17.

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PROMESAS Y PÁNICO

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Había estado pensando que el tiempo pasaba demasiado rápido, mi embarazo había sido como un abrir y cerrar de ojos. En unas semanas sostendré a mis hijos en brazos y también cumpliré diecinueve años, era increíble como todo podía cambiar en tan solo un año.

Debajo de mis ojos había ojeras demasiado notorias, y estaba cansada de fingir que se trataba del embarazo cuando lo único que no podía dejar de pensar era en el regreso de Xavier.

Podía recordar sus palabras día con día y el miedo que provocaba cuando se trataba de sus amenazas.

La noche en la que me encontró amenazó con regresar más veces, y ha cumplido con eso, ahora, siempre tengo miedo de encontrar una nota fuera de la ventana donde me pide que nos veamos. Y es aterrador tener que enfrentarlo cada vez, si él intentara hacer algo, si no cumplo con su amenaza, tengo miedo de no poder defenderme.


—Oh, Annie —dijo, con una sonrisa socarrona, mirando el dinero que le había entregado—. Me gusta mucho que te hayas involucrado con este niño rico.

—Elliot no es rico —protesté. Miré hacia atrás, esperando que el señor Robert no se diera cuenta de mi desaparición.

—Una buena zona en donde te tiene, además ya miré el auto que conduce. Creo que es de buena familia, siempre puedes decir que tu mami enferma necesita de ti y el mocoso no dudará en darte la vida entera.

Sentí un nudo en la garganta, quería gritarle y decirle que se fuera, pero no quería involucrar a nadie más en esto. Mi mamá no tenía por qué sufrir agresión por este bastardo.

—Creo que el dinero que te acabo de dar es suficiente para que me dejes en paz.

Negó con la cabeza y me miró, sus ojos tan oscuros y amenazantes me dieron la advertencia, pero antes de querer huir, me tomó del brazo con mucha fuerza.

—Escúchame muy bien, Annie, yo no me iré, y más te vale que el siguiente mes me tengas una buena cantidad, que tu madre no me sale barata, y espero que no demores mucho tiempo en salir porque yo mismo entraré y armaré todo un escándalo, y no creo que a tu suegra le agrade mucho la idea.

Tragué en seco, la sola mención de la señora Prescott me aterraba. Era ella quien no me quería dentro de su familia y saber el peligro que cargaba en mis hombros sería el pretexto perfecto para que ella cumpliera con su amenaza también.

—Solo vete —susurré.

—Dejaré una nota en tu ventana, espero que estés al pendiente, porque quiero más dinero, esta miseria apenas y me alcanza para unos días, pero creo que tendrás unas semanas para conseguir una cantidad suficiente para tu mami.

Cerré los ojos con fuerza y aguanté las ganas de vomitarle en la cara. Su olor a alcohol barato me provocaba nauseas, y su fuerza me lastimaba, era imposible poder huir de él.

Asentí lento, sintiendo como una lágrima resbalaba por mi mejilla, luego la limpió.

—No llores, Annie, no me gusta verte llorar, solo debes ser una niña obediente y hacer lo que te digo. ¿Vale?

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now