¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.

4.1K 564 334
                                    

No fue sorpresa para nadie que HoSeok se levantara con los ánimos por el piso cuando su alarma lo despertó esa mañana. Bueno, para "nadie" además de sus padres, quienes ni siquiera se dieron cuenta del comportamiento decaído de su hijo.

El día iba a ser una mierda, ya lo sabía, así que se vistió resignado, tomando los pantalones formales y el saco que odiaba. Se veía como un muñeco sobre un pastel de bodas, pero uno en absoluto encantador según su propia perspectiva. De fondo, el beta podía escuchar el movimiento apresurado de sus padres desplazarse por la casa y no tuvo necesidad ni de asomarse cuando su madre apareció en su puerta con una expresión seria y mirada fría.

—Bien, apresúrate —le dijo antes de volver a salir, como si hubiera querido asegurarse de que estaba despierto.

HoSeok suspiró cuando la mujer desapareció por la puerta, y continuó con su rutina para estar listo. Eran las ocho y media de la mañana cuando salieron de casa, ninguno de sus demás amigos se encontraba despierto en ese momento, pero de igual manera se encontró con algunos mensajes en el grupo que lamentaban que no pudiera ir, así como un par de mensajes de parte de NamJoon y YoonGi preguntándole en privado si se encontraba bien, que si quería hablar estaban ellos ahí. También había un amoroso mensaje dejado por JungKook en la madrugada que le repetía que no pasaba nada que no pudiera ir, él no estaba enojado y creía necesario recordárselo.

El beta no dijo nada durante el trayecto del viaje, no estaba interesado en absolutamente ninguna de las cosas que sus padres estaban comentando y es que eran cosas del trabajo, siempre eran cosas del trabajo. No había tema que tocaran que no estuviera relacionado con dinero, contratos, acuerdos y su ridícula empresa. Aunque le preguntaran, HoSeok no creía poder aportar nada relevante y al parecer ellos lo sabían, porque actuaban como si el joven adolescente no estuviera presente.

Cuando llegaron al lugar, Jung HoSeok no podía caber en su desánimo.

Por otro lado, cuando se cumplieron las diez de la mañana, la familia Jeon se encontraba terminando de alistarse para salir al evento que comenzaría a las doce y para el cual debían estar presentes a las once y media.

—¿Crees que a JungKook le de mucha vergüenza que me pinte sus iniciales en la cara? —preguntó Suni frente al espejo de su habitación mientras su esposa se encontraba junto a la puerta del baño, cepillándose los dientes.

—Píntate lo que quieras, cielo. Él se tiene que aguantar —le dijo con amor, aunque su voz se oía ahogada por el cepillo en su boca.

Suni rió y miró el espejo decidida, pasando una pequeña brocha en su cara con cuidado.

La familia había organizado ir a buscar a los amigos de su hijo para que no tuvieran que tomar el autobús y aunque varios insistieron en que no había problema alguno y de que no deberían tomarse las molestias, tal parecía ser que la terquedad de YoungMi era imposible de sobrepasar, por lo que el grupo de jóvenes aceptó el aventón.

—¿En serio vas a usar eso, mami? —preguntó JungKook una vez estuvo dentro del auto, ya vestido, peinado y listo para el evento, mirando con duda a su madre beta quien no solo tenía pintada la cara, sino que también vestía una camiseta sobre su ropa en donde se veía estampado un "Team Jeon JungKook".

—Y con orgullo —asintió ella, peinándose un poco sus castaños cabellos con sus manos frente al espejo del asiento.

—Yo también usaría algo si no estuviera yendo como tu entrenadora —dijo casi con resignación la alfa, colocándose los lentes de sol y peinando un poco su negro y corto cabello hacia atrás mientras sujetaba con firmeza el volante—. Ahora vamos por tus amigos y traigamos ese premio a casa —apretó el puño en ánimo, uno que apoyó su esposa y que provocó una risa en JungKook.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now