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NO HAY SOLUCIÓN

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Canción: Wasted On You — Morgan Wallen






Después de mi trabajo, conduje directo hasta casa. Había pensado muchas de las formas en las que hablaría con Anna y mi familia sobre mi decisión y lo que estaba dispuesto a hacer. Pero la solución recaía en los mismo. Cuando estacioné mi auto, tomé de la guantera la carta que me entregaron esta mañana de papá, aun me daba miedo leerla, porque pensaba que no soportaría lo que él pensó de mí en sus últimos momentos. Eché la carta en mi bolsillo del pantalón y caminé con pereza a mi departamento.

En la entrada, vi como una silueta estaba sentada sobre el suelo y ahí se encontraba ella, no traía a Robbie, estaba sola y suspiré, cansado.

Ella se levantó del suelo en donde me estaba esperando, se cruzó de brazos y me sonrió débilmente.

—Acababa de sentarme y pensé que llegarías más tarde.

—Fue un día largo, pero no tenía planeado salir a ningún lado —le dije.

—Oh, en ese caso... solo quería saber cómo estabas.

—Anna, estoy bien. De no ser así, ya lo sabrías. Pero gracias por preocuparte.

Asintió y frunció el ceño, inspiró profundo y me miró a los ojos. Llevaba ropa casual, cuando ella se vestía despreocupada y solo con unos jeans y camisa con estampado de alguna tienda o campamento al que había asistido lo encontraba atractivo.

Relajé mis facciones y dejé caer mis hombros. Debía ser menos duro con ella, aunque después de todo, sé que sigo herido por su rechazo.

—Quería hablar contigo de algo importante.

Sentí el peso de sus palabras y recordé que la última vez que hablamos de verdad había sido antes del fallecimiento de papá. Ella se había quedado conmigo ese día, ayudándome hasta que tuve que hacerle frente a la realidad.

También estaba mi nueva decisión. Ser parte de un negocio hotelero como el que el señor Abrahams me acababa de proponer era una oportunidad que no se pensaba ni siquiera dos veces antes de aceptarla.

—También tengo que hablar contigo de algo importante —solté.

Tomé las llaves entre mis manos y quité los seguros para abrir la puerta, le hice un ademán a Anna para que entrara primero que yo y ella lo hizo.

Anna no era una extraña en mi departamento, iba y venía dentro con confianza, pero esta vez ella se sentía diferente, como si estuviera cohibida.

—Lamentó lo de la última vez —le dije—. Sabes que soy un poco impulsivo y no pensé que de verdad lo tomaras a mal.

Ella me sonrió y se acercó a mí para tomarme el brazo.

—Está bien, Elliot. Yo no sé con certeza cómo te sentías en ese momento, pero trato de entenderte.

—Era la verdad.

—Lo sé. —Miró hacia el suelo unos segundos y esperé a que me mirara de nuevo, lo hizo.

Sin embargo, apartó la mirada y se alejó un poco.

Tragué saliva y me armé de valor, tenía que decirle lo que había decidido. Sería difícil de asimilarlo para ambos, pero era lo mejor. Tenía que alejarme de ella.

Robbie era el menos culpable, sabía que me necesitaba. Pero lo que también sé es que si mi hijo tiene dos padres que se quedan juntos, llegará el punto donde querrán matarse porque no podrán soportarse nunca más. Él merecía dos padres que lo amaran sin problemas de por medio. Era una sola lucha, una vez resuelto los planes que tenía, todo quedaría establecido.

La chica de mis pesadillas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora