Capítulo 39: We are the champions

641 49 10
                                    

— Necesitas volver a Madrid. — repitió.

Se quedó paralizada, era lo último que esperaba escuchar. Nada en esos últimos días le había hecho sospechar que algo así podía suceder. Entendía que la visita de su hermana le hubiera afectado, pero por sus palabras tenía la sensación de que llevaba días con esa idea en la cabeza. ¿Por qué no se lo había contado hasta ahora? ¿Tan mal se sentía como para echarlo todo por la borda? ¿Cómo podía no haberse dado cuenta? ¿Qué pasaba ahora con ellas, con su proyecto de futuro, con esa familia que querían formar? Las preguntas se amontonaban en su cabeza pero tampoco estaba segura de si quería conocer las respuestas.

— Sí, con otro sueldo podríamos ahorrar para los billetes. Aunque ahora que lo pienso habría que darse prisa porque para esas fechas se pondrán carísimos, a lo mejor si usamos lo que nos queda de Benigna...

— ¿Qué fechas?

— Pues navidades. — contestó como si fuera lo más evidente del mundo. — ¿Pasa algo? Estás muy rara.

— No, es que... me ha pillado un poco por sorpresa.

— Si no quieres ir...

— No, no, claro que quiero. — aclaró. — Solo que tendré que preguntar en el trabajo si me dejan esos días libres.

Para diciembre ya habría terminado la sustitución en el teatro, por esa parte no había problema, pero el encargado del restaurante no era especialmente permisivo y nunca sabías por dónde te iba a salir.

— Hombre, te corresponden tus días de vacaciones y tendrán que dártelos. Faltaría más. Encima no puede tener ninguna queja de ti, que no has faltado ni un solo día desde que empezaste.

— Pero ya sabes cómo es el encargado, hablaré con él a ver qué me dice.

Luisita frunció el ceño, algo no le cuadraba.

— ¿Seguro que es solo eso?

— ¿Qué otra cosa iba a ser?

De pronto la cara de la rubia se tiñó de preocupación.

— Oye, ¿no habrás pensado que esa chica y yo...?

— ¿Qué? Por supuesto que no. — negó rotunda.

— ¿Entonces qué pasa?

— No me pasa nada, ya te lo he dicho. ¿Por qué piensas que sí?

— No sé, creía que te haría más ilusión lo de volver y pasar las fiestas todos juntos...

— Y me hace ilusión.

— Pues no se nota.

— Solo me ha pillado por sorpresa, ya está. —la agarró por la cintura, queriendo zanjar el tema de una vez. — ¿Vamos a comer?

— Prométemelo.

— ¿Qué?

— Que me prometas que solo es eso.

— ¿En serio hace falta?

— ¿Ves? Me estás mintiendo. — y se separó de ella para que no intentara desviar el tema con carantoñas. — Cuéntamelo.

La morena suspiró y la miró a los ojos.

— Nada, que...

No quería decírselo, no quería hacerle daño. Se sentía culpable por haberlo pensado aunque hubiera sido apenas unos segundos, pero no había podido evitarlo. El miedo es irracional y sobre todo muy difícil de controlar. Tenía miedo de perderla otra vez, de que algo enturbiara aquello que con tanto esfuerzo estaban intentando reconstruir.

ENTRE MADRID Y MANCHESTERWhere stories live. Discover now