¡Treinta!: regalos sorpresivos y alfas consolados.

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El pequeño alfa de ocho años se asomó hacia la sala de estar después de que los gritos e insultos se detuvieron. Era tarde en la noche y YoonGi suponía que sus padres sólo estaban enojados por alguna tontería y que luego estarían bien, es decir, las peleas eran frecuentes, pero al final del día ellos seguían siendo una familia y cuando las peleas terminaban, ellos irían a dormir y él los abrazaría, tendría su beso de buenas noches y mañana sería un nuevo día.

Sin embargo, esa noche fue diferente, esta vez su madre lloraba sentada en el sofá de la sala y su padre estaba dándole la espalda con sus brazos cruzados y sus ojos fijos en el suelo. El silencio reinó por varios segundos, pero el ambiente se sentía tan tenso que YoonGi no estaba seguro de si dar un paso hacia delante.

De repente, YoonGi notó que su padre había comenzado a caminar, pero no caminaba hacia su madre para consolarla, él caminaba hacia su habitación. El pequeño niño no sabía qué hacer en ese momento y quizás, más aterrado de lo que hubiese querido, cerró la puerta y se sentó sobre su cama, colocando las cobijas sobre él para acurrucarse del frío mientras cerraba sus ojos y pensaba en cosas lindas y buenos recuerdos para no sentirse tan mal.

Se debatía sobre si debería ir a dormir de nuevo o si debería ir con su madre, ¿qué sería lo correcto? Él odiaba ver a la gente llorar, si su madre lloraba algo realmente malo había tenido que pasar, pero él no sabía cómo ayudarla, ¿qué podría hacer siendo tan pequeño?

No supo cuánto tiempo estuvo así, incluso estaba seguro de que había logrado quedarse dormido de nuevo en aquella posición, pero de repente, escuchó la puerta principal cerrarse de un portazo. Se asustó e inmediatamente abrió la puerta de su habitación, su madre seguía en el mismo lugar y las luces del automóvil de su padre iluminaban la sala de estar. Recuerda haber sentido su respiración faltarle en ese segundo, recuerda haber corrido con todas sus fuerzas hacia la puerta mientras lo llamaba y le pedía que no se fuera, que no lo abandonara, pero su madre lo detuvo y lo abrazó con fuerza, evitando que saliera a la calle.

—¡Papá! ¡No te vayas! ¡Papá! —lloró mientras trataba de soltarse del agarre de su madre, el auto se alejaba y su desesperación crecía—. ¡Mami! ¡No dejes que se vaya! —rogó, pero la mujer estaba tan enfurecida y dolida que no era capaz de explicarle al niño lo que estaba sucediendo.

—¡Él no va a regresar! —le gritó, manteniéndolo sentado en el suelo con ella, obligándolo a quedarse atrás—. ¡YoonGi, basta!

—¡No! ¡No! ¡Mentirosa! —forcejeó—. ¡Suéltame!

El llanto y los gritos continuaron hasta que su garganta comenzó a doler. Esa noche no durmió y fue la primera de muchas de sus noches cargadas de insomnio.

El eco de aquel amargo recuerdo resonó fuerte en su cabeza, podía escuchar a la perfección la voz de su madre llamarlo y pedirle que parara, la escuchaba decir que su padre no volvería y que los había dejado por alguien más. Llevó sus manos a su cabeza y negó, no quería que eso se siguiera repitiendo. Lo odiaba. No entendía por qué su cabeza se empeñaba en recordárselo. Él tenía una buena relación con su padre, ¿cierto? Él no los había abandonado porque lo había visto hacía poco, incluso lo invitó a pasar las vacaciones con él, entonces... ¿por qué tenía que hacer un escándalo al respecto? ¿Por qué? ¿Por qué?

Su lobo aullaba, su cabeza dolía y el sonido de su la puerta siendo tocada lo trajo a la realidad.

—YoonGi, llegarás tarde —le dijo su madre desde el otro lado—. Tu desayuno se enfría, así que vamos, levántate.

Suspiró y colocó la almohada sobre su rostro sin ánimos de hacer nada. Al no escuchar una respuesta, su madre abrió la puerta con sus cejas fruncidas por haber sido ignorada.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα