Cuadradito de papel

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- Entonces... ¿Es el fin de esta farsa? - dijo el rubio de forma tímida con una sonrisa en los labios.

- Supongo, pero eso no significa que dejemos de ser amigos, amigo - el pelinegro dijo esas palabras con las manos en los bolsillos mientras pateaba una piedra que estaba a sus pies.

- Fue divertido... por fortuna fue poco tiempo, si no, esto quizás podría hacerme sentir aún más triste, incluso si no somos Gays - el rubio miró sus zapatos, vió la sombra de su compañero y notó que este asintió - Ojalá te vuelva a ver Craig, me gustaría volver a ser tu amigo.

- Sí, eso estaría bien... pero, aunque ya no podamos estar ni compartir juntos, yo siempre te consideraré uno de mis amigos, si nos volvemos a ver, así te llamaré.

- Igual yo, bueno, debo irme... te... extrañaré de alguna forma...

- Yo también Tweek, buena suerte - Craig sacó una de sus manos bolsillos y la estiró en dirección al rubio en frente de él - Sé que estarás bien, solo no dejes que sus monstruos internos te consuman, eres más fuerte de lo que crees.

- Gracias Craig, eres el único que me ha dicho algo así, voy a-... - el ruido de la bocina de un auto le interrumpió - ¡Ya voy! - se aclaró la garganta - Voy a intentarlo... bueno, me tengo que ir...

- Adiós Tweek - sus manos se unieron en un firme apretón, el rubio alzó la vista con una sonrisa triste, Craig miró sus ojos, eran hermosos y llenos de vida, iba a extrañar esa mirada que, cuando sus vidas fueron abruptamente interrumpidas por la obligatoria unión de las asiáticas, estaba llena de terror pero, cuando compartieron tiempo juntos se alivianó y se convirtió en una mirada dulce e inocente, en ocasiones sorprendida pero ya no había tristeza o angustia en ese punto, y deseó de todo corazón que permaneciera para siempre de esa forma.

- Cuida de nuestro hijo Stripe. Adiós Craig, gracias por todo - el rubio soltó la mano del pelinegro y escondió sus manos tras su espalda, como si le hubiese robado algo a Craig. Lo miró por última vez, y luego salió corriendo al auto que comenzaba a sonar la bocina de una manera molesta y repetitiva. El ruido se detuvo en cuanto Tweek abrió la puerta de la carrocería y subió.

Craig alzó la mano para despedirse y un papel calló de ella, decidió ignorarlo temporalmente para ver la graciosa huida del rubio y su familia, que se despedían con grandes y genuinas sonrisas, acompañados de un remolque de mudanza que llevaba las últimas cosas que pertenecían a la casa de Tweek Tweak.

Al perderse de vista la familia, Craig recogió la pequeña nota que había caído de su mano, suponiendo que Tweek la había dejado con ese travieso gesto que hizo al final. Cuando desplegó la hoja viendo un montón de letras, alguien llamó su atención desde el otro lado de la calle, eran Clyde y Token que le hacían señales, suspiró pesadamente y volvió a doblar la hoja para leerla después en privado, y se acercó a los muchachos.

- ¿Ya se fue? - dijo Clyde mirando con preocupación a Craig.

- SÍ- suspiró y miró el horizonte donde se habían perdido de vista los Tweaks - Llegaron bastante tarde a despedirse.

- No quise venir a despedirme - admitió Clyde mientras sus ojos se llenaban de lágrimas - No soy bueno en eso... yo... no quería...

- Tranquilo, si hubieras estado aquí habría sido todo más amargo - dijo Token - Además era mejor que ellos se despidieran en privado, lo que me sorprende es... ¿Por qué no estas triste, Craig?

- Fue mi novio por 6 meses, no alcancé a encariñarme tanto como crees y... aunque es un buen amigo no es como si haya muerto - respondió en su estoica actitud, depositando la pequeña nota en los bolsillos de su chaqueta azul.

Monstruo de RopaWhere stories live. Discover now