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¿POR QUÉ PERDEMOS?

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Cuando recibo un mensaje de Dave es porque algo quiere.

El imbécil sabe cuando tengo mis días con Robert y siempre quiere que mi hijo pase tiempo de caridad con Lili, pero ese tiempo de caridad se resume al hecho de que quiere que yo sea el niñero de mi sobrina para poder hacer algo diferente a su papel de padre de tiempo completo.

Supongo que eso es difícil, soy padre de tiempo medio, así lo etiqueté desde que caí en cuenta en el hecho de que nunca he pasado una semana entera con mi hijo, no sé cómo se siente dormir todas las noches de la semana con él, o tenerlo apto a una rutina normal.

La rutina de Robbie se divide en dos, y es curioso que a sus cortos casi tres años él se adapte de manera positiva, supongo que eso será de mucha ayuda en su personalidad.

—Papi —Robert llega hasta mí y me muestra uno de sus autos de juguete—, papi mira.

Le sonreí y tomé el auto entre mis manos.

—Es un auto muy bueno, deberíamos ahorrar para comprarte uno como este cuando tengas dieciocho y pasees a todas las jovencitas en la preparatoria.

Robert comenzó a reír.

—Papi ven, quielo jugal.

Me senté junto a él y comenzamos a jugar, o bueno, lo que se le puede decir así porque Robert es demasiado individualista, quien diría que mi hijo compartió el vientre con su hermano.

A veces todavía pienso en el hubiera, ya no tanto en mi hubiera con Annalise, lo pienso cuando imagino a Robert y Darien juntos, en mis dos pequeños volviéndome loco por todos lados, y como ambos estarían peleando por ese auto que uno solo tuvo la suerte de sostener, imagino ese bonito cuadro donde solo sale Robert lleno de balones, y los veo a ambos, supongo que ambos serían diferentes o al menos tendrían rasgos físicos que los harían únicos, porque nunca pudimos saberlo. ¿Cómo? Ni siquiera pudimos ver a Darien sonreír una sola vez porque nuestro hijo perdió la batalla, no pudimos verlo crecer junto a su hermano solo porque el destino cruel así lo quiso y me imagino la vida que pude tener, con todos sus altibajos y me imagino mucho más feliz también.

El teléfono de mi departamento suena y me levanto del suelo para tomar la llamada.

Robert tiene la costumbre siempre seguirme a donde sea que vaya y esta vez no es la excepción, se queda a mi lado cuando respondo la llamada y no me sorprende que sea mi hermano quien me llame de nuevo para pedirme que cuide de Lilia esta semana.

—Supongo la razón de tu llamada debe ser porque ya sabes que son mis días con Robbie, hermano.

—Algo como eso —lo escuché reír y rodé los ojos por lo idiota que alcanzaba a ser algunas veces—. Pero la verdad es que es para invitarte a salir, papá me llamó hace unos minutos y quiere que nos veamos en un bar.

Miré a Robbie, quien no entendía nada, pero yo admitía el hecho de que me sorprendía saber que nuestro padre quería vernos en un bar. Desde que tenía uso de razón papá jamás había bebido alcohol, solía brindar en momentos importantes, solía decir que la vida era sencilla sin alcohol y que no necesitaba de ningún relajante de ese tipo, papá siempre nos dijo que tenía un solo riñón que cuidar, nunca supimos la causa de la pérdida del otro.

—Tengo que buscar que alguien cuide de Robert —solté.

—Oh —revolví el cabello de mi pequeño y le sonreí, me sentí muy feliz cuando él me mostró la sonrisa de dientes completos y arrugó su boca—, eso no es un problema, Emmaline está pasando la tarde con mamá en plan de chicas y le pedí que cuidara a Lili.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora