¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.

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YoonGi se limpió el sudor de la frente y colocó el trapeador a un lado, suspiró con cansancio y recogió el balde de agua que dejó en el suelo. Había terminado por fin con la cancha y la cafetería, no lo sintió como mucho trabajo y supuso que ya se estaba acostumbrado al esfuerzo físico. Sin embargo, seguía sin estar de acuerdo con el castigo y esperaba que el director decidiera anular los demás días que le faltaban.

Escuchó unos pasos apresurados detrás y se giró a la entrada; JiMin estaba jadeando un poco y sus mejillas estaban rosadas por el esfuerzo. No había llegado antes y el alfa ya estaba preguntándose qué había sucedido, así que ahora estaba feliz por saber que el hecho de que JiMin se haya aburrido de persona no era el caso.

—El profesor Lee alargó mucho la clase —explicó y se irguió en su puesto, su mano fija en la correa de su mochila y sus cejas frunciéndose un poco cuando vio el lugar completamente limpio—. ¿Terminó ya? —sonó desanimado. 

—Sí —le dijo con el mismo tono—, acabo de hacerlo de hecho... —entonces JiMin formó un pequeño puchero mostrando su desilusión y YoonGi no evitó pensar en alguna manera de ensuciar todo de nuevo.

—Supongo que tendré que irme a casa ahora... —murmuró, casi como si se estuviera convenciendo a sí mismo.

—Si quieres puedo acompañarte.

Park abrió sus ojos con sorpresa y YoonGi tuvo muchísimas ganas de meterse en el cubo de agua sucia y ahogarse. ¿En serio había dicho eso en voz alta? Quizás JiMin sólo estaba decepcionado porque llegó tarde y ya, eso no significaba que quería pasar más tiempo con él. ¡Recuerda a tus amigos Min YoonGi! ¡Tienes que ser realista!

—¿Su casa no queda al otro lado? —cambió su pie de apoyo, mirándolo con curiosidad.

—¿Sí? —actuó como si no supiera eso. Claro, otro punto para verse como un estúpido; la casa de JiMin quedaba, obviamente, por el mismo camino que tomaba ChanYeol: a la derecha. Él vivía al sentido contrario. Esa información la sabía, pero su cerebro parecía haber querido bloquearla, ¿auto­-sabotaje? Quizás—. E-Entonces ignora lo que dije —se rió con pena, bajando la mirada e intentando pensar en cómo escapar de la situación.

Mientras el alfa se repetía que debía dejar de ser tan tonto, JiMin paseó sus ojos por el lugar y miró los productos de limpieza que el mayor había usado. Por alguna razón una pequeña sonrisa se formó en su rostro y señaló los implementos.

—¿No necesita llevar eso al armario del conserje? —entonces el peli-azul se dio cuenta que estaba olvidando eso y respondió de manera afirmativa mientras los tomaba. JiMin dio un par de pasos hacia su dirección—. ¿No quiere que lo acompañe?

—¿Por qué? —preguntó genuinamente confundido, luego se dio cuenta de lo estúpida que sonó la pregunta—. ¡Digo! ¿N-No necesitas ir a casa? —no, eso sonó peor—. ¡No quiero decirte que te vayas! —negó y JiMin ladeó la cabeza—. Es que... s-sólo...

—¿Quiere que lo acompañe o no? —rió.

—Sí... —murmuró mientras abrazaba el trapeador, su cara ardiendo a más no poder.

—¡Vamos~! —anunció, levantando la escoba.

Ambos caminaban con tranquilidad por los pasillos del instituto, JiMin era quien llevaba la conversación contándole cómo su madre le había ayudado a preparar mochis el otro día y que estaba emocionado por darle un par, YoonGi lo escuchaba ligeramente atontado por su bonita voz y sonreía cada vez que el rubio lo hacía. Quizás si NamJoon lo viera le diría que es un completo tonto y HoSeok se reiría disimuladamente de su persona. Pero bueno, él era feliz con tan poco.

—Tengo expectativas muy altas sobre esos mochis —le dijo una vez cerraron la puerta del armario, JiMin se rió y colocó su mochila en frente para buscar el táper—. Dame, dame, dame —abrió y cerró sus puños.

De persecuciones y hermanos celosos ✧ ym ➺ omegaverseWhere stories live. Discover now