Donald.

656 79 29
                                    

José.
¡¿Qué fue eso?!.
¡No puedo creer que yo haya tomado como si nada su cuerpo contra el mío!, Para bailar, como si yo tuviera un derecho de hacerlo, tan solo pensar en su mirada extrañada, me hacía perder todo el estribo posible.
Pero la forma en la que el movia sus caderas al compás de mi mano, era como si un pequeño juego de seducción se tratase, uno en el que perdía brutalmente.

El miraba mis labios cuando quedamos de frente, estaba a punto de atacarlo, pero preferí darle la vuelta, aún así, quisiera haberlo besado.

Termine de hablar con una señora, la cual ayude a llevar sus bolsos llenos de comida, fruta y verdura, compensandome con una exquisita manzana roja, que de algún modo, era ridículo, pero me hacía pensar en Pancho.

Recordé que él estaría comprando recuerdos, no quería molestarlo, caminé unas cuántas cuadras y escuche unos gritos furiosos. No era normal escucharlos aquí, fui a investigar. Me encontré un trío de pequeños niños, acompañados de un hombre rubio,  de ropa marinera azul.

José-¿Donald?

Recuerdo a ese chico, lo conocí hace unos años, había venido precisamente a visitar Bahía, pero, estaba acompañado. Dejo de gritar, mirándome aliviado y tomar mi mano estrechandola.

Donald-¡José Carioca!, ¡Al fin te encuentro!

En lo que me estrechaba la mano, note que los pequeños me miraban curiosos, se veían Traviezos pero llenos de energía.

José-¡Bienvenido de nuevo!, ¡Donald!, ¿Qué los trae a Bahía?

Donald-Quise traer a mis sobrinos a conocer, ¡Bahía!

Me incline a los pequeños, saludando con mi sombrero.

José-¡Bienvenidos, pequeños!

Paco-Es una persona muy arreglada

Hugo-Me gusta su pelo

Rodeandome los niños, soltaba potente carcajada y mirar a Donald.

José-¡Estos niños tienen mucha energía!

Donald-Como no tienes idea

Me agaché mirando a los tres hermanos, sonriendo.

José-¿Quieren que les dé un recorrido?, Junto a Donald

Los tres emocionados empezaron a gritar y saltar, por lo que el ojiazul se sintió mas alegrado.

Donald-¡Gracias, José!

José-¡Nah!, No es nada, solo trabajo

Donald sabía cómo era, el también era un tanto coqueto con las damas y era de perfil fiestero. Caminando y mirando a los niños correr por las calles, mire que el tenía en su dedo un anillo.

José-Conque sentaste cabeza, ¿Eh, Donald?

Sonreí prendiendo un puro, me miro sonriendo y después mirar su anillo.

Donald-Así es, estoy casado con la chica más bella del mundo, ¡Se llama Daisy!

José-¡Daisy!, Buen trabajo mi amigo, mis felicitaciones

Donald-¿Y tú?

Quedé callado, ¿Y yo?, Yo era feliz estando libre de compromiso, pero, desde que conocí a pancho, no pienso lo mismo que antes.

José-La verdad, es que estoy confundido

Donald-¿Confundido?

Asenti. Donald era un amigo de confianza y sé que podría confiarle todo lo que necesitara. Esperamos a que los niños durmieran en el hotel y nos fuimos a tomar un café en un local no muy lejos.

José-Creo que me enamore

El rubio no tardo en sonreír emocionado, acercándose un poco más, diciéndome con su cuerpo que tenía demasiado interés en saber todo, de quien, como; Así que suspire, tomando un sorbo de mi café tibio y mirarlo a los ojos angustiado.

José-Necesito que me prometas algo. No le dirás a nadie, ¿puedo contar contigo, mi amigo?

Asintió a su vez, con completa seguridad, bebiendo un sorbo de té de manzanilla al instante de que yo suspire de nueva cuenta, estaba realmente nervioso.

José-Me enamore de una persona maravillosa, con exquisitos ojos, con pelo rojo y potente voz, sé que suena raro, hasta para mi lo es

El ojiazul no dijo nada, solo estaba callado prestando absoluta atención a mi confesión. 

José-Donald, me enamore de un hombre

Quedaron entre los dos segundos de silencio, el no mostraba desagrado, no mostraba odio, no mostraba desaprobación, si no, que una sonrisa comprensiva; Tenía razón, el no es mal amigo. Me palmeo el hombro amigablemente soltando una risa alegre.

Donald-¡Me alegro por ti!, ¿ya han salido?

José-Bueno, yo le di un tour en toda Bahía y también lo lleve a cenar y a comer, bailar y cantar, no sé si era parte de mi trabajo o algo importante.

De nueva cuenta, soltó una sonrisa, algo pícara esta vez, codeando mi codo de forma burlona.

Donald-Alguien ya va muy a lo directo, ¿ehh?

José-Ay mi amigo, créeme que eso quisiera lograr

Terminamos nuestras bebidas, pagando y caminar, mientras que el me daba tips para poder conquistarlo, lo escuchaba atentamente, eran realmente buenos sus consejos, ahora comprendo como su esposa es tan feliz con el. Terminamos nuestra platica en cuanto llegamos al hotel, soltando yo un suspiro más de aliento propio.

José-Gracias mi amigo, en serio, intentaré

Donal-No viejo, no es "intentar", es hacerlo, ¡lo lograrás!

Sonreí abrazando a mi amigo de alegría, todo estaría bien ahora, gracias a el, todo es más claro, No me voy a rendir hasta domar su corazón salvaje tan fácil. 

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora