19.

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COBARDE

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Terminé de ver las cosas que estaban en el expediente de la policía, no encontraba ninguna lógica de lo que estaba escrito en el reporte. No había ninguna declaración de los vecinos, ninguno de ellos miró al hombre que los atacó y me sentía exasperado porque no me quedaría tranquilo hasta saber que ese hombre estaba en la cárcel y no lastimaría más a mi familia. Supongo que ahora no me quedaba más, tenía que esperar a que el abuelo o Anna despertaran para que rindieran su declaración a la policía. 

Cuando comencé a leer el expediente, sentí que había algo más que solo un asalto. El agente dijo que podía ser que alguien estaba en el vecindario, y que llevaba días observando las casas, entonces encontró la casa del abuelo como un lugar vulnerable. Pero me negaba a esa hipótesis, no podía ser así, porque entonces no esperarían hasta después que yo me marchara. Pude haber regresado, y el atentado solo fue minutos después de que yo me fuera, yo prácticamente vivía ahí, pasaba la mayor parte del día en esa casa y a veces dormía ahí.

Solté un bufido y despedí al agente de investigación, ahora solo quedaba esperar más noticias, solo quedaba saber qué sucedería con el caso. Mientras tanto yo debía seguir esperando que Anna despertara, me había autorizado hace unas horas conocer a mis hijos, pero no quería hacerlo sin ella. 

Las horas habían pasado lentas y cuando el sol salió, no tuve cabeza para seguir esperando más, tenía que averiguar del caso, al menos por mi cuenta, aunque me fuese imposible dar con culpables por ahora. 

—Te traje café —dijo Dave, extendiendo un vaso térmico hacia mí y lo tomé sin decir más. Aunque el café del hospital fuera el más horrible, tenía que mantenerme despierto por al menos unas horas más—. Conocí a los nuevos Prescott. 

Alcé la comisura de mi boca. 

—Supongo que son lo más pequeño que has visto. 

—Me recordaron tanto a Lili. —Mi hermano se sentó en una de las sillas de la sala y me acerqué a él, sentándome también—. Cuando Lili nació también lo hizo como una bebé débil, recuerda eso. Y mira, no deja de ser la bebé más alegre del mundo. 

—¿Crees que ambos estarán bien? 

—Lo creo, hermano. Sabemos que las situaciones son distintas, pero Anna es fuerte y está resistiendo por sus hijos. Es una chica fuerte que es capaz de patear el culo de cualquiera. 

—Nunca me voy a perdonar lo que le hice cuando me enteré que estaba embarazada. Nunca me lo van a perdonar mis hijos. 

—Hey, Elliot, deja de autocompadecerte. Eso no va resolver lo que hiciste en el pasado, lo mejor que puedes hacer es resolver lo que tienes y asegurarte de tener un buen futuro. 

Sentí el típico apretón emocional en el hombro, y me relajé unos minutos antes de ver a una mujer de cabello castaño y largo entrar a la sala, parecía demasiado relajada, incluso me asusté un poco más porque al verla así, con esas expresiones iguales a las de Anna. Con su largo cabello, sus ojos expresivos, y su nariz casi perfectamente afilada, con su piel tenía un toque bronceado, pero se notaba que las marcas que había en debajo de su ojos que mostraban lo pálida que su piel era en realidad, su toque bronceado no ocultaba para nada las marcas oscuras debajo de sus ojos y mu mentón marcado solo mostraba lo joven que ella era, que no se comparaba para nada en lo que sus ojos expresaban: cansancio. 

Supuse de enseguida que se trataba de mi casi suegra.

Alguien más venía con ella detrás, un hombre alto, demasiado corpulento que intimidaba. Su expresión era casi tan neutra como la de ella, miraba alrededor, como si intentara buscar algo. Sus ojos oscuros y su cabello cobrizo me hicieron fruncir el ceño.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora