Capítulo 37 - Noche de boda

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— Cuando nuestro hijo nos dio la noticia de su boda me tomó por sorpresa, hasta inclusive pensé que se había apresurado pero viéndolos hoy definitivamente puedo ver que están destinados.

— Nosotros nos casamos incluso sin conocernos debido a nuestras familias y mira cuanto nos hemos amados, no pude haber encontrado una mejor madre para nuestro Jungkook. Siempre quise ver el día de su boda y gracias a todo lo que existe estoy vivo para presenciar ese momento. Solamente me entristece una cosa...

— Ya sé que te entristece cariño, creo que es lo mismo que a mí, saber que no nos pueden dar nietos, ¿no es así? — Su marido asintió — A mí también me hubiera gustado tener un nieto de nuestro hijo menor pero eso no importa ya, esa es la decisión que tomó y mientras sea feliz nosotros lo apoyaremos. No le menciones ese tema, no quiero que en algún momento le vaya a pesar o a incomodar el asunto.

— Yo sé que él lo pensó antes de tomar ese pasa, incluso me pidió disculpa por no darme un heredero aunque me preguntó si yo querría a un nieto que no llevara mi sangre.

— ¿Crees que tengan pensado adoptar en un futuro? — La noticia le agradaba mucho.

— No lo sé, puede ser una posibilidad. Se siente muy bien que me digan abuelo, sería igual de gratificante poder escuchar que llamen papá a nuestro hijo.

— Bueno, ya no pensemos en eso, sea cual sea la decisión que ellos tomen la tendremos que aceptar así que no te me emociones viejo.

A pesar de su ligera tristeza, nada podía opacar la felicidad de ver a su hijo casado y feliz, que haya tenido la oportunidad de casarse con quien quizo y por amor era lo más importante para ellos. Rieron juntos antes de ir a la cama observando las fotos que hicieron en sus teléfonos del tan memorable día, la señora Jeon volvió a llorar de felicidad para luego quedarse dormida junto a su esposo.

En otra de las habitaciones del hotel, los nuevos cónyuges también habían acabado la parte más seria de su plática, ahora solamente se miraban fijamente con una sonrisa en sus rostros que poco podría opacarla.

Bajo el aroma de las velas que amenizaban con su tenue luz el lugar, las canastas con rosas que adornaban ahora la habitación, un conejo blanco con una rosa y los típicos pétalos esparcidos en la cama por los empleados del hotel quienes fueron instruidos sobre preparar una habitación para recién casados y habían hecho la típica preparación de películas y revistas que conocían.

Aún así a los chicos les había encantado, más a Tae que era un secreto amante de las rosas, aunque no tan secreto para su esposo que lo había descifrado desde antes del comienzo de su relación sabiendo que entre las rosas que tanto amaba, las blancas eran sus preferidas. Por eso desde que le pidió ser pareja siempre le regalaba una rosa blanca el primer día de cada mes e incluso adornó el Penthouse con muchas de ellas, esos recuerdos junto al día en que le pidió que fueran pareja brincaban en su mente como niño con juguete nuevo.

No tenía quejas de su actual esposo, lo amaba desde antes de que él mismo lo supiera o admitiera, agradeció que ninguna de sus relaciones anteriores a esa hubieran funcionado y que le permitieran conocer a un hombre como él, estaba feliz y no podía contener la sonrisa que brotaba de su rostro, llevando sus manos al cuello de su novio para luego besarlo y observarlo una y otra vez.

Las manos de Kook se posaron en la cintura de su esposo, por alguna razón le parecía más hermoso ahora que era suyo con todo y ley. No pudo evitar sonreír ante tal pensamiento, verlo aún con su traje delante de él el anillo que acababa de besar, esa cara llena de amor y ternura que lo miraban enamorado, todo era simplemente perfecto y maravilloso.

—Es maravilloso haber tenido una boda y luna de miel el mismo día pero, hay otra cosa que quiero, solamente quiero una cosa más...

— ¿Qué más desea mi flamante esposo? — Respondió Kook jugando con la camisa de su cónyuge.

Beyond the cameras / Más allá de las cámarasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt