El mejor amigo

468 57 21
                                    

[2 de noviembre]

Ricardo-
Mi Diana y yo comíamos unos aperitivos, mirando desde lejos que ambos tórtolos  hablaban plácidamente.

Diana-Se ven adorables

Ricardo-Nunca imagine que a Pancho, le gustará el tequila con popote

Sentí un gran dolor en mi brazo derecho, por parte de mi hermana, que enfadada me miraba por tal comentario.

Diana-¡Ay!, ¡Cállate chamaco!, Mira, ya se fue pancho, tu ve con el, yo con José, a ver como le fue

Obedecí antes de recibir otro golpe de mi hermana, montando a uno de mis caballos, pero antes, mi hermana me dió dos copas, con una jarra y lo amarro a la bolsa del caballo.

Diana-Lo necesitarán

Ricardo-¿Pá que o qué?

Diana-¡No me cuestiones!, ¡Órale!, ¡Qué se te va ir!

Me percino, me dispuse a despedirme de mi hermana menor e ir a casa de Panchito.
Diana siempre me cuido, como nuestra madre, que hace mucho murió junto a mi padre en un gran accidente, quedando solo Juan, mi hermano mayor, yo y Diana. Diana se convirtió en una madre para mí y Juan, Tan pronto como el cumplió los 18, se fue al otro lado, mientras que mi hermana y yo, nos quedamos aquí, a trabajar y nos ha ido de maravilla.

Cuando llegue a la gran casa de mi compadre, no había nadie en la puerta, era lógico, era día de muertos, Panchito le había dado a todos el día.
Tome la jarra que me había dado mi Diana, acercándome a la puerta y ver que mi amigo, estaba al rededor de un gran desastre, se notaba frustrado e irritado, sacudiendo su largo cabello pelirrojo.

Panchito-¡Pero!, ¡¿QUÉ LE PASA?!

El se notaba de realmente furioso, ¿Cómo algo tan pequeño, puede causar TANTO escándalo?

Gritando como nunca, azotaba terriblemente todo, hasta que se percato de mi presencia, haciendo que se callara y se encurvara. Entre sonriendo, dejando la jarra en la mesa que apenas encontré estable

Ricardo-¡compadre!, ¡Párale!, Ese no eres tú

Miro sus manos, se comenzó a calmar, sentándose en un sofá y mirarme.

Panchito-El está aquí

¿Qué?, ¿El sabía que José estaba aquí?

Ricardo-¿Quién?

Panchito-¡José Carioca!, ¡Ese brasileño que me...vuelve loco!

Servimos agua, que en seguida me rechazo y miro al techo

Panchito-Ya no sé qué hacer, he hecho tanto para olvidarlo hice tanto, lo aleje tanto, ¡YA NO LO QUIERO NI VER!, TODO DE EL ME PROVOCABA CORAJE, su maldita piel que quisiera sumergirme, su desgraciada voz seductora, de la que quisiera escuchar en mi oído todas las mañanas, ¡Su mendigo cuerpo!, Ricardo, Varonil y curveadas caderas, una sensación tan Deleitosa fue tenerlas en mi mano, sensación pecadora que en mi se apoderaba cual diablo

No es como si mi compadre fuera un poeta, nunca lo fue, pero esta vez, no se trataba de serlo o no, el no tenía intención de serlo, ocultando con enojo su leve suspiro enamorado.

Ricardo-El vino por ti, Pancho, él quiere estar contigo

Panchito-No, el no quiere eso...

Ricardo-¿Cómo lo sabes?

Panchito guardo silencio, hasta que levanto sus pupilas, con una ligera sonrisa, que reflejaba el inmenso dolor de un terrible corazón roto. Jamás lo había visto así, se veía tan débil, parecía tan frágil que en dado caso podría soltar sus ojos en llanto, la primera vez que lo vería llorar.

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Where stories live. Discover now