Capítulo 17: God save the Queen

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Andrea les explicó que las voluntarias de la Lesbian line solían reunirse de vez en cuando para debatir y socializar. Casualmente, ese mismo fin de semana estaba prevista una de esas reuniones en Londres, en casa de una de ellas. La chica con la que habló les ofreció la posibilidad de asistir para hablar más detalladamente sobre el papel que podrían desempeñar dentro de la agrupación. Decidieron alquilar un pequeño apartamento para los cinco que estaba de oferta, ya que la reunión era por la tarde y se les haría muy complicado ir y volver el mismo día debido a las horas de viaje entre Manchester y la capital. Todo fue totalmente improvisado. Esa misma tarde, después de comer, fueron a comprar los billetes y consiguieron dejarlo todo atado para salir al día siguiente bien temprano.

Sábado, 30 de julio de 1977

Eran apenas las 8 de la mañana cuando Luisita y Amelia cerraron la puerta de su habitación, con lo justo para pasar un par de días fuera. Se dirigieron hacia la estación de tren con esos nervios de los que les resultaba imposible desprenderse y que no las habían dejado dormir en toda la noche. Expectantes ante lo que les podía deparar aquel viaje exprés a la ciudad de Londres, que además visitaban por primera vez. Las únicas referencias que Luisita tenía del lugar eran alguna anécdota que le había contado su cuñado Miguel y lo poco que habló con Marisol. Ya no había marcha atrás, estaban a punto de embarcarse en una aventura que no iba a ser nada fácil porque ir en contra de la sociedad nunca lo era. Quedaba un largo camino por recorrer y muchas mentes que abrir, más todas aquellas a las que no conseguirían hacer cambiar de parecer. El incidente en la librería era prueba de ello. Daba igual si la ciudad fuese Madrid o Manchester, si el país fuera España o Inglaterra, o si la librería se llamase La Luna de Cartón o Sisterwrite, se iban a encontrar con dificultades allá donde fueran simplemente por amar a alguien de su mismo sexo. Así que con todas las consecuencias que pudiera conllevarles, estaban preparadas para remar a contracorriente todo lo que hiciera falta. Al fin y al cabo, es lo que llevaban haciendo desde que empezaron a salir. Y en el caso de Amelia, prácticamente todo su vida aunque en esta ocasión, tenía la mejor compañía posible. Se encontraron todos en la estación de tren Manchester Picadilly y desde allí salieron para llegar unas después a St. Pancras. Dejaron sus cosas en el apartamento, que no quedaba muy lejos de allí, y se pusieron en marcha.

- Vamos bien de tiempo para llegar a la British Library, está por aquí cerca – informó Andrea, señalando un cartel que indicaba que estaba a unos 10 minutos a pie de donde se encontraban.

- ¿Nos tomamos algo mientras? – sugirió Carlos.

- Sí, por favor... necesito un café para poder soportar el madrugón – dijo Luisita, agarrando a su mujer del brazo para dejar caer un poco el peso sobre ella.

- Pero si te has pasado todo el viaje durmiendo – rio Amelia.

- ¿Yo? No estaba durmiendo, solo me he apoyado en tu hombro porque es más cómodo que el asiento – se excusó.

- Ya... ¿y los ronquidos? – bromeó.

- ¿Qué? – se separó indignada – Yo no ronco.

- No sabéis las noches que me da... - dijo provocando la risa de sus amigos.

- ¡Amelia! – la empujó – Que luego se lo creen.

- Venga, vamos a buscar algún sitio – se echó a reír volviéndola a agarrar del brazo.

Se sentaron en una de las cafeterías de la estación, esperando a que se hiciera la hora del tour que habían contratado. Aún quedaban horas para la reunión y quisieron aprovechar para visitar la ciudad y amortizar bien el viaje. Sabían que si lo hacían por su cuenta acabarían perdiéndose, por lo que un tour para turistas les pareció la mejor opción. Pasaba por varios lugares representativos de Londres y el recorrido acababa cerca de Hyde park, por donde estaba la casa de la chica. El sitio estaba abarrotado de restaurantes, así que se quedarían por allí a comer.

ENTRE MADRID Y MANCHESTEROù les histoires vivent. Découvrez maintenant