¡Once!: vistazo a una vida conflictiva y más preocupaciones a la lista.

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NamJoon recuerda el día de su presentación como si hubiese ocurrido ayer, ¿cómo no recordarlo cuando fue a partir de ese día que su vida se tornó un completo desastre?

Él se había despertado muy temprano aquella mañana, tenía calor, mucho calor. A su corta edad era capaz de reconocer aquello como una fuerte fiebre y temeroso de haberse enfermado, corrió hasta la habitación de su mamá donde lloró como un bebé buscando consuelo. Recuerda haberse sentido demasiado extraño, como si necesitara abrazar algo con todas sus fuerzas mientras lloraba por horas y horas hasta desahogarse. Él estaba seguro de que que algo realmente malo le estaba sucediendo pero sus padres no parecían preocupados cuando lo vieron en ese estado y él lloró más fuerte porque pensó que ellos no le creían.

Ese mismo día fueron al hospital.

Recuerda a su padre murmurar cosas mientras conducía, diciendo que él sería un grande y fuerte alfa, y recuerda cómo su madre le acariciaba sus cabellos mientras esperaban a que el doctor los atendiera, sus delgados brazos alrededor de él para tranquilizar aquella ansiosa sensación de querer llorar y acurrucarse en algo o alguien.

Quizás lo único bueno que le pudo sacar al día fue cuando, en mitad de la espera, salió un niño sostenido de la mano de su madre, él parecía cansado y desprendía un olor a café y chocolate bastante ligero pero perceptible para la pequeña nariz del otro. NamJoon recuerda haberlo comparado con un gatito dormido cuando este pasó justo enfrente. Fue una manera curiosa de conocer a quien luego sería su mejor amigo, pero ellos tenían algo en común; la fecha de su presentación.

Cuando fue su turno de pasar al consultorio, su madre estuvo con él todo el tiempo, el beta al otro lado del escritorio fue bastante amable con él y le dio un caramelo cuando sintió ganas de llorar de nuevo. Él no hizo mucho, sólo asentía y negaba con la cabeza a las preguntas hechas.

Entonces, en el momento que fue revisado con un poco más de detalle, el beta miró a su madre y con una sonrisa le anunció que él se había presentado como un omega.

NamJoon no estaba seguro de lo que eso significaba exactamente, sólo se preocupó de que fuese algo malo cuando su padre lo miró severamente en el instante que se enteró y porque el camino a casa estuvo lleno de gritos y echadas de culpa; su madre estaba molesta con su esposo por armar un escándalo y el hombre no paraba de reclamarle a ella que había hecho algo mal.

NamJoon tenía sólo siete años cuando se dio cuenta de lo horrible que era ser un omega.

Se levantó esa mañana con las mismas casi inexistentes ganas de levantarse que tenía en un día de instituto normal, sus quejidos por el sueño no se hicieron esperar y cubrió su rostro con la almohada más cercana. Él seguía cansado y lo atribuyó al hecho de haberse quedado hasta las doce de la noche terminando las tareas de la semana.

Luego de lanzar su almohada lejos, miró su reloj por un segundo antes de apagar la alarma, y frunció sus labios cuando vio un «6:00 a.m.» brillando en verde, casi como si se burlara de que efectivamente, estaba obligado a levantarse a esa hora.

Él cerró lentamente los ojos sin darse cuenta, bostezando mientras se rascaba la punta de su nariz, su cabeza dando vueltas en las cosas que debía hacer para irse, las horas que pasaría en clases y las próximas horas que pasaría encerrado en su habitación adelantando la tarea. Se dio el lujo de quejarse sobre su vida estudiantil entre murmullos bajos antes de sentarse sobre su cama.

Sus manos casi automáticamente tantearon un poco el colchón mientras pensaba en lo mierda que seguramente sería su día entero, entonces se topó con el gran peluche de Ryan que se acurrucaba a su lado y no dudó en tomarlo. Lo apretó contra su cuerpo en un abrazo por puro instinto, apretujándolo con fuerza mientras cerraba los ojos. Su cuerpo estaba reaccionando en búsqueda de algo que no tenía y como un reflejo, el omega escondió su nariz en el cuello del muñeco.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now