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EL PASADO

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Miré desde la ventana de mi habitación como todo iba y venía, las luces parpadeaban en la noche e iluminaban el asfalto de la calle. Los autos pasaban y las personas que salían a correr después de una rutina de trabajo iban, algunos solos, absortos de lo que ocurría alrededor.

Llevaba todo el fin de semana en mi departamento, había dicho que necesitaba un poco de tiempo y gracias al cielo pude tenerlo. Nadie me había venido a visitar y agradecía eso también, no estaba listo para lidiar con nadie.

Mi hijo había llorado, aunque no entendía mucho de la situación, pero el tener que explicarle que su abuelo ya no iba a regresar lo dejó muy triste, me abrazó y me pidió que lo fuésemos a visitarlo al cielo. Lo sostuve y le expliqué que nosotros no podíamos ir ahí porque no podríamos regresar.

Revisé mi armario y busqué unos pantalones de chándal, tenía que darme un baño pronto, llevar el fin de semana dentro de mi departamento no me iba a llevar a ningún lado.

Los días anteriores habían sido pesados. Había sido tan abrumador todo, las personas todo el tiempo encima de ti, dándote las condolencias y no sabes cómo responder a más que solo un "gracias", los trámites, los tratos para acelerar el proceso y que el funeral fuese lo más pronto posible y como todos los parientes hablaban y atestaban los teléfonos conocidos para desde la distancia hacerse presentes. Fui quien se encargó de responder en nombre de la familia todas esas llamadas, no sabía cómo lo logré, pero lo hice.

Cuando fue el día del sepelio, traté de verme lo más calmado posible, aun abrumado y tratando de ser lo más diplomático que pudiera. Mi mamá estaba demasiado absorta y lloraba cuando regresaba a su realidad, Emma estaba quedándose con ella porque aun no podía estar cerca de Alec del todo, y mientras Josette cuidaba de su familia también se hacía cargo de hablar con el abogado de papá para que todo lo de él pasara a nombres de mamá.

Cuando finalizó todo, no lo sé, simplemente me quise quedar solo por lo menos un par de días.

Es extraña la manera en la que veo todo, siento que en cualquier momento despertaré de esta pesadilla y todo acabará. Pero la realidad es que no, sé que no, eso ya no cambiará ¿cierto? Claro que no.

Tomé una larga ducha esa mañana y me quedé esperando como el agua se llevara toda la tristeza que sentía, era tanta mi desesperación por querer sentirme como antes, como el papá alegre para Robbie, el bromista Elliot para Emma y Dave y el hijo que solo le daba dolores de cabeza a sus papás. Nadie merecía tener esta versión de mí en este momento. Me permití llorar unos cuantos minutos y que las lágrimas se perdieran en el agua de la ducha.

Una vez con los pantalones puestos y sin nada en la parte superior de mi cuerpo, caminé directo a la cocina para prepararme café, uno muy malo porque el café instantáneo de la cafetera que compre es horrible. En lo que salía, saqué de la nevera un paquete de salchichas y freí unas en un sartén. No era la mejor comida del año y probablemente Gordon Ramsay diría que esto es una mierda, pero ahora no quería nada con nadie.

Cuando estuve sentado en la barra, con mi café y comida, tomé mi teléfono para escuchar los mensajes de voz.

Un piiii.

«Elliot, soy Ian, te quería preguntar si querías ir a cenar por ahí, sé que no estás de humor, pero quiero que hagas algo para distraerte un rato, llámame cuando estés listo».

Otro piiii.

«Oye, hermano, el abogado de papá quiere que nos reunamos el lunes a las 8:00 de la mañana, quiere leer el testamento que dejó papá frente a mamá y los hijos. Te veo, cuídate».

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Where stories live. Discover now