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SACRIFICARSE

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—¿Es raro si te digo que aún amo a ese hombre? —Levanté una ceja, mirando a mi hermana, embelesada mirando al padre de su hija, a su aún esposo.

—No.

—A veces siento raro.

—¿Por qué?

—Porque siento que después de mucho tiempo aun lo seguiré haciendo, pasamos tantos meses separados y cuando lo volví a ver los sentimientos que creí muertos resultaron dormidos. Ahora esos sentimientos están más despiertos que nunca.

Sonreí.

—Decidiste ser la señora Evans por una razón, no encuentro raro que lo ames. Pues te diré que cuando aceptas ser la esposa de alguien es porque sabes que lo amarás toda la vida.

Mi hermana se giró para verme. A lo lejos mi hijo jugaba con Alec, este tenía a Geraldyn con él y le mostraba a mi hijo cómo su prima no era aún apta para jugar rudo.

—A veces pienso cómo es que papá no me dijo la verdad sobre Alec. La duda es muy grande.

Suspiré y metí las manos a los bolsillos del pantalón.

—No lo sé. ¿Lo dijo porque te protegía?

Asintió.

—La omisión de la verdad me dolió tanto, aun me siento un poco extraña ante eso, pero trato de trabajar en la confianza. ¿Sabes? Tengo este pensamiento de qué hubiera cambiado entre nosotros si él me hubiera dicho la verdad, así que posiblemente Geraldyn no existiera.

—Las cosas pasan por algo ¿no?

—Por loco que suene, es así. Amo a mi hija, cada día que pasa ese amor aumenta y sé que puedo ser mucho mejor persona que era antes. Ya no quiero ser la Emmaline que lo tuvo todo y después nada, porque no fue así. Solo me bastaba girar alrededor para darme cuenta que tenía a toda mi familia, sosteniéndome para que no me desmoronara en pedazos.

—¿Entonces? ¿Cuál es tu punto?

Ella cambió de pie para apoyarse y me sonrió.

—Quiero a Alec, y sé que la confianza es algo en lo que debemos trabajar. Pero lo perdoné, porque sé todo lo que pasó y porque el perdón es algo importante para soltar.

—No hablemos sobre soltar —advertí. Emmaline puso los ojos en blanco y me empujó.

Toda la familia se había reunido en casa de mamá, ella nos invitó a todos a pasar la tarde, como un domingo familiar. Ya había pasado más de una semana desde que le entregué su anillo a Annalise, claro, no hablamos del tema después de eso porque las cosas quedaron dichas.

Había tenido una conversación conmigo mismo, incluso lo escribí en un post-it, ahí puse todos los pros y contras sobre empezar el proceso legal. Tenía más pros, pero el contra era demasiado poderoso. Annalise no merecía perder los derechos totales de Robert, no podía hacerle eso porque no era yo, yo no podía dejarme cegar por mi enojo, por mis celos. Mi hijo no tenía derecho a perder a su madre, como yo tampoco tenía el derecho a quitársela.

De todas formas, podíamos establecer los acuerdos legalmente para que todo quede equitativo.

Ayudé a Dave a instalar un televisor nuevo, no cabía duda que mamá se había vuelto un poco loca en querer arreglar la casa. Pintó algunas paredes y nos dio el pretexto de que eso la mantenía ocupada, supongo que ella así era como mataba el tiempo para no pensar en él. Yo no la culpaba por querer hacerlo, ella estaba en su derecho de empezar de nuevo si quería hacerlo, pero si era sincero, era un poco molesta la idea de ella con alguien más o incluso lejos de todo lo que eran los recuerdos de papá.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now