversación. Goku parecía ansioso, y tenía una sospecha sobre el motivo de su visita.

—Bulma, ¿ya está listo el aparato de entrenamiento que tu padre está construyendo para mí?— Preguntó, lleno de curiosidad y ansias.

Esperaba que mi respuesta fuera lo que deseaba escuchar.

Al oír su pregunta, no pude evitar reír a carcajadas. Goku, desde pequeño, siempre tenía un deseo inquebrantable por conseguir lo que quería, y nadie podía sacarle una idea de la cabeza.

—Tú no descansarás hasta que puedas probarlo—, afirmé, divirtiéndome con su entusiasmo.

—Pero, Bulma, ni siquiera sé lo que es. Tu papá ha despertado mi curiosidad—, exclamó, esperando que lo llevara a ver los dispositivos tan esperados.

—Está bien—, respondí, decidida. —Te llevaré a verlos, pero dudo que estén listos todavía. Escuché a mi padre decir que aún faltan algunos ajustes con los dispositivos de peso, así que tendrás que esperar un poco más, ¿de acuerdo?—.

Los ojos de Goku brillaron de emoción y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Gracias, Bulma! Está bien—, respondió, emocionado.

—¡Shh, Goku, recuerda guardar silencio!—Le recordé en voz baja. — .No deben escucharnos, así que tendremos que salir silenciosamente.

Salimos de la habitación sigilosamente, caminando de puntillas. Todo iba perfectamente hasta que escuché un ruido y me di la vuelta rápidamente. Era Goku, que yacía en el suelo tras caer.

—¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Duele!— Vociferó, apretando los dientes y frotándose la cabeza debido a la fuerte caída.

Parecía que el piso estaba resbaloso, quizás porque los empleados lo habían limpiado antes de irse a casa y aún estaba húmedo.

—Pero, Goku—, musité, debatiendo entre enojarme o reír. —. Ten más cuidado y recuerda guardar silencio.

Le hice una señal de silencio colocando mi dedo índice sobre mis labios, y él asintió, aunque aún parecía adolorido. Continuamos caminando hasta llegar al laboratorio.

—¿Dónde están?—Preguntó con desesperación el Saiyajin.

Entró al laboratorio y, en cuestión de segundos, investigó cada rincón.

—Deben estar por aquí—, dije, advirtiéndole que no tocara nada para evitar que algo explotara.

Continuamos buscando hasta que encontré cuatro dispositivos redondos de color blanco, todos con un círculo en el centro. Efectivamente, ahí estaban.

Parte de mí [Goku X Bulma] °En Edición°Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang