48.

974 111 38
                                    

OTRO PLAN 

• • •



De regreso a Phoenix el camino fue mucho más corto. Annalise había llorado la mayor parte y no podía encontrar las palabras para consolarla.

Más allá de hacerlo, me concentraba más en contener mi furia hacia el mal nacido que tenía a mi hijo como rehén.

Parpadeé y abrí los ojos con fuerza para tratar de espabilarme, necesitaba concentrarme en el camino, estaba demasiado cansado y no había dormido en toda la noche, pero necesitábamos regresar cuanto antes, porque había muchas cosas que hacer para dar con la dirección de Xavier.

Llamé a Dave, para vernos en el departamento de Anna y así poder hablar con los oficiales. Él me informó sobre que Emmaline ya sabía lo que estaba sucediendo y estaba demasiado angustiada, incluso Alec estaba con ellos.

Solo esperaba que Dave no enloqueciera.

Cuando estacionamos, el teléfono de Anna comenzó a sonar.

Ella me miró, con miedo y asentí, pidiéndole que lo pusiera en altavoz una vez que respondiera.

—¿Hola? —su voz tembló y sostuvo el teléfono cerca.

—Hola, dulzura... Me agrada siempre escuchar tu voz —Apreté las manos en el volante y asentí para que continuara.

—Xavier... por favor...

—Veo que te encuentras con el amor de tu vida ¿no es así?

Levanté la vista, alarmado y sintiendo el pulso a mil por hora. Estaba vigilándonos.

—Siento que estás demasiado ocupada ¿no, Annie? Tu hijo debe de ser un estorbo, estás con el primo y te revuelcas con él, o ya no sé si entendí muy bien la historia.

—Eres un...

—Cállate, niño —soltó, endureciendo la voz. Annalise me miró y asentí entendiendo eso como una advertencia.

—¿Qué quieres, Xavier?

Hubo un silencio y después una risa entre dientes.

—Deja que la policía quede fuera de esto, en primer lugar. No les digas nada y tú vas a obedecerme en lo que te pida.

Sentí nauseas cuando dijo lo último. Annalise había vivido con el temor de que ese hombre la tocara o bueno, cumpliera con su objetivo porque no entramos en esos detalles. Para tener ese miedo, es posible que ese hombre haya hecho cosas con ella que nunca hablará.

—¿Qué quieres? —repitió ella, ahogando el nudo que se formaba en su garganta.

Tragué en seco, esperando su respuesta.

—¿Qué te parece medio millón?

Abrí los ojos, anonadado por tal petición, el rostro de Annalise palideció y podía jurar que el mío también. Claro, tenía mis ahorros, era consciente de que recibí una parte del seguro que dejó papá, pero yo no tenía esa cantidad en mi cuenta bancaria y era imposible conseguirla lo más pronto posible.

—Bien —solté, decido. Más allá de solo ser yo, todos éramos una familia y posiblemente, con mi cuñado pintor millonario podía conseguir la cantidad.

Xavier se rio, ronco y con burla.

—No es todo, niño. Además, he seguido a tu familia durante mucho tiempo... Annalise, sin ofender, pero además de ti noté a cierta pelirroja que quiero. Es un cambio justo ¿no?

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now