waiting for ya.

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[Panchito]

Daisy-¡¿Una presentación?!

La señorita Daisy parecía conmovida, mirando uno de los miles de panfletos que se recorrían en la ciudad con el viento y de mano a mano.

Daisy-¡Suena una hermosa propuesta para ir!, ¿no es así, Donald?

El rubio quedo mirando, pensando, mirandome después con sus orbes azul potente, como su traje.

Donald-Esta es la oportunidad que Panchito había estado esperando

Panchito-Perate, ¿Qué?

Tomandome de los  hombros, me sentó en el sillón, sentándose el después delante de mi, a lado de su esposa.

Donald-Quieres a José de vuelta, ¿No?, pues, iremos a esa fiesta

Saltaron los sobrinos rodeándome deprecantes, jalando mi pantalón, mangas y cabello.

Panchito-¡Ay!, ¡Auch!, ¡tá bueno, tá bueno!, iré

La albina se me quedo mirando de pies a cabeza, haciendo seguidos gestos, algunos de disgusto, terminando por negarse con la cabeza y tomar su bolso con sus lentes y un gran sombrero de playa tapando la mitad de su rostro fino.

Daisy-No puedes ir con esas fachas, Donald, niños, vamos de compras

Proclamo la mujer emocionada, mientras que nosotros solo suspiramos y soltar un enorme quejido sarcástico, fingiendo felicidad que ni teníamos.

Pá la suerte de los niños, ellos no fueron a comprar nada, se fueron con Donald a la plaza a degustar de un rico sol tropical a lado de la fuente, pero yo, estaba en un aparador mirando la ropa con la vanidosa. Ahora que lo pienso, ¿por qué me compraría ella ropa?, digo, ella me detesta, en cierto sentido, a lado de mi, es una mujer divinal, de ojos almendrados y grandes color azul cristal, un sedoso pelo blanco olor a frutas y flores, uñas adornadas en colores que hacen juego a sus joyas y ropa preciosa con aliño a su conjunto de tacones caros y yo...solo era un simple pueblerino.

Daisy-Bien...creo que el pañuelo azul te queda mejor

Declaro la mujer, sin darme cuenta, ya estaba probando varios paliacates en mi cuello y un sastre, así se le dice, creo, me estaba tomando las medidas exactas para poder darme una elegante playera blanca de tela fina.

Panchito-Sabes, estaré bien con mi ropa normal

Parecía que había hecho un improperio con la mujer, me miro sorprendida y con un gran gesto de vejación. Me dio un manazo, acomodándose después su pulsera.

Daisy-¡No te atrevas a decir eso de nuevo!, tu ropa esta fatal

Panchito-Ah jijo, ¡¿qué tiene de malo?!

Daisy-Eres un hombre guapo en fachas, y dudo que José se de cuenta de tu presencia si opacas a todos con tus...

Moviendo las manos, termino por señalar mi persona, no es como si le diera la razón a esa tía pato, pero, esta ropa la usaba para el diario, algo habitual de mi, pá que me hago pato, en alguna manera sabría que no me vería bien con la misma ropa como la que me conocio el. Salimos después de comprar la ropa, directo al salón de belleza que quedaba a un pequeño camino, cruzando un corto puente que daba al otro lado del pueblo, frenandome de seco.

Panchito-¡Ahhh, qué bonita te hizo tu mamá!, ¡ni yendo a bailar a chalma iré a cortar mi hermosa coleta!

Aviviada, tomo la esposa Duck el cuello de mi chaleco, llevándome a rastras dentro, sentandome a la fuerza como niño chiquito en una de las sillas frente al espejo. Suspiro cansada mirando a la portugués que al parecer era la peluquera, pero, el catalogo no la había convencido. Salimos para buscar algo que saciara a la insistente mujer, pero nada.

Volviendo a casa rendidos de caminar, empezó a maldecir todos los lugares que visitamos, harta, lanzándose dramática al sofá.

Daisy-¡¿ES QUE ACASO NADIE SABE CORTAR PELO?!

Para salvación de ella, pasaba su marido por enfrente, con una paleta de hielo en mano y ella sonrío atrapando a su amado de la cintura, haciendo que el sobresaltará.

Daisy-¡Hazlo tu!, Corta el pelo de Pancho

Donal-¿Cuack?                                                                                [┐( ̄∀ ̄)┌] 

Confundidos los dos, Donald algo nervioso miro a su mujer levantarse y mirarme después.

Daisy-Donald era peluquero, hasta su cumpleaños que lo despidieron

[THE LEGEND OF THE THREE CABALLEROS  MINI-SPOILER  (¬‿¬ )]

Exaltado oje al rubio que inquieto me miro y después de un rato, el ya tenía unas tijeras en mano y las mías, sostenidas con una cuerda en una de las sillas moviéndome incontrolablemente.

Donald-¡Panchito!, ¡deja de moverte!

Panchito-¡Me gusta ré arto mi chula colita!

Me extendió un dulce de coco, maldito, sabía mi debilidad

Donald-Si te calmas, te doy una paleta

Panchito-Juegas con fuego, canijo...

Resignado sacrifique mi pelo a cambio de una paleta, Qué cándido he sido, chingada madre, aún que, el corte no estaba para nada mal, este pato era abusado en su trabajo.

Daisy-Bien, todo esta listo, solo falta que no lo arruines, hombre 

Resople mirando el folleto que nos dieron a Daisy y a mi al pasar; El evento sería el viernes, y apenas es Domingo...solo tengo que esperar y rezarle al señor de no arruinar esta oportunidad de mirar esos ojos pasión, de oler su puro suave en sus labios en forma de corazón y mirar esos ojazos marrón que me enamoraron cuando llegué a Bahía


José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora