Mujer Divina

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[Iba a poner la de Natalia Lafourcade, pero, encontré esta y la verdad que me hizo llorar más...y tiene toque de danzón bergas]

José-

Pasaron los días, las semanas, Diana los hacía notar al pasó en el que ella se veía cansada, no tenía las mismas fuerzas que antes, lucía pálida, su hermosa piel ya no era viva, era...muerta, pero a ella no le parecía importar, se seguía comportando de la misma manera, que asustaba profundamente a sus hermanos mayores, que hacían de todo para tener todas sus necesidades al tanto y ella despreocupada les agradecía.

Panchito-¿Qué pasó chulo?

Mi querido Franscisco revento mi gran nube negra de pensamientos, haciendo que reaccionará y mirará mis manos que sostenían un vaso lleno de un refrescante jugo de mango con naranja, en un restaurante de la plaza, y mi pelirrojo, mirándome mientras arqueaba su viril ceja con una leve sonrisa preocupada, sin dejar de mirarme con amor.

José-Es solo que...tengo un poco de miedo, ¿sabes?

Panchito no dijo nada, se quedo un poco callado, luego, tomo mi mano entrelazando nuestros dedos y besar mi mano con cierta tristeza, que me confundía, no sabía si el estaba dolido por mirarme así, o por Diana...o por ambos.

Panchito-La otra noche...esa chamaca me dijo sobre sus últimos deseos...

José-¿Últimos deseos?

Panchito-Si...pero, deberías hablar con ella tu, creo que tu la comprendes mejor

Terminamos nuestras bebidas, caminando tomados de la mano por la plaza. Diría que el se debería avergonzar, ¿no?, la gente juzga, no quería eso para el, pero el no quería soltarme, le daba igual lo que dijeran, se veía muy tranquilo a mi lado, supongo que no puedo quitarle esa tranquilidad,  mirando la situación. Después de nuestra pequeña cita, el se despidió de mi con un tierno beso, excusando que debía ir con el padre del pueblo, para charlar sobre lo que sucedía con Luna; Entre al bar, pero ni los hermanos mayores estaban presentes, así que decidí subir arriba y mirar a Diana, que estaba tranquilamente arreglando unas flores especiales, rosas difuntas, que por lo general, servían muy bien para adorno de casa, ya que nunca se marchitaban ni perdían su escencia.

José-Hola, Diana

Diana-¡Oh!, ¡Hola José!, ¿cómo te fue en tu cita con Panchito?

Sonrojado levemente le sonreí, sentándome a su lado y ayudarle con el arreglo, recitandole mi pequeña aventura con mi adorado, bailamos un poco en el kiosko, me compró unos dulces caseros, fuimos a beber algo y me dejo aquí, como si fueramos novios, por lo que ella sonrío ampliamente, ocultando un poco sus grises párpados que no eran de sueño desafortunadamente y prosigio en silencio adornando ese marchito ramo de rosas muribundas macilentas que hacían perfecto juego con su pequeña alma.

José-Diana...¿no estás asustada?

No me respondío, pero su silencio solamente hizo que ella detuviera su labor y me miro algo sorprendida, no estaba lista para ese tipo de pregunta. Antes de que pudiera disculparme, su sonrisa maternal me envolvió como su reboso y suspiro suavemente, mirando la rosa ajada que estaba en su mano.

Diana-...Mucho, pero, no por mi...si no por mis hermanos, José, conocerte fue una de mis mas grandes bendiciones, a pesar de ser de la misma edad, fuiste como un hijo para mi...uno que Dios no me dará licencia de tener

Las palabras que salían de sus rojos labios tristes, me hacían tener recelo, me asustaba que ella me dijera ese tipo de palabras, sentía que todo era solo un capítulo de un triste libro que pronto se iría a acabar, en el momento iluso, en el instante en que todo estaba bien.

José-Luna...Quiero que estés bien, haré lo que sea, por mi amiga...

 Diana-De hecho...quiero, que me prometas algo, José

José-¡Claro!, ¡lo que sea!

Mi optimismo para ella fue solo un lindo gesto, que decidió ignorar. Terminó el arreglo  y se levanto, como si su cuerpo resistiera menos que ayer su pequeño peso suave de pluma en verano. Camino a la cocina, sacando un flan de vainilla, que estaba claro que la señorita Dulcynea se lo habría hecho. Se acercó y me invitó la mitad, no decíamos nada, no podría soportar si ella me seguía mirando de la misma manera; Pero, al parecer, eso no le importó, qué egoísta, me romperá en llanto...

Diana-Quiero ir a comer con mis hermanos, ese restaurante en el que solíamos ir...

Basta, mi Diana, me estás quebrando...

Diana-Quiero ir a ayudar a Dulcynea a buscar su vestido de novia para que se case con Ricardo

Por favor, Diana, detente qué me apuñalas...

Diana-Quiero ayudar a Panchito a que te proponga matrimonio...

Ó, por favor minha Lua, alto, que alguém te deter

Diana-Quiero morir en mi milpa y me lleves a bailar por última vez, José.

No lo pude resistir, la fortaleza que me prometí, se ha quebrado, ella lo ha matado cruelmente. Sin sellar mi promesa, mis lagrímas mancharon mis mejillas, ella me ha abrazado, ella me ha querido, ella pronto se irá...y una terrible parte de mi, también se marchará junto a los cempasúchil de su amor maternal y su belleza, de mujer divina.

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें