¡Veinte!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.1)

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NamJoon se estiró con flojera mientras se levantaba de la cama, sus ojos pesaban en demasía y lo primero que notó fue que su aroma estaba impregnado a sus sábanas como si hubiera pasado mil horas restregándose contra ellas. Frunció su nariz al darse cuenta y olfateó la habitación, sólo para asegurarse de que efectivamente, su aroma estaba jodidamente fuerte. Gruñó casi en pánico y se levantó mientras buscaba en su cajón sus supresores, de repente estaba comenzando a sentir calor y su vientre se sentía extraño. Maldijo. ¿Dónde estaban los estúpidos supresores?

Entre sus cosas encontró el envoltorio de los dulces hechos por SeokJin, sus mejillas se tiñeron de rojo y se preguntó con rabia por qué había guardado eso, se dijo que era una completa ridiculez seguir teniéndolo ahí pero aún quejándose no lo tomó para tirarlo, sólo lo hizo a un lado. A todo eso, recordaba haber tomado supresores antes de dormir por lo que no entendía por qué había amanecido así.

Volvió a gruñir, recordando la existencia de su celo. Ahora en perspectiva, tenía sentido haberse sentido extraño el día anterior.

Una vez encontró las pastillas al fondo del cajón salió de su habitación y bajó rápidamente las escaleras, podía escuchar la televisión de fondo y se adentró en la cocina para servirse un vaso con agua entre la sensación del calor y el temblor de sus manos.

Entonces, justo en el instante que colocó la pastilla en su boca, pudo sentir a su lobo aullar en búsqueda de atención y su cuerpo encogerse un poco por el dolor, sus feromonas esparciéndose por toda la cocina lo hicieron sentirse pequeño y tomó un trago de agua deseoso porque el supresor hiciera efecto lo más rápido posible.

Se apoyó sobre la encimera de la cocina, sentía su cara caliente y maldijo todo lo existente porque no entendía por qué tenía que comenzar a sentirse así justo ese día, ni siquiera sus celos anteriores se presentaban con tanta fuerza, mucho menos ahora que el adormecimiento de sus hormonas era constante y miró tentativamente el blister de pastillas; no había tratado de tomar una doble dosis antes, siempre esperaba al menos tres días para tomar otro supresor esperando que el efecto del primero bajara un poco, ¿quizás se estaba haciendo inmune a los efectos? ¿Quizás ahora necesitaría una doble dosis?

Dudó, tomando el blíster nuevamente.

—¿NamJoon? —el omega saltó del susto cuando su madre entró a la cocina, ella aún tenía su pijama puesto y se veía como si acabara de despertar, cosa que se le hizo realmente extraña al peli-rosa porque la mujer solía estar en el trabajo en esos momentos—. Hey, estás rojo —notó, acercándose a su hijo y acunando su rostro entre sus manos—. ¿Entraste en celo?

NamJoon se separó y negó con la cabeza.

—No, bueno quizás... ah, venía a tomarme un supresor —dijo mientras sacaba otro, ella no lo sabía así que asintió.

—Ten cuidado con esto —señaló el supresor y el omega asintió distraídamente. Si ella se enterara de las grandes dosis que tomaba su hijo, seguro tendría una crisis.

—Oye, son las diez —ella lo miró con confusión por aquella frase—. ¿No deberías estar en el aeropuerto?

—Oh, no, no —negó sonriente—. No me asignaron ningún vuelo para hoy, tengo día libre —decía tranquilamente mientras que NamJoon se tomaba el nuevo supresor—. ¿Hoy es el concierto ese? ¿Irás con YoonGi y HoSeok, no? —preguntó mientras abría el refrigerador en busca de jugo.

—Sí, y con un par de chicos —la mujer lo miró con una ceja alzada—, amigos mamá —ella frunció ligeramente su entrecejo.

—Yo no dije nada —comentó con inocencia, NamJoon viró los ojos con una sonrisa.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now