[Lunes]

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Panchito-

La larga espera era abrumadora, ¿cómo es que José lo tolero como por casi medio mes?, ese tonto esta loco...aún que, su determinación me es adorable.

Un día más, labores nuevos que hacer, descansos en la playa, eran como unas vacaciones y a su vez, como si me hubieran contratado para ser un sirviente de medio tiempo en la casa de una tipa sumamente vanidosa. 

Esta vez la señorita perfección me mando a comprar los víveres necesarios para la semana, la gente del pueblo ya me conocía y desgraciadamente no por mis talentos, si no, por ser un frecuente cliente en sus establecimientos.

Como de costumbre es, pague por pan, por un poco de fruta, carne fresca y una que otra cosa que me sirviera a mi para hacer la cena y demás. 

Sin deberla ni temerla, a mientras caminaba, vi correr a mucha gente, algo así como cuando fui a parar hasta el bar de José, pero, esta vez, más caballeros jóvenes se dirigían. Esta vez, nadie me arrastro, nadie me llevo, la inmensa curiosidad era algo que me favorecía en si, así que, me encauce a donde la multitud brasileña corría con tanta ilusión, yendo a parar a la estación de autobuses, no muy lejos de donde vi el gran relajo de la gente. Para mi mala suerte, no podía ver nada, la muchedumbre no me dejaba ver ni madres; Fue hasta que vi un árbol cerca de ahí, lo típico, me subí con cuidado y mirar.

Salía de las puertas una muchacha bajita, de tez muy blanca con rosadas mejillas, labios pálidos y rosas naturales, algo así, como si hubiese comido cerezas y sus labios se pintaran automaticamente con el sabor de estas. Tenía el cabello corto, de lejos se veía tan débil, como si fueran ligeras telarañas peligrosas muy bien cuidadas. Se notaba que era una dama moderna, de mi edad más o menos, ahora podía ver la inmensa diferencia de lo que es ser de ciudad y de pueblo.

Sus lentes en forma de gato la hacía lucir una mujer poderosa y seductora, no lo negaré, era hermosa la señorita; No solo la gente estaba presente para saludarla, ente todos, aparecio el...

Panchito-¡José!

Gracias al cielo, el algazara de la masa hizo perder mi grito de sorpresa. El estaba realmente guapo, me nació ir hacía a el, correr hacía a el, el suplicio de tenerlo tan lejos y tan cerca de mi al mismo tiempo, me convertía en un demente reprimido. ¡Deseaba atrapar su hermoso y sofisticado rostro entre mis manos y probar esos labios!, carajo, me sentía como una quinceañera enamorada. 

Desperté de tal ilusión irreal que tenía, el saludo con gran entusiasmo a aquella mujer de porte moderno y fino, abrazándola y ayudarle con sus maletas. No sé porqué me siento tan molesto, bueno, obviamente son celos, pero, no es esa la sensación que tengo ante ella, siento que es algo más...algo más frustrante.

Desaparecieron ambos en el mar de gente, los perdí de vista, no fue nada más que esperar a los demás que se fueran, estaba confundido. Regresé tan rápido como pude a la casa de los Duck, dejando la comida en la cocina y abrir la puerta.

Panchito-¡DONALD!

El pato salio de la habitación sin su sombrero, solo un par de besos en sus mejillas y boca.

Panchito-Ah...¿interrumpí algo?

Sonrojado, nego limpiandosé rapido las evidencias de que tenía un momento a solas con su esposa, justando su moño y tratar de peinar su ya muy despeinado pelo rubio.

Donald-¿Qué es lo que quieres?

Panchito-Llego una chica a la ciudad y José fue a recibirla

Molesta la tía pato, salía de la habitación acomodando sus pulseras, sacar su labial y un pequeño espejo de mano, para maquillarse después con cólera que se veía a mas de 3 metros de distancia.

Daisy-Es Yuliet Sang, Amiga de José

Donald-¿Vendrá a la ceremonía de apertura?

La albina se encogio de hombros, cerrando con sus dedos la tapita del espejo de maquillaje en mano y lo guardo, jalando mi oreja y sentarme junto a ella en el sofa. Esta canija es bien agresiva, chingadamadre.

Panchito-¡Ay!, ¡¿Qué te pasa chamaca?!

Me acallo peinando su largo pelo de lado, cruzando su pierna y mirar a su marido.

Daisy-Yuliet es una chica joven y estuvo enamorada de José desde que la conocimos nosotros.

¿E-Enamorada?. Donald asintió a si mismo, recostándose de sentón en el otro sofá y abrazar una de las muy cómodas almohadas para ponerse cómodo.

Donald-Viene de corea, era una turista que lo conoció e hizo una gran amistad, pero, ella se enamoro de el

Panchito-Bueno...no es como si me la fuera a culpar


Pero sabía con seguridad, que eso no importaba, José me quería, yo sé que no se iría con una simple mocosa de cosas caras...

Daisy-Ten cuidado, Panchito, ella es muy determinada y dudo que quiera soltar a José.

Me levante llamando la atención de la pareja y señalarme con cierta ilusión...la verdad, no sé si era por creer en mi mismo, tal vez una mera barbaridad, quizá solo era una mentira que me había hecho a mi mismo en ese instante, para cubrir el enorme temor y celos que amagaban sin piedad a detenerse, una mentira para esconder todo lo que se podría considerar en una gran posibilidad, no favorable para mi, ni para lo que se supone que trabajo para poder recuperar y dispersar mis pecados estúpidos de vanidad y orgullo.

Panchito-¡Eso no importa!, ¡el me quiere a mi!

Como dije...una enorme posibilidad del cual yo no podría salir vivo ni a salvo. Daisy resoplo, acomodando un mechón para ponerlo detrás de su atavía oreja, contemplando luego a su hombre que correspondía con la mirada, para terminar por mirarme a mí  con apresión.

Donald-Panchito, después de lo que paso entre los dos, José buscará otra salida de ser feliz...

Daisy-Y estoy segura...que esa salida será Yuliet

Negado a aprehender, por más que quisiera, ellos tenían razón. mi brasileño y yo nos lastimamos tanto, que causamos en los dos un gigante pesadumbre. Ella era hermosa, joven, una perspectiva fresca, una persona que lo haría muy feliz...

Panchito-...No me voy a rajar a esto, apenas es Lunes, si esa mocosa cree que puede ganar, no lo creo

Si yo lastime a José, ¿por qué he de dejar que me lo quiten?, no, ni loco, me enamore de ese brasileño, y no voy a dejar que una niña china me lo quite de los brazos, cuando lucho por conseguir su corazón; Empezando por detener mi inseguridad y demostrar de lo que un Pistoles es capáz de hacer.






José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu