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PRECAUCIÓN 

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Canción: Got What I Got — Jason Aldean



Solté un silbido, admirando a mi hermana.

No tenía muchos cumplidos para Emmaline, era mi trabajo como hermano molestarla y decirle que no se veía bien. Sin embargo, este día no podía. Emmaline estaba todo menos desarreglada.

Era una novia sencilla, con todos esos arreglos en el cabello para que se viera bien peinado y con todo ese maquillaje que ¡vamos! Parecía natural, pero esas ojeras usuales de Em no estaban.

—No me mires como si quisieras llorar —me advirtió—. Todo el que entra y me ve se suelta llorando.

Me encogí de hombros.

—No iba a hacerlo. Sí, estás hermosa este día pero no es para tanto.

Se rio y me metí las manos en los bolsillos de mis pantalones de vestir negros. Llevaba una corbata de moño y una camisa blanca. Iba con los colores blanco y negro como todos. Al ser uno de los acompañantes de las damas de mi hermana, solo me limité a usar los colores que ella pidió.

—A veces no sé ni como tú mismo te soportas, Elliot. Pero te quiero, y ¡mierda! Voy a llorar como estúpida otra vez.

—Yo también te quiero, Em, y no sabes lo feliz que me hace que hayas encontrado tu propia felicidad. Sabía que lo harías.

—Gracias, hermano.

—Quién lo diría, hace apenas unos años éramos unos niños que peleaban por todo.

—Y ahora me voy a casar, eso sí que es un cambio drástico.

—Los sueños son muy susceptibles. —Bufé.

Aunque estábamos solos en la habitación, sabía que todos allá afuera estaban esperando a la novia. Emmaline tenía con los nervios de punta a Alec al otro lado de la casa, lo había visto unos instantes y creo que ese hombre después de la ceremonia tendrá que darse otra ducha porque estaba sudando a chorros.

—Sé que en algún lugar él está feliz por ti también —solté. Ambos sabíamos a lo que me refería.

—Lo sé —pude escuchar su voz quebrarse solo un poco y me sonrió débilmente—. Al principio era difícil imaginarme ser feliz con alguien más porque me sentía culpable, no quería aceptar mi felicidad porque esa felicidad también la tuve con él.

—Él murió, y como mi mejor amigo, sé que él habría querido esto para ti. Qué bueno que encontraste a Alec, qué bueno que él te encontró a ti.

—Sin Alec esta no sería yo, pero también sé, que yo también quería volver a enamorarme.

Asentí y me acerqué a ella, de inmediato me dio un abrazo fuerte y lo disfruté porque eran pocos los abrazos que nos dábamos. Y este sería el último abrazo que le daría como Emmaline Prescott.

En una hora ella se convertirá en Emmaline Evans.

—No aprietes tanto, echarás a perder el almidón.

—¡Ay Dios mío! Siempre arruinando los momentos bonitos.

—No sería yo. —Emmaline me empujó y riendo me dio un golpe en el hombro.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now