Celoso

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Panchito-
Así comenzó nuestra pequeña aventura, caminatas largas, podías encontrar en muchos lados azulejos pintados, llenos de costumbres y tradiciones, mientras que José me las describía con orgullo, claro, era su ciudad, su amada Bahía.
Después nos dirigimos al mercado Modelo, paraíso de la artesanía local, vendían muchas cosas, algunas curiosas, otras hermosas y dulces en mayoría. Nos tardamos ahí todo el día, al salir paseamos por el puerto, lleno de música, incluso, habían mujeres hermosas bailando, celebrando y comiendo hasta hartar.

José parecía disfrutarlo, su pelo con el viento era como una ola de mil mares en mi corazón, tal sensación jamás la sentí, claro que, yo también era un tanto seductor con las damas, pero a decir verdad...yo nunca lo tomaba como algo serio, ya que seducir a damas era un "pasatiempo", me gustaba hacerlo, me divertía con muchas y bebía con otras, bailaba con algunas y hablaba con pocas, nunca algo coherente ni mucho menos amoroso, en cambio, ver a José me da cierta ansiedad de conocerlo, más a fondo de lo que la caótica ciudad habla de él, de que es un excelente cantante, un magnífico bailarín, un gran animador, un amable guía de turistas y un hombre apuesto. Siento que no estoy saciado con solo saber eso, quiero saber sus defectos, quiero saber lo que le gusta, lo que no le gusta, si le gusta dormir o el insomnio le cautiva, si le gusta lo salado o le disgusta lo dulce, si le gusta el café o el té. Muchas de esas dudas vagaban en mi mente, nublandola.
Se detuvieron mis pensamientos, ya que el tomo mi brazo emocionado haciendo que reaccionará, lo mire algo confuso.

Panchito-¿Qué sucede?

José-¡Es el karaoke!, ¡Vamos pancho!

Me jalo emocionado hacia el karaoke, era muy animado, divertido en realidad, bebidas tropicales en flor de copas lujosas junto con dulces caseros y salados. Todos vieron a José y imploraron que el cantará, obviamente el acepto y subió al escenario, mientras que yo me sentaba en la barra y pedir unas bebidas.
Comenzó a cantar, algo animado esta vez, con su voz potente llamando a más gente a escucharlo, mujeres en primera fila y el bailando, tan cautivador como su costumbre es.
Después de un rato de cantar el fue a sentarse a mi lado, ocupado atendiendo a la gente que hablaba con el. Besando manos bien adornadas en esmalte rojo o azul en ocasiones, cierta costumbre me tomaba, pero empecé a incomodarme, así que me levanté dirigiéndome hacia el escenario, quería desahogarme antes de que pudiera explotar en irritación, creo que le llaman celos.
Comenzó a sonar mi canción de mi pueblo, mi canción que sabía al derecho y al revés.
Sentí que estaba en casa, soltando un grito potente, casi asustando a la gente, pero los mire y comenzó a sonar la canción. Me enfoque en José, que dejó de hablar, mirándome sorprendido y dispuesto a escuchar.

Cantando la canción de mi patria, acompañados de pasos de bailes nuevos para la gente de Brasil, a la vez que se animan a verme y a gritar cautivados. Incluso, después de terminar, me invitaron a tomar y mujeres a mis lados, en cierto punto mire a dirección de José, quien estaba en la barra, con sus compañeros y conocidos, mirándome atentamente, algo sorprendido en su expresión...de cierta manera, me alegra que me miré, siento que no lo hago por el hecho de demostrar quien es el mas macho, tal vez celoso el este, pero tengo la triste certeza que no es porque no le preste atención, esperaba que estuviera al igual de incomodo que yo cuando el esta rodeado de damiselas...

Llego el un poco después, palmeando mi hombro y dejarme un shot de tequila a mi lado, bastante tranquilo, sonriendo calídamente, postrando sus cautivadoras pupilas en las mías.

José-Boa voz, meu amigo

Ahora sé que no estaba celoso de las chicas...ni de mi...

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon