La chica de mis pesadillas [COMPLETA]

26. PARTE I

VIBRACIONES

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Cuando era niña mi padre siempre se sentaba en el porche de la casa y me leía un cuento, siempre me dijo que yo le recordaba a Alicia. Dijo que solo me hacía falta encontrar mi gran país de las maravillas, pero entonces veo hacia atrás y pienso que él lo era. No había encontrado nada parecido a eso hasta que conocí a Robert, sin embargo me habría gustado mucho que él conociera cual había sido mi país de las maravillas, ese maravilloso mundo perfecto que solo era mío. Ese amor instantáneo que sentí, ese miedo a su vez y como comencé a encontrar lo maravilloso en esos ojitos grises que me miraban con amor y confusión. Nunca había visto nada igual, ni siquiera pensé que ese momento llegaría cuando yo solo tendría diecinueve años. Aunque ahora que lo sé no me imagino ningún momento perfecto, supongo que Robert había llegado en el momento preciso, cuando yo no tenía nada más a lo que aferrarme, o cuando pensé que me quedaría completamente sola al no saber mucho de mi demás familia.

Con la muerte de mi padre mi mamá se alejó completamente de la familia al sentirse juzgada por los hombres con los que salía, no me quedó más remedio que quedarme a su lado y apoyarla, no sé ahora si eso fue lo correcto. Lo que sí sé es que no puedo arrepentirme de ello, ella me amó mucho antes de que todo esto sucediera, ella también se aferraba a mí cuando no sabía mucho sobre la maternidad y mi amor siempre fue sincero, el de ella también lo fue hacia mí. Justo ahora la extraño y pienso que tal vez no es su culpa, quiero justificar su partida diciéndome cientos de veces que la defraudé y por eso ella se sintió enojada conmigo, aunque descubra después que no fui yo la que amenazó y agredió, aunque luego descubra que no fui yo quien la traicionó. La amo y el dolor que causa en mí es tan doloroso como complicado. No puedo dejar de amarla.

—Ma-ma —Los balbuceos de Robert siempre me hacen sonreír y lo veo mientras él camina hasta mí con lo que parece un juguete de madera que le regaló su abuelo.

Mi pequeño está creciendo tan rápido y siento las palabras de Elliot resonar en mi mente, en como no debo dejar que el tiempo pase y solo tomar las riendas de mi vida de una vez por todas. Sé que será complicado, lo será y mucho porque esteré dejando más tiempo a mi hijo, solo serán unos días a la semana pero también sé que están a mi alrededor las personas en las que más confío. Su abuela, sus tíos y mis amigos.

La universidad es algo difícil, solo estuve tres semestres antes de abandonarla y fueron pesados. Tengo un trabajo estable gracias a Josette, tengo como sustentar la vida de mi hijo, pero también debo buscar la manera de tener un plan B, no siempre estaré ahí, ella tiene otros planes con Dave y no quiero que los frene por mí.

—Ma-ma.

Antes de siquiera ver lo que trama, el timbre suena y me asusta porque son pocas las personas que vienen a visitarme. Respiro hondo, sintiendo como mi corazón late con demasiada fuerza.

Desde que Xavier llegó a la casa del señor Wise de esa manera he tomado demasiado miedo al escuchar los timbres, en donde sea que esté es imposible no recordar esa noche. He estado en las consultas del doctor para Robert y cuando suena el timbre de entrada me pongo a temblar recordando, aunque esté en compañía de alguien más siento miedo porque esa noche yo no estaba sola. El recuerdo siempre me invade y pienso en lo que puso haber pasado de no ser por el señor Robert, eso me hace estar agradecida con él de una manera enorme. Pero ahora estoy sola con mi hijo.

Camino hasta la puerta de entrada asegurándome de que Robert está a salvo y por el pequeño orificio me fijo de quien se trata. Inmediatamente mi respiración se calma y puedo observar a una pelirroja bastante animada.