¡Nueve!: amigos preocupados y típicos fines de semana.

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La hermosa mañana del sábado se asomaba por su ventana con ímpetu, los rayos del sol chocaban contra su pared dándole un aspecto medianamente mágico y YoonGi... se estaba muriendo de sueño.

Se sentó con fastidio sobre la cama mientras lanzaba un largo bostezo que se alargó hasta un lloriqueo, sus ojos de gatito estaban medio cerrados y parte de la cara estaba roja por la constante fricción contra la almohada; se había despertado a las tres de la mañana y no encontró ninguna posición cómoda para volver a dormirse. 

Se frotó el rostro con ambas manos y luego despeinó aún más sus cabellos, buscando quitarse el sueño de alguna manera.

Y volvió a dejarse caer sobre el colchón.

—Maldita sea, ¿por qué no me muero? Al menos así descansaría un poco —murmuró con resentimiento. Desde que su padre se había ido, el insomnio lo atacaba casi todas las noches y era una jodida mierda tener ojeras todo el tiempo.

Cerró los ojos.

Pegó un brinco cuando su celular empezó a sonar con fuerza sobre su mesita de noche. Él no recordaba haber puesto el volumen tan alto, ¿cómo esa cosa casi descontinuada podía sonar tan fuerte?

Miró con más resentimiento la pantalla y la foto de un NamJoon intentando cubrir la cámara desvelaba al remitente.

Bostezó una segunda vez y tomó el aparato para contestar.

—¿Sí? —preguntó roncamente, sus ojos lagrimeando por el reciente bostezo.

¿Puedo ir a tu casa?

YoonGi frunció un poco el entrecejo y parpadeó confundido.

—¿Por qué? —se sentó lentamente en la cama, mirando sus pies desnudos como si estos tuvieran las respuestas a todas las preguntas.

Me estoy sofocando aquí —el alfa hizo una mueca con los labios y unos cuantos escenarios para nada bonitos, que involucraban al padre de NamJoon y al omega, rondaron su cabeza.

—Bien, ven para acá.

Gracias —se oyó casi como un suspiro de alivio.

La llamada se cortó y luego de mirar sus pies por diez segundo más, se bajó de la cama para avisarle a su madre de la inminente visita de su amigo. Ella seguramente se quejaría y alegaría que YoonGi nunca le avisa de sus reuniones con tiempo, pero se rendiría al final y le diría que estaba bien, ella de hecho amaba a NamJoon y a HoSeok, a veces sospechaba que más que a él mismo.

Bajó las escaleras luego de cepillarse los dientes y lavarse la cara, y buscó desde la sala hasta la cocina. Miró confundido los alrededores al no ver movimiento más que el suyo y por un segundo pensó que ella seguía durmiendo, sin embargo, no estaba en su habitación.

—Oh no, mi mami me abandonó —comentó al aire y se acurrucó sobre el sofá—, bueno, era cuestión de tiempo —bostezó—. Ahora soy un alma independiente...

Se mantuvo alrededor de diez minutos mirando el piso y pensando si su madre le había dejado algo para desayunar (lo más probable era que no), hasta que escuchó que llamaban a la puerta. Se levantó con flojera mientras murmuraba que tenía sueño y la abrió para encontrarse con su gigante amigo, le sonrió mostrando sus lindas encías y Nam simplemente caminó hacia el interior de la casa con una cara aburrida. Min hizo un pequeño puchero y cerró la puerta.

—No te haría mal sonreirme como saludo, o al menos un "hola increíble y guapo Min YoonGi, ¿cómo ha estado tu día?" también es aceptable.

—¿Eres tonto? —el omega lo miró con una ceja alzada por el estúpido comentario.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now