09.

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FALSAS EXPECTATIVAS

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—¿Tienes idea de lo grande que es eso, hermano? —Ian estaba emocionado, tanto como yo.

Acabábamos de salir de la clase y justo antes de salir el profesor me detuvo para darme la noticia de que el traslado estaba aprobado y que su contacto en Chicago quería hacerme una entrevista a través de él para otorgarme el puesto como Subgerente, una cosa que estaba increíble porque apenas tenía veinte años, próximo a mis veintiuno.

—Tengo una idea demasiado grande sobre esto —respondí—. En serio es un cambio grande, pero quiero hacerlo, esto aumentaría mis créditos y estaría graduándome antes de lo esperado.

Cuando decidí que quería irme Chicago fue hace dos meses atrás, cuando se abrió la convocatoria, hablé con el profesor para poder mencionarle el por qué debería ser yo el elegido, y sin duda lo era.

—¿Te vas a llevar a tu mujercita? —la pregunta de Ian hizo que de inmediato frunciera el ceño. Para él hablar de Anna era demasiado cómico porque decía que no parecíamos amigos, siempre decía que éramos como novios en secreto, porque lo que respectaba a nuestro trato de solo sexo, no era solo sexo el que estaba involucrado.

Pero no, por mi parte siempre había sido claro con ella, siempre le había dicho que de mí no podía esperar más que la simple enseñanza del sexo, y claro que me demostró que aprendía rápido. Ahora Anna era toda una experta para mi gusto.

—Tengo que hablar con ella —le dije—. Ambos sabíamos que esto algún día iba a llegar a su final de todas formas.

—Me sorprende mucho que haya durado demasiado esto —comentó.

Bufé. Claro que yo también estaba sorprendido de que este pacto haya durado tantos meses. Pero lo cierto es que de alguna forma me sentía conectado con Anna, como si de verdad ella me entendiera en todas las formas, hablábamos de muchos temas relacionados con nuestras carreras y de verdad no me aburría, después de haber tenido sexo, antes o incluso mientras la penetraba hablábamos de cosas que nunca me enfadaban.

—Todo lo que comienza se termina —concluí.

—¡Vamos, Elliot! Estoy un noventa por ciento seguro que Anna no solo te gusta para coger, sabes que te gusta de otras formas.

—Me gusta, sí. Pero no me gusta lo suficiente como para rechazar la oportunidad de irme a Chicago.

Ian asintió y después de eso cambió por completo la conversación diciéndome que estaba enamorado de alguien más, como si eso fuese cierto fingí creerle.

Así que después de ese largo día cambié mis cosas por completo y salí ese fin de semana a casa de mis padres.

Dave me había propuesto pasar un día completo en su casa, junto con nuestra hermana y un amigo suyo. Acepté porque después de eso hablaría con Anna entrando el lunes siguiente.

Cuando supe que Alec Evans estaba en la casa de mi hermano no pude evitar alegrarme, con ese chico yo ya había salido antes, cuando traíamos a Dave arrastrando de un bar, y es que fue demasiado gracioso porque el idiota consiguió que una de las meseras accediera a venderme alcohol.

—Esto de jugar fútbol con ustedes es demasiado cansado —admitió Alec.

—No puedes con nosotros, Evans —dije.

Y claro que no podía, entre los tres habíamos improvisado un partido de fútbol, porque no teníamos nada más que hacer, y es que después de haber preparado un asado teníamos que hacer un poco de ejercicio los tres.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora