Charro portugués

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[28 de Octubre]

Jose-

Ricardo-...Te ves pero bien madreado...

José-Gracias, no me lo recuerdes

Suspire agachando la cabeza, tratando de pensar sobre como domar un caballo, mientras el bebía una copa de agua fresca.

Ricardo-Compadre, un caballo no es un animal, es un ser que debe ser tratado delicadamente, ¡no como metate!

José-Solo he trotado y caminado con el, ¡no entiendo porque caigo cada vez que intento correr!

Diana-Pistoles tenía el mismo problema

Ricardo miro a su hermana, sonriendo en señal de que tenía razón, asintiendo con la cabeza y reír.

Ricardo-¡Ese pancho!, ¡el canijo a fuerzas quería correr!

José-¿El lo logro?

Diana-¡Claro!, tenía el objetivo de querer ser el más grande, por la fuerza aprendió...

Panchito es un hombre determinado, creo que eso es algo que también me ha conquistado de el. Llego la noche, Ricardo trabajaba, mientras que Diana terminaba unos arreglos, pero al querer pedirle a Ricardo que los dejara, no pudo, había demasiada gente, todos por el famoso pulque de la familia Montoya.

José-Si que vinieron muchos esta vez...

Diana-Estos arreglos necesito entregarlos a tiempo, es pá la iglesia del pueblo, le prometí al padrecito entregarlo hoy mismo

Quede un momento pensándolo, mirando a Noche afuera en su establo, sonreír y mirar a la bajita y morena chica.

José-¡Déjamelo a mi!

Diana volteo a mirarme preocupada, con cierto alivio y una sonrisa dulce y tibía.

Diana-¡Ay José!, ¡muchas gracias!

Cargué los cestos, dirigiéndome a noche y ajustarlos a un cesto alrededor de el.

Diana-Esperate, ¿Irás montando a Noche?

Sorprendida miraba como yo arreglaba a noche para cabalgar y después subirme en el.

José-Si Panchito era determinado a su deseo de ser mejor, Yo estoy aferrado a montar un caballo para que el me quiera, Diana

Diana quedo en silencio, suspirando para arroparse en su suave manta los brazos y darme una especie de bendición con su mano en forma de cruz.

Diana-Solo ten cuidado

José-Lo tendré

Caminando lentamente en todo el pueblo, miraba los alrededores, casas con suaves toques pueblerinos, luces tenue adornando todo, gente caminando, velas alumbrando, pedazos de pétalos en toda la ciudad, los carteles que tenían el apuesto muchacho mexicano que cautivo lo que en mi nunca había despertado en verdad. Miraba todos los edificios, hasta pasar a las afueras, directo a un pequeño cerro adornado en luces suaves y no muy lejos de ahí, una cazona, muy adornada y grande, me detuve para tener una mejor vista, era la casa más humilde pero la más adornada de todo el pueblo.

José-...Quiza el viva ahí...

Mire al caballo, que algo inseguro daba unos pasos hacía atrás. Haciendo que lo mirara y después mirara la iglesia.

José-...Vamos lá, noite, vamos descobrir se meu pancho mora lá!

Comencé a trotar con el caballo, a donde estaba el gran lugar. Llegando mire adornos de la temporada, hasta que en la entrada del lugar, había el nombre grabado.

"Familia Quinteros González"

Conocía ese apellido, ¡efectivamente!, era del charro que hizo bailar mi corazón a mil por hora, baje del corcel, caminando hacía la entrada.

José-...Quizá el esté aquí...si tan solo...

Acercando mi mano a la enorme y artesanal puerta, no solo el nervio estaba presente, la ilusión también, estaba ansioso, de verlo de nuevo, de sentir su presencia a mi lado, a revivir la sensación que tuve cuando nuestras manos y cuerpos se encontraron en aquel baile seductor, a tener la necesidad de probar sus labios picantes...

si tan solo...

Hombre-¡OYE!, ¡CHAMACO!

Sobresalte, volteando y mirar a un hombre de ropa humilde pero muy bien hecha, con unas pistolas de plomo, era amenazador. Apuntándome, caí al suelo asustado, mirando el potente arma.

Hombre-¡VETE DE AQUÍ!, ¡NO TIENES PORQUÉ MOLESTAR AL PATRÓN!

José-Y-Yo, s-solo

Hombre-¡¿O es que querías robarle?!

José-¿Robar?, ¡no!, ¡yo-

No pude terminar, balas disparadas me perseguían sin piedad. Me levante corriendo hacía la salida, esquivando con dificultad, saliendo de la enorme casa, entre pasos apresurados y casi torpes, logre subirme asustado a Noche.

Hombre-¡VEN AQUÍ!, ¡RATERO!

Mire como el preparaba su pistola para atacarme, tome el apero, sacudiéndolo y en seguida, Noche comenzó a correr veloz mente, escapando como milagro de la temible arma del guardián de aquella casa. Hasta llegar al cerro, lejos, con una vista perfecta del lugar.

José-*Huff*...*glup*

Suspire agitado, captando todo lo que había ocurrido, ¡había escapado de un hombre que tenía intención de matarme!, ¡había domado a Noche!, ¡había corrido!

José-¡Lo logramos Noche!, ¡Corrimos al fin!

Sonreí abrazando al caballo alegremente, el solo respondió un refuñido enfadado. Me enderece y sonreí nervioso.

José-¡ya sé que estuvo mal!...supongo...que extraño tanto a mi charro, que no maneje mis impulsos...al parecer si tendré que esperar...vamos a darle el pedido al padre, Noche.

Cabalgando, en medio de la noche, después de dar los arreglos, lleve a Noche al lago más cercano y me senté en el suelo, mirando la luna medio llena.

Casi muero hoy por culpa del amor, del condenado amor, del cual no quiero separarme. Creo que estoy loco, pero, avanzo pronto...todo para ti, solo espérame un poco más, Pancho, que voy por ti.

/ / 

Hombre-¡Era un mocoso!, de ojos café claros y de cabello verde, bien raro, patrón, quería robar...


??-Puedes irte, gracias...
















Panchito-...José esta aquí...

[Ay bebes, ¿debería seguir escribiendo capítulos?, ya hice 3 seguidos xdxdxd]

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Where stories live. Discover now