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MÁS SABE EL DIABLO POR...

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Unto mermelada de frambuesa a mi pan tostado y observo como Josette hace una mezcla extraña entre mantequilla de maní y pepinillos que me revuelve el estómago de solo ver cómo muerde su tostada.

—Los antojos de embarazada son lo más asqueroso que he visto —murmuré.

—Es mi primer embarazo —soltó ella, masticando muy a gusto su comida—, no te puedo decir con certeza que esto es raro para mí porque adoro los experimentos de comida y amo la comida en general.

Bebí de mi taza con café y asentí lentamente, dejando mi tostada de lado porque se me quitaron las ganas de seguir probando cosas nuevas.

—¿Ya se me nota? —preguntó Josette, mirándonos a ambas.

Heather también estaba acompañándonos, ella elevó las cejas y observó a Jo con una sonrisa.

—Ese bebé ya se nota demasiado, me alegra que después de tu corta luna de miel vengas mucho más animada.

—Gracias —Se tocó el vientre.

—¿Cuántas semanas tienes? —le pregunté.

—Voy a entrar a mi tercer trimestre dentro de una semana, ¡eso es genial! Porque por fin puedo sentirlo.

—O sentirla —apunté.

Sonrió.

—Dave no quiere saber el sexo, y yo tampoco si te soy honesta. Además, él no deja de ponerse un poco paranoico sobre el tema del parto.

—Me imagino que es normal ¿no? Los Prescott no tienen muy buena experiencia en partos.

Negó con la cabeza.

—Piensa que puede haber alguna complicación de último momento y que tendrá que decidir entre ambas vidas. Yo le digo que no debe preocuparse por eso, ya sabes, he estado cuidándome mucho y hago ejercicio para mis caderas y que este bebé salga como si se deslizara por un tobogán.

Me reí y ella también lo hizo. Estaba claro que las cosas eran un poco complicadas entre la familia. Con la enfermedad de Daniel había días que todos decaían, incluyéndome, porque le había tomado cariño al papá de Elliot, siempre fue un papá comprensivo y sensible, nunca fue malo con nadie, o al menos no lo fue conmigo.

Los días buenos se disfrutaban.

—No es fácil para Dave —dije.

Josette asintió y se tocó el vientre, sonreí.

—Este pequeño se mueve mucho, el otro día me dejó sin aliento.

Heather bebió de su café y aunque nos observaba en silencio, sabía que había algo que quería compartirnos. Algo estaba pasando con ella.

—¿Quieres decirnos algo? —le pregunté. Ella negó con la cabeza y se incorporó en el asiento.

—Claro que sí, te ves rara.

—No, estoy bien. De hecho estaba anotando unos consejos para cuando me embarace.

Fruncí el ceño.

—No es como si planearas hacerlo ya.

—Por supuesto que no, solo era un decir. —Asentí y la observé mientras bebía café—. La verdad es que no estoy bien, sé que lastimé a Ian, pero no quiero que todos me vean como "la persona que lastimó a Ian". No sé, siento el resentimiento de las personas hacia mí.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora